miércoles, julio 12, 2017

maravillosa izquierda

Mientras doy cuenta de un jugo de naranja y una rica taza de café, leo los diarios locales.
Vergüenza, esa es la palabra que califica la situación de Ollanta Humala y Nadine Heredia, para quienes la fiscalía ha pedido prisión preventiva por lavado de activos. Eso, para empezar, porque habrá otro proceso por violación de derechos humanos, por los que Humala tendrá que responder en otrora rol de “Capitán Carlos”. Los cuerpos están apareciendo y hablan desde el más allá.
Aunque no quiera, tengo que abordar el tema con mis amigas y amigos de izquierda, a los que reconozco su compromiso, mas cómo justificar este eclipse ético. Más de una vez lo he dicho en este espacio: me cuesta entender el apoyo de la izquierda a un cachaco violador de derechos humanos. En otras palabras: un apoyo a alguien que representaba lo que siempre ha criticado.
Como el chupo explotó, ahora más de uno quiere zafar cuerpo, hablando del indulto a Fujimori, del poco carácter de PPK, de la reunión entre PPK y Keiko… En fin, todos los temas sirven de útiles barajos para los berrinchosos especímenes de la zurda, los reyes de la milonga indignada en las redes sociales. De algunos de ellos, me ocuparé después. 
Y como también lo señalé, ante este desastre moral de la izquierda, no solo hace falta la unión de esta que propone el maestro César Lévano, sino que debe partir de una autocrítica por la traición de sus principios. No ha sido pues moco de pavo el incondicional apoyo a Humala. Los líderes de la izquierda sabían de sus crímenes en Madre Mía, pero los pasaron por alto. Como nunca antes estaba ante la posibilidad de ser gobierno y había que jugársela por el todo o nada. Ahora vemos los maravillosos resultados.

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