sin liderazgo
Son muchas las sensaciones que dejó la
marcha de ayer jueves 28. Entre lo que puedo destacar: 1) la vigencia del
antifujimorismo, que con un poco más de orden, llegará a convertirse en la peor
pesadilla del presidente Kuczynski. Se lo tiene merecido, por traidor,
mentiroso y endeble de carácter. Y 2) la carencia de un líder político que
unifique el discurso de la población airada e inconforme a razón del indulto.
Imposible no pensar en los potenciales
candidatos a hacer suya esta desazón de millones de peruanos. Sin embargo, así
apliquemos el arte del buenagentismo, no hallamos a nadie que cumpla con los
requisitos básicos, el principal de ellos: que esté libre de señalamientos
morales, éticos y políticos.
La izquierda, por ejemplo, se ha
petardeado sola, así esta intente erigirse como la reserva moral en estos tiempos
aciagos. Ni hablar de la derecha, que no espero nada de la que vemos en medios,
a menos que se despierte y se comprometa a sus mujeres y hombres, es decir, esa
otra derecha pensante y de buena voluntad, que la hay.
¿Un independiente?, me preguntó anoche
la esposa de un amigo. Inquietud que se responde con otra pregunta: ¿quién
sería capaz de unificar en discurso tanta rabia expuesta y que tenga la
suficiente fuerza emocional para resistir los inminentes embates que sufrirá
como visible imagen de oposición?
Conozco a muchos que anhelan hacer
carrera política. Todos tenemos amistades y conocidos que llevan años
cimentando el terreno para ese fin. La mayoría se muestra valiente en el verbo,
duchos en el análisis y la argumentación. Pero tanta belleza no es suficiente
cuando el contexto apura el plan de consolidación, suerte de hoja de ruta a
largo plazo. Lo estoy viendo ahora, mucho floro para poca acción. Tampoco
sugiero que se haga un llamado a cercar la ciudad, pero uno espera alguna señal
de humo, no importa su procedencia.
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