miércoles, junio 08, 2016

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Un buen café en la mañana puede hacer muchas cosas por uno. Me levanté temprano, hice cien mancuernas y me metí a la ducha. En el desayuno solo jugo de naranja y café. La naranja se ha convertido en mi droga mañanera, pero el café es el combustible, la droga necesaria repotencia mis recursos intelectivos y sensitivos durante toda la jornada.
Hace unos días vino “El pupilo” a casa. En la mañana le mandé un Inbox y le pregunté si le gustaría almorzar en mi casa. Ese sábado día preparé mi especialidad: lentejas con carne. Además, tiempo que no sabía nada de él, pese a que no deja de ayudarme con algunas cuestiones de promoción de los diálogos literarios que realizo en El Virrey de Lima. “El pupilo” es el man de los flyers promocionales.
Le di las señas de mi barrio. “El pupilo” venía de estudiar de La Molina y a las 2 en punto me llamó para decirme que estaba cerca. Entonces salí a buscarlo y lo llevé a casa. Almorzamos las lentejas con carne. Luego, se puso a inspeccionar los estantes de mi biblioteca, una biblioteca repartida en tres espacios de la casa. Pues bien, en una mesa, de madera y desarmable, ubicaba en el recibidor, están dispuestos más de trescientos libros en siete columnas. Le dije que escogiera diez libros de allí. “El pupilo” no lo creía, pero luego de la insistencia de Onur, comenzó a escoger.
A la hora lo acompañé al paradero y me puse a pensar en el trayecto que hacía todos los días para ir a estudiar. De Los Olivos hasta La Molina. Un trayecto salvaje de por lo menos dos horas para la ida, y fácil dos horas y media para la vuelta, teniendo en cuenta lo salvaje que puede ser la hora punta. “El pupilo” abordó un bus que lo llevaría de regreso a su casa, la ruta lo llevaría por un vueltón por toda la ciudad. Pero al menos, haría ese viaje sentado. 
Regresé a casa y me senté frente a la pantalla de la Laptop, estaba por acabar un texto, una manera de esperar el partido entre Perú y Haití, pero esa espera llevaba la carga de la tensión, porque al día siguiente eran las elecciones presidenciales. Seguramente le ha ocurrido a muchos, que han empezado a sentir una fuerte y pesada sensación de resaca, que en mi caso se ha apoderado de mi cabeza y que hasta el día de hoy no la puedo despejar de la misma. Aunque los expertos digan que es irreversible el resultado, cosa que me alegra, no bajo la guardia. Si algo caracteriza a la mafia naranja es la jugada sucia a último momento.

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