clausura
Por medio de la columna de Mirko Lauer
en La República, me entero de la destitución del periodista y escritor Raúl
Tola de la agregaduría cultural en España.
Como bien señala Lauer, quizá Tola pudo
ser un buen agregado cultural, además, en su momento hemos tenido a Ribeyro y
Zavaleta en estas funciones diplomáticas. Si la memoria inmediata no me falla,
recuerdo saludos y críticas en esta designación, en especial los señalamientos,
algo tan común en el circuito literario, en el que vemos a escritores capaces
de todo con tal de beneficiarse de los favores políticos (pienso en las
zalamerías que gozan los argolleros burocráticos del Ministerio de Cultura).
Pues bien, si hacemos un repaso periodístico de la trayectoria de Tola, notamos
en ella una coherencia en cuanto al asunto del fujimorismo. Desde esta
trinchera, saludo esa coherencia.
Por otra parte, hablamos también de un
asunto menor, porque referirnos a la cultura en este país, en cómo es percibida
por la clase política y la gran mayoría de la población, nos lleva a la triste
realidad de asumirla así. Pero también estamos ante una señal preocupante,
porque las presiones políticas en cuanto a esta designación, nos brindan una
idea de la cacería política que está dispuesta a realizar el fujimorismo contra
toda persona que consideren incómoda/enemiga. Pero tengamos en cuenta que lo
ocurrido con Tola es solo un renglón del capítulo que ya está escribiendo el
fujimorismo.
Bien sabe el lector informado, la
bancada naranja viene haciendo lo que le viene en gana en el Congreso, actitud
que se refuerza con los desaciertos del gobierno de PPK –al que más de un
idiota anhela su fracaso (vacancia)–, que guste o no, es el único poder
institucional con el que contamos para cuidar no solo el orden democrático,
sino también las pocas reservas morales que nos quedan como país.
A pocos meses del nuevo gobierno, hubo
un fuerte rumor en la población antifujimorista sobre la pertinencia de cerrar
o no el Congreso. Para nuestra “felicidad”, los hechos siguen testimoniando la gracia
naranja: hacerse fuerte por medio de la destrucción política y económica del
país. Por ello, esta población antifujimorista tendría que empezar a barajar la
idea (construir el discurso) de una
posible clausura congresal. No queda otra, así se piense en que la situación podría
cambiar, el ganado naranja tiene muy clara su misión. Solo hace falta leer un
poco, como revisar la Constitución, que para este tipo de conspiraciones ofrece
la salida si la estabilidad democrática corre peligro.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal