los libros de babelia
En la edición del 28 de octubre del
suplemento cultural español Babelia,
se publicó una lista que daba cuenta de los 25 libros (de un universo de 100) más
importantes de los últimos 25 años. La lista obedece a una encuesta que el
suplemento hizo a 50 críticos literarios, libreros y escritores, tanto de
España y Latinoamérica.
No sé si para mi buena o mala suerte, no
conozco 13 títulos de los 100 que sobrevivieron a lo que, imagino, debió ser
una dura selección.
Como era de esperarse, una encuesta de
este calibre no aspira a dejar satisfecho a todos los lectores, sino a
mostrarnos un panorama que nos permita saber, pero en especial intuir, hacia
dónde estamos yendo en cuestión de producción libresca en español. En este
sentido, la encuesta de Babelia
cumple su función, pero por el hecho de cumplirla no la exime de algunos señalamientos
atendibles.
Lo mejor que podríamos hacer es revisar
los 100 títulos que arrojó la encuesta, fijarnos en su cuarta parte nos podría
llevar a encendidos debates que es preferible evitar, y lo digo en relación a
los egos puestos en entredicho cada vez que salen a flote esta suerte de
listas.
Imagino que no habrá mucho que discutir
en cuanto a los cinco primeros lugares, al menos yo no podría encontrar
argumentos atendibles para cuestionar la importancia de 2666 y Los detectives
salvajes de Roberto Bolaño, La fiesta
del Chivo de Mario Vargas Llosa, Tu
rostro mañana de Javier Marías y Bartleby
y compañía de Enrique Vila-Matas. En mi experiencia de lectura de estas
novelas, y en lo que he podido ver en no pocos lectores y escritores a lo largo
de los años, estamos ante proyectos novelísticos que siguen exudando frescura y
epifanía, ejerciendo a la fecha una escuela narrativa, seguramente no en la
emulación, pero sí como canteras de referencias a usar y consultar.
Si seguimos repasando la lista, ahora
extendiéndonos hasta la novela 25, encontraremos una gratísima sorpresa: la
presencia de una novela brutal, que ojalá salga de su injusto estado de novela
de culto y llegue de esta manera a más lectores (se exige reedición), como El desierto y su semilla de Jorge Baron
Biza. Si para algo también sirven estos listados es que nos pueden brindar
títulos en los que contados piensan. El solo hecho de tener esta novela entre
las primeros 25 libros, le confiere a la selección una legitimidad inicial, que
en lo personal asocio con la justicia literaria. Si había una novela
latinoamericana que merecía ser más leída, esta era EDS.
Tampoco pensemos que todo en ese primer
grupo es una maravilla, que solo en él están los títulos imprescindibles. No es
así, ya que tranquilamente sus lugares pudieron ser ocupados por uno que otro de
la lista de los 75 restantes, a saber, El
hombre que amaba los perros de Leonardo Padura, Los diarios de Emilio Renzi de Ricardo Piglia, El arte de la fuga de Sergio Pitol, El jinete polaco de Antonio Muñoz Molina, La tentación del fracaso de Julio Ramón Ribeyro… Sin duda, cualquiera
de estos libros de este segundo gran grupo debió generar más de una justa
protesta por parte de más de un lector entendido, tratándose de títulos que, a
su modo, han permitido configurar el panorama libresco en español en las dos
últimas décadas.
Por otro lado, los principales reparos
comienzan cuando notamos la exagerada presencia de títulos de escritores españoles
(era natural que los españoles hayan sido mayoría, pero no antinatural es que
lo hayan sido en un nivel exponencial), sin embargo, esta característica es
menor ante la ominosa poca fijación que se ha tenido sobre uno de los campos narrativos
que más se ha desarrollado y frecuentado en los últimos tiempos, como la
narrativa de No ficción (es cierto, en la lista hay más de un título encausado
en ese sendero que podemos calificar de representativo), y omisiones imperdonables,
como la ausencia de títulos que no solo han sido celebrados por la crítica,
sino que gozan de la legitimidad gracias a los lectores, algunos al vuelo: Las máscaras del héroe de Juan Manuel de
Prada, Sed de champán de Montero
Glez, Fabulosas narraciones por historias
de Antonio Orejudo, Librerías de
Jorge Carrión, Brilla, mar del Edén
de Andrés Ibáñez, Manual de literatura
para caníbales de Rafael Reig, Historia
argentina de Rodrigo Fresán, Missing
de Alberto Fuguet y El pasado de Alan
Pauls.
Por ello, siendo Babelia un suplemento cultural importante en el imaginario cultural
en español, debió prever el punto débil que exhibía el proceso de la encuesta
como tal: el reducido número del jurado. Si se pretendía pasar revista a lo más
destacado de la producción libresca iberoamericana de los últimos 25 años, es
decir, a partir de 1991, se tuvo que ir con un mayor ejército de conocedores
que garantizara lo que esta encuesta enfrentaba: una lucha contra la memoria.
50, entre especialistas y conocedores, para una tarea titánica, no es más que
un bloque débil, cuya labor se plasma en una lista de 100 títulos que dista mucho
de ser perfectible, porque a una perfectibilidad podía aspirar la encuesta del
suplemento, cualidad que lo alejaría de lo que lamentablemente es: una amable
encuesta, para los libres del malpensamiento; una encuesta tramposa, para los
amantes del malpensamiento.
Están los libros que deben estar, pero
lo cierto es que varios (decenas) vienen sobrando.
…
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