sábado, junio 03, 2017

dietario con trama

Quizá estemos ante una de las novelas en español más divertidas y a la vez críticas del presente siglo. Una novela que llega en el momento preciso, dispuesta a diferenciar a los que escriben de los escritores. Claro, nos referimos a su dimensión moral, pero bien sabemos que esta dimensión no sería nada si no descansara en lo que importa en estas lides: la contundencia literaria que la conduce.
Acabada la lectura de Mac y su contratiempo (Seix Barral, 2017), no dudamos en ubicar la novela entre los mejores títulos del escritor español Enrique Vila-Matas. Como sabemos, el catalán es dueño de una obra con varios títulos que pueden fungir de puertas de entrada para los lectores que aún no lo leen, del mismo modo como dosis recurrentes para sus no pocos seguidores.
¿Pero qué hay en Mac? ¿Por qué la novela despierta tanto entusiasmo?
Para empezar, nos enfrentamos a una novela compleja, con personajes configurados en la marca de la casa y con un argumento laberíntico en sus temas. Hasta aquí, no hay nada extraño, la complejidad es lo que identifica a nuestro autor, que no duda en llevar el humor, la ironía y la inteligencia a la cima, pero a diferencia de anteriores trabajos de ficción, hallamos ahora recargadas e iluminadas cuotas de crítica.
Mac es un abogado que acaba de perder su trabajo. Es un desempleado. Carmen, su esposa, trabaja en una mueblería. Carmen lo quiere, pero también lo soporta, ahora más puesto que Mac emprenderá la escritura de un dietario, uno que no aspira a la publicación, sino que le permitirá descubrirse en la experiencia de la escritura. Gracias a la libertad discursiva que permite el registro del diario, el lector descubrirá que Mac es un lector voraz. Mac vive en el Coyote, barrio barcelonés en el que también reside Ander Sánchez, un famoso escritor que siempre pasa de largo cada vez que intenta saludarlo. Sin embargo, cierta tarde, Mac se encuentra en La Súbita, la única librería del barrio, y también su espacio favorito a causa de la librera Ana Turner. Pero Turner no solo es el amor platónico de Mac, es también la obsesión de Sánchez, que llega y saluda a Mac y no demora en querer impresionar a la librera. Como todo escritor ególatra, Sánchez habla del éxito de sus libros, mas no se muestra muy entusiasmado con una novela de juventud de corte experimental, llamada Walter y su contratiempo.
Entonces, el diario que Mac viene escribiendo adquiere otra dimensión, porque no solo releerá aquel libro de Sánchez, sino que lo reescribirá. La actitud de Mac es la metáfora de la libertad de la escritura y somos testigos de ello en esta novela en donde se funden de manera transparente la novela/trama y el dietario. Es decir: un dietario con trama. En su curso no percibimos la diferencia de los registros y somos de actuantes y hasta cómplices de su estilo risueño. El lector se entrega a este concierto de la escritura, que podemos interpretar como un tributo a la tradición del cuento. Aquí no cesan las referencias a los grandes cuentistas clásicos y contemporáneos, expuestas con seriedad e ironía por Mac. En este sentido, hallamos en Mac una postura política del autor en cuanto a la fuerza literaria del cuento, además, no resulta gratuito que su protagonista se declare amante de la poesía, hermana del cuento. Sin embargo, el elogio de la brevedad no es lo único que identifica a nuestro protagonista, a saber, sus puntos de vista en cuanto la elasticidad del lenguaje los relaciona con la tradición de las distancias largas, por ello, los guiños a La cartuja de Parma de Stendhal y a los maestros lisérgicos de la dificultad como William Gaddis, complementan su cátedra sobre el cuento, y su natural extensión, el episodio. Pero el amigo Mac es también un esforzado combatiente contra la mediocridad cotidiana, muy bien representada en espantosos personajes como Julio y el sobrino odiador/hater de Sánchez, sensibilidades con el que no pocos payasines de cualquier mundillo literario se sentirán plenamente identificados y servidos.
Mediante Mac ingresamos a una dimensión que acrisola múltiples dimensiones sobre la lectura de la narrativa. Asistimos a un evidente magisterio del autor, cuyo personaje debería ser asumido como un símbolo del análisis creativo. La estrategia formal no pudo ser mejor pensada y desde ya se erige como paradigma que tendría que salvar a la narrativa actual de su orgullosa falta de riesgo discursivo. Escribir sobre seguro no conduce a ningún lado.

… 

En SB

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