viernes, marzo 16, 2018

vacancia


Vacancia es la palabra que más repiten los peruanos en estas últimas horas.
Me la pasé desconectado, disfrutando del poco sol y de un rico almuerzo familiar en La Punta, pero tuve que abandonar la reunión puesto que se me adelantó una reunión para las cuatro de la tarde, cuando se supone que esta sucedería hoy viernes al mediodía.
Caminé a la Plaza de Armas (no sé si ese sea su nombre, pero siempre he llamado así a la plaza principal del distrito). Subí una custer vacía, con la idea de llegar al cruce de la Marina con Universitaria, en donde finalmente tomé un taxi a San Borja.
Por esas cosas extrañas, como si las circunstancias confluyeran, y en verdad no quiero especular más para que no se me malinterprete, sucedió que más de la mitad de los pasajeros comentaban del nuevo pedido de vacancia contra PPK.
Cada vez que viajo en el transporte público me desentiendo de la conversa ajena, pero esta vez no fue así, cosa que me alegró, porque percibía criterio y sentido común en lo que escuchaba en los pasajeros. Ojalá nuestros congresistas se iluminen, se hagan una entre tanto hueveo, hombres y mujeres de la patria que, una vez más, son guiados por los sentimientos menores bajo el pretexto de querer moralizar el país. Como bien se dice, el chiste se cuenta solo. Resultan evidentes los fines políticos y partidarios que esta vez los motivan.
No es que defienda a PPK. No se trata de defender la autoridad de un hombre que ya quedó en la Historia peruana como un mentiroso y un relacionista amoral. Lo que importa es defender un sistema democrático, con falencias y agujerazos, que ahora está en peligro a cuenta de los caprichos de una organización criminal que quiere blindar a su lideresa, a cuenta de los preclaros nombres de la superioridad moral, como Huilca y Glave, que buscan distraernos de las acusaciones que caerán sobre ellas tras su paso como regidoras en la Municipalidad de Lima, animosas firmantes de las obras que consiguió Odebrecht tras la campaña del No. 
Esta mezcla de conchudez y amoralidad es lo que anhela limpiar a este país de fierro, catre y botella. El plan está diseñado para tomar el poder ni bien se vaque a PPK. Pero en vacancia no piensa la gente, sino en trabajar, en que las inversiones se reactiven. Eso es lo que está en sus mentes, no en los desagües discursivos de la derecha ultramontana, ni en la letrina verbal de la izquierda, los componentes de un poder legislativo que bien haríamos de calificar de porquería.

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