viernes, diciembre 29, 2017

sin liderazgo

Son muchas las sensaciones que dejó la marcha de ayer jueves 28. Entre lo que puedo destacar: 1) la vigencia del antifujimorismo, que con un poco más de orden, llegará a convertirse en la peor pesadilla del presidente Kuczynski. Se lo tiene merecido, por traidor, mentiroso y endeble de carácter. Y 2) la carencia de un líder político que unifique el discurso de la población airada e inconforme a razón del indulto.
Imposible no pensar en los potenciales candidatos a hacer suya esta desazón de millones de peruanos. Sin embargo, así apliquemos el arte del buenagentismo, no hallamos a nadie que cumpla con los requisitos básicos, el principal de ellos: que esté libre de señalamientos morales, éticos y políticos.
La izquierda, por ejemplo, se ha petardeado sola, así esta intente erigirse como la reserva moral en estos tiempos aciagos. Ni hablar de la derecha, que no espero nada de la que vemos en medios, a menos que se despierte y se comprometa a sus mujeres y hombres, es decir, esa otra derecha pensante y de buena voluntad, que la hay.
¿Un independiente?, me preguntó anoche la esposa de un amigo. Inquietud que se responde con otra pregunta: ¿quién sería capaz de unificar en discurso tanta rabia expuesta y que tenga la suficiente fuerza emocional para resistir los inminentes embates que sufrirá como visible imagen de oposición? 
Conozco a muchos que anhelan hacer carrera política. Todos tenemos amistades y conocidos que llevan años cimentando el terreno para ese fin. La mayoría se muestra valiente en el verbo, duchos en el análisis y la argumentación. Pero tanta belleza no es suficiente cuando el contexto apura el plan de consolidación, suerte de hoja de ruta a largo plazo. Lo estoy viendo ahora, mucho floro para poca acción. Tampoco sugiero que se haga un llamado a cercar la ciudad, pero uno espera alguna señal de humo, no importa su procedencia.

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