soluciones
Lo peor que le puede pasar a uno es
cruzar la ciudad en hora punta. Por lo general, evito esa experiencia, y la
evito desde hace más de seis años. Sin embargo, ayer estuve muy metido en un
texto que no calculé bien el tiempo que debía tomar para ir en calma a San
Miguel, en donde tendría una reunión con un literato cascarrabias, al que
aprecio mucho y trato de evadir, pero ayer hice una excepción porque luego de
la reunión con este amargado de la vida, fui a Cineplanet a ver Get Out, película de la que varios
amigos me estaban hablando muy bien. En Cineplanet San Miguel es el único lugar
en Lima en que aún la pasan y todo indica que esta será su última semana en
cartelera.
El viaje en taxi me demandó cerca de una
hora y cuarto, a cuenta del tráfico, pero condimentada con la estupidez de los
choferes y la majadería del taxista que me tocó. Estos elementos hicieron
insoportable el trayecto, en el que, en principio, pensé releer fragmentos de
un cuentario de Bonilla. Pude sobrevivir gracias a la conversa de chat de
Facebook con Martha, a quien le contaba mis inevitables pesares en esta gran
ciudad. Ella vive en una ciudad de no más de medio millón de personas, dato,
que en su sola esencia, me resulta paradisiaco. Sin embargo, y más allá de las frenadas
y pisadas del viejo majadero, no deja de sorprenderme el cambio urbanístico de
la ciudad, pero me refiero al cambio inalterable, a la arquitectura que
sobrevive al mal gusto de las empresas inmobiliarias, cuya política de cemento
aún sigue presente y a la que mucho peruano con dinero pero sin nivel cultural
anhela pertenecer.
Me puse a pensar en lo que necesitaría
esta ciudad como solución. Entonces, recordé que escribí sobre La ciudad como utopía, magnífico trabajo
editorial de Alejandro Susti, en donde reúne los artículos periodísticos de
Sebastián Salazar Bondy sobre Lima. Habría, pues, que volver a los que saben y
dejar de prestar atención a los actuales vendedores de sebo de culebra. La
solución está en los que pensaron esta ciudad bajo el ánimo de la buena
voluntad.
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