maravillosa izquierda
Mientras doy cuenta de un jugo de
naranja y una rica taza de café, leo los diarios locales.
Vergüenza, esa es la palabra que califica
la situación de Ollanta Humala y Nadine Heredia, para quienes la fiscalía ha
pedido prisión preventiva por lavado de activos. Eso, para empezar, porque
habrá otro proceso por violación de derechos humanos, por los que Humala tendrá
que responder en otrora rol de “Capitán Carlos”. Los cuerpos están apareciendo
y hablan desde el más allá.
Aunque no quiera, tengo que abordar el
tema con mis amigas y amigos de izquierda, a los que reconozco su compromiso,
mas cómo justificar este eclipse ético. Más de una vez lo he dicho en este
espacio: me cuesta entender el apoyo de la izquierda a un cachaco violador de
derechos humanos. En otras palabras: un apoyo a alguien que representaba lo que
siempre ha criticado.
Como el chupo explotó, ahora más de uno
quiere zafar cuerpo, hablando del indulto a Fujimori, del poco carácter de PPK,
de la reunión entre PPK y Keiko… En fin, todos los temas sirven de útiles
barajos para los berrinchosos especímenes de la zurda, los reyes de la milonga
indignada en las redes sociales. De algunos de ellos, me ocuparé después.
Y como también lo señalé, ante este
desastre moral de la izquierda, no solo hace falta la unión de esta que propone
el maestro César Lévano, sino que debe partir de una autocrítica por la
traición de sus principios. No ha sido pues moco de pavo el incondicional apoyo
a Humala. Los líderes de la izquierda sabían de sus crímenes en Madre Mía, pero
los pasaron por alto. Como nunca antes estaba ante la posibilidad de ser
gobierno y había que jugársela por el todo o nada. Ahora vemos los maravillosos
resultados.
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