trabajo de campo
Las horas pasan y Keiko Fujimori se
siente acorralada.
No es para sorprenderse. De a pocos, y
seguramente bajo el trabajo de campo de los que no queremos que vuelva el
fujimorato, es decir, convenciendo a los indecisos más cercanos a nosotros, PPK
va primero en las encuestas.
Ajá, convencer, en eso se ha basado el
trabajo de campo, apuntando a los indecisos.
La situación no es para apelar el
discurso de las medias tintas. El país está muy lejos de lo que esperamos que
sea. Por ello, no hay que cejar en el esta labor que estamos llevando a cabo.
Nos enfrentamos a una fuerza con mucho apoyo popular, una fuerza dura y
recalcitrante, que no entiende de principios, que anhela el regreso de este
principio nefasto: el fin justifica los medios. Como bien le he dicho a algunas
amistades, el Perú es un país enfermo de sí mismo, aún no se ha curado del
todo. Seguimos arrastrando enfermedades morales de las que todavía no nos hemos
recuperado.
Felizmente, las cosas se han invertido a
favor del candidato de Peruanos Por el Kambio.
Pese a ello, lo peor que podríamos hacer
es caer en el triunfalismo. Hay que seguir trabajando, en especial, muy en
especial, bajo la modalidad de personeros. Días atrás señalé que el fujimorato
está pagando 100 nuevos soles a sus personeros. Esa es la esencia naranja: el
dinero, hacer las cosas, así sean de principios por mero dinero. Contra eso,
¿se puede luchar? Obvio, sé que hay peruanos que sin nada a cambio van a
trabajar todo el día de mañana como personeros, motivados por la preocupación
patente que despierta la mañosería naranja, experta en atarantar.
Eso, solo falta un pequeño esfuerzo.
Solo hay que redondear lo que se ha ganado hasta el día de hoy.
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