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Día de sol. Me levanto a las 9 de la
mañana sin la ayuda del despertador. Un día más de esa larga batalla contra el
insomnio. Me he propuesto llevar un horario de sueño normal, al menos uno adecuado
a la media de lo que este tendría que ser aunque la batalla la pierda y vuelva
a mi ritmo de toda la vida. Pero bueno, vale el intento y ese mismo intento es
ya un triunfo que disfruto con el Estalla
de Bomba Estéreo. Qué tal álbum, carajo. Qué tal banda. Harían bien en escucharla
nuestros amargados y penderejiles culturosos que pueblan la aldea literaria y
cultural de este país.
Prendo el celular y encuentro varios
mensajes y mails. De lo que me interesa, las salvajes y bonitas Ariana y ND me
dicen que están trabajando día y noche en un documental sobre una mujer tan
admirable como ellas. ND me pasa la lista de algunos documentales que le
gustaría que vea, entonces apunto los títulos para comprarlos más tarde o ver
si están en Neftlix, que desde ya debo administrar en cuanto algunas series que
me interesan. A saber, ayer estuve en maratón de la segunda temporada de Narcos, que más allá de la fuerza y
potencia de la historia, entrega actuaciones redondas, como la de Wagner Moura
interpretando a Pablo Escobar y, muy en especial, como la de Paulina Gaitán
como La Tata, la mujer de Escobar, que en la presente temporada adquiere un
abierto y velado protagonismo, convirtiéndose en la única reserva moral y
emocional que le queda al sanguinario narcotraficante prófugo.
Me quedé poco más de diez horas seguidas
viendo esta nueva temporada y mis ojos ya no daban para más. Por eso, me metí
al sobre, para descansar lo que debía descansar y así despertarme, para mi buena
suerte, con un generoso sol que tiñe de naranja mi habitación.
Camino a la cocina y me sirvo el
desayuno: café, jugo de papaya con mandarina, 3 huevos fritos y panes. Luego al
duchazo.
Y ya cambiado, el primer cigarrito del
día.
Abro un archivo en Word. Pero a la vez
hago un cruce de información en las webs de los diarios locales y algún blog
cultural y literario.
No me sorprende. Estamos tan ahuevados
que no se ha escrito ningún texto sobre José Antonio Bravo, pero tampoco puedo
esperar mucho en poco tiempo. Este muy bien escritor murió el jueves de las
semana pasada, entonces, imagino, que las necrológicas y artículos sobre su
vida y obra aparecerán en los próximos días.
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