biografía de un rebelde
Volví a leer Rebelde sin pausa (Altazor) de Paco Moreno.
Lo recomiendo, en especial a todos los
periodistas cuajados y en ciernes, porque en estas páginas se nos relata la
vida y trayectoria del mayor periodista peruano en actividad: César Lévano.
Estamos ante una entrevista biográfica
que intenta poner en primer plano la épica vital de Lévano, una épica por demás
marcada por el esfuerzo, la convicción y una apuesta férrea por la verdad. A
medida que vamos conociendo a Lévano, nos preguntamos por qué las nuevas
generaciones de periodistas no lo conocen, es decir, nos referimos a un
conocimiento que vaya más allá de lo nominal. En realidad, la vida de Lévano
resulta ejemplar, no solo por la superación de las carencias que tuvo que
sortear desde niño y la formación intelectual que por cuenta propia llevó a
cabo, bajo un genuino afán de conocimiento, pero en el sentido de lo que
Octavio Paz llamaba la sabiduría generosa, aquella que comparte, y vaya que
Lévano sigue compartiendo sabiduría, he allí una de las razones que le permite
ser testigo de lo que pocos: tener seguidores que lo admiran.
De niño, canillita, que en una nefasta
mañana fue atropellado por un militar. A causa de este accidente se le tuvo que
amputar la pierna izquierda. Además, desde muy joven nutrió un compromiso
social que lo llevó a ser un incómodo activista político, por lo que pasó más de
una vez por las cárceles. Este compromiso político de izquierda tuvo una
consecuencia inmediata: su presencia en el periodismo, en el que destacó por su
acervo cultural, a saber, Lévano domina cuatro idiomas que aprendió a punta de
ganas, y mucho estudio, sin pasar por aula alguna.
Pues bien, lo que resalta en estas
páginas es la entereza moral de Lévano. Jamás se prestó a ser comprado o
alquilado como periodista. Como hombre de prensa consciente de su oficio, sabe
que la opinión propia, así esté o no equivocado, es un privilegio. En este
sentido, esta entrevista biográfica calza con el contexto actual en el que no
pocos hombres de prensa de larga trayectoria han visto mancilladas sus
trayectorias a causa de haber hipotecado su opinión a los mejores postores.
Pensemos en la maligna radiación del caso Odebrecht, que no solo se limita a los
sucesos ya conocidos, sino también a hombres de prensa que jugaron en pared con
la constructora con el objetivo de mejorar su calidad de vida, traicionando de
esta manera las piedras angulares que dignifican a este oficio. Por eso, la
lectura de este libro se hace necesaria en estos tiempos en los que el
ejercicio del periodismo parece haberse convertido en una práctica empresarial.
Como ya señalamos, recomendamos esta lectura, pero también consideramos que Rebelde sin pausa es
solo el prólogo de un proyecto mayor. Además, debemos indicar que hizo falta un
mejor trabajo de edición. En su brevedad, la narración peca de reiterativa en
más de un tramo. Por otro lado, nos queda la sensación de que los capítulos debieron
desarrollarse con más ambición. La biografía de Lévano demanda ambición
discursiva y eso es lo que extrañamos en esta publicación.
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