cuando te prometen una gran novela
Días atrás acabé una novela de la que me
esperaba asistir a la Experiencia.
Pues bien, asistí a la experiencia, pero en minúscula.
No solo la tenía en el radar por las
excelentes reseñas que venía recibiendo, sino también porque me fue recomendada
por algunos lectores en quienes confío, además, y si en caso no lo he dicho ya
aunque varias muestras de ello he brindado en el tiempo que llevo escribiendo
sobre libros, tengo una predilección especial, digamos enfermiza, por las
novelas de largo aliento. Nada más lejano de mí que el susto que enfrentarme a
una novela de dimensiones que sobrepasan el medio millar de páginas.
En parte estoy de acuerdo con la
valoración que viene generando la novela Ciudad
en llamas de Garth Risk Hallberg. La recomiendo porque es una muy buena
novela debut, que le augura a su autor un futuro no más que promisorio. Sin
embargo, comencé a alterarme una vez pasada la mitad de la narración, a razón
de una constante recurrencia a hacia los ejes temáticos (en este caso
múltiples), que en lugar de potenciar la narración, la resentían en su impacto,
en la administración de sus recursos. Bien sabemos que una novela de largo
aliento no es ajena a su ripio, a sus inevitables zonas oscuras, que permiten
descansar lo que se cuenta y de esta
manera volver a coger el nervio narrativo. Sin embargo, GRH desdeña el ripio y
se presta a un juego de perfección formal y estilística que no solo resta
(indiquemos que al llegar a estas reiteraciones el lector ya está metido en la
novela, lector que tendría que abandonar la lectura a causa de una fuerza
mayor, a saber, un castigo de la naturaleza). Además, esta situación nos hace
barajar algunas especulaciones extraliterarias sobre cómo es posible que se nos
venda o prometa una gran novela cuando esta no es más que muy buena. En otras
palabras: se nos entrega un producto, no un buen libro que hubiera sido un
librazo de haber pasado por la poda. Ese es el caso de CELL.
Una novela como CELL es hija de la tradición novelística norteamericana. Mas su
venta como gran novela, obra maestra, es producto de la mercadotecnia
editorial, manejada por un agente literario que ha hecho muy bien su trabajo.
Además, promocionar a un autor debutante (siempre y cuando sea talentoso) y su
novela (lo básico, que sea buena) de poco más de mil páginas (he allí la
gracia), solo se lo puede permitir una industria editorial como la gringa,
generando una fuerza promocional que solo conoce saludos y entreguismo
valorativo, como también se ha visto en sus cantadas traducciones. En este
sentido, la crítica en español ha hecho muy poco, o casi nada, contra una
novela que, sin su trabajada promoción, no sería lo que se nos presenta.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal