¿perdonar y pasar la página?
Tenía planeado salir, o mejor dicho,
estaba comprometido a hacerlo. Una caminata por La Punta y un almuerzo marino
era la promesa, que terminé quebrando a razón de una ineludible maratón de Mad Max en Max Prime.
Volver a estas cuatro películas de
George Miller fue un gran comienzo de año. Además se dio inicio a mis promesas
por cumplir en el verano, en el que repasaré cerca de 200 películas, a razón de
dos por día. Claro, este régimen no tendría sentido sin la disciplina que la
sustenta y, en especial, él ánimo más relajado puesto que me encuentro en la
etapa final de un libro que vengo editando.
La maratón comenzó a las 2 de la tarde y
a las 8 de la noche acababa con Mad Max:
Fury Road, que habré visto más de una decena de veces, siendo la última
hace no más de un par de semanas. Por esa razón, la vi sin ver, carente de la
atención que sí merecieron las películas precedentes. Debido a ello, aproveché
para ponerme al día con algunos artículos de realidad nacional, pero también
para ser testigo, una vez más, del privilegio que tenemos los lectores con
tantos maravillosos opinólogos. En este sentido, uno no puede mantenerse al
margen cuando hallas una entrevista al sociólogo Hugo Neira en El Comercio.
A Neira se le admira, de su bibliografía
recomiendo Hacia la tercera mitad. Perú
XVI – XX, del mismo modo el clásico Cuzco:
tierra y muerte. Así es como tenemos que apreciar a este intelectual, en la
dimensión de sus libros, no en la parcela acomodaticia de sus opiniones en
entrevistas, en las que viene patinando como si fuera un primerizo.
Nadie está en contra de la
reconciliación. Sobre este punto surgido tras el indulto a Fujimori somos
partícipes de más de una postura, siendo la ignorancia la base conducente de
estas. Prefiero asumir el contexto de esa forma, de lo contrario pensaría en otra
esencia de nuestro discurso nacional: la conchudez condimentada con insensibilidad.
Sorprende ver cómo ha venido torciéndose la mirada social de Neira,
prácticamente nos dice que hay que perdonar porque no nos queda otra, que el
progreso económico yace en pasar la página. No tiene en cuenta que la
reconciliación y el perdón están divorciados de los negociados y mentiras, con
mayor razón cuando el responsable del indulto a Fujimori se mostró como un amoral
al que no le importó, precisamente, el daño moral que le inyectó al país. Ni
los que están en contra del indulto, ni los que están a favor de este, pueden
estar de acuerdo en la manera en que este se dio. Ese amoral es un estadista
para Neira.
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