miércoles, noviembre 09, 2016

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Si algo me queda claro después de las elecciones de anoche en USA: los gringos están peor que nosotros. Pero no me preocupo por ellos, que ya sabrán cómo nadar en sus espumosas olas de estupidez.
Por mi parte, me pongo a revisar lo que me ha recomendado ND y en esa música, compuesta por algunas canciones que no escuchaba en tiempo, como una de New Order de un álbum de 1983, Power, Corruption & Lies, me detengo en mis cosas y sorbo café mientras escucho con atención los ritmos del bajo de Hook y la voz de Sumner.
Esa canción hace que busque en Spotify el álbum y lo programe para escucharlo como se debe. Con esos ritmos comienzo mi día, revisando mis cuentas y correo electrónico, ampliando más mi grado de comunicación, ahora hacia el wsp y el chat de Face, para responder lo que debo responder y alejarme lo más pronto posible y así concentrarme en lo que vengo escribiendo, pero por más que lo intento, en lo que va de hoy y lo que será de mañana (ojalá que el asunto acabe mañana), cuesta que me concentre en lo que debo concentrarme. Entonces comprendo que el mundo virtual se ha convertido en una suerte de muro de lamentos y quejas existenciales, hasta Cachetada Nocturna se lamenta por la victoria de Trump.
Ingreso a la ducha y una vez fresco me alisto para salir. En un toque iré a Barranco a brindar una asesoría literaria en un tópico que domino pero que no me apasiona: la violencia política. ¿Aunque vale, resulta lícito, llamar violencia política a esos años por demás delicados? Pienso en ese solo hecho, en su enunciado, en la ligereza académica que no toma en cuenta toda la sangre derramada, pero más en el flojo compromiso de sus hacedores de discurso, en lo fácil que resulta encasillar ideológicamente esos años y el lineamiento por demás pendejo que le dan a la narrativa de los mismos. 
Programo la música que escucharé en el camino. Además, saldré con algo de tiempo, el suficiente para no ser presa de este anuncio de sol de verano. A partir de ahora haré las cosas en calma, sin apuros ni actos de última hora. Los días de sol gustan, pero a mí me han traído muchos problemas a lo largo de mi vida, como esa alergia que se manifiesta en mi piel a manera de ronchas que ensanchan mis pómulos, aún más de lo que naturalmente son. 

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