Philip Roth - Fragmento
Estimado señor Zuckerman:
Llevo planeando desde hace varios años rodar una serie de programas de televisión de media hora (en color) que se titularían "Un día en la vida de ...". El proyecto, que no pasa de ser una imitación de la antigua tragedia griega, consiste en el relato de las actividades hora por hora de una persona famosa, con objeto de ofrecer una visión íntima de alguien a quien, en circunstancias normales, el público no puede ver o conocer. Mi compañía, la Renowed Productions, posee plenos recursos económicos y está preparada para realizar el programa inaugural. En suma, se trata de filmar una jornada completa, desde el desayuno hasta la hora de acostarse, de una celebridad que suscite el interés de millones de telespectadores. A fin de poder eliminar los fragmentos insípidos, pasaremos cuatro días filmando material espontáneo y no ensayado.
Le he elegido a usted como nuestro primer famoso porque creo que una jornada suya ha de ser tan interesante como la de cualquiera en quien pueda pensar. Además existe un amplio interés del público por usted y su vida "entre vastidores". Entiendo que todo el mundo sacará provecho viendo un retrato sincero de usted en el trabajo y en el ocio. Sospecho que un programa de este tipo favorecerá su carrera. Y también la mía.
Infórmeme, por favor, de lo que piensa, y si está de acuerdo, le enviaré un par de reporteros para reunir la documentación inicial.
Sinceramente suyo,
Gary Wyman
Presidente.
Estimado señor Wyman:
Creo que no ha calculado bien el número de días, semanas y años de filmación que harían falta para rodar "Un día en la vida de ..." dedicado a mí sin que haya "fragmentos insípidos". Un retrato sincero de mi vida cotidiana probablemente haría bostezar a millones de telespectadores y, lejos de favorecer su carrera, la destruiría para siempre. Más vale que empiece con otra persona.
Lo lamento.
Atentamente,
Nathan Zuckerman.
Estimado señor Zuckerman:
He escrito una novela corta de aproximadamente 50 000 palabras. Es un libro de aventuras con personajes universitarios y sexo descrito de un modo explícito, pero también tiene humor y otros temas de interés, así como una trama original. Al igual que en su última obra, la actiovidad sexual es parte integrante de la intriga, así que es esencial.
Mi proyecto era enviarla a la editorial Playboy, pero he desistido porque podría haber repercusiones. Mi mujer y yo somos jubilados y vivimos muy felizmente en un pueblo de retiro en Tampa. Si resulta que el libro tiene éxito y la gente de aquí se entera de que yo lo he escrito, perderíamos al momento a nuestros amigos y posiblemente tendríamos que vender la casa e irnos.
Me disgusta no hacer nada con mi texto porque creo que sería entretenido para lectores a quienes agrada el sexo explícito y también para aquellos que no le ponen reparos con tal de que vaya acompañado de algo que valga la pena. Usted es un autor consagrado y puede publicar una novela así, como ya ha hecho, sin preocuparse por los juicios adversos.
Le ruego me comunique si puedo enviarle mi manuscrito y asimismo las señas que debo utilizar. Si el libro le gusta, quizá desee comprármelo al contado como una inversión y publicarlo con un nombre distinto al suyo.
Atentamente,
Harry Nicholson.
El teléfono.
- Muy bien, veamos -gritó Zuckerman-. ¿Quién es? ¿Es usted, Nicholson?
(De: "La liberación de Zuckerman". Argos Vergara. Colección El Cuarto Mayor. 1983.)
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