fama / infelicidad
Tardía
fama,
novela póstuma del escritor austriaco Arthur Schnitzler (1862 – 1931), inédita
hasta 2014 y publicada en español por Acantilado en 2016, en traducción de Adan
Kovacsics. Se deduce y no debe sorprendernos: la destacamos como una novela que
pone en bandeja los ingredientes narrativos que posicionan a Schnitzler como un
clásico. En sus páginas hallamos el magisterio de su mirada y la claridad de su
prosa, cualidades que lo llevaron a ser considerado uno de los maestros del
monólogo interior, pero no en la línea expansiva
de otros gigantes, pensemos en James Joyce y los representantes de la
Generación perdida, a saber. Lo de Schnitzler siempre fue la puesta en escena
de la vena emocional de sus personajes y en esa empresa elevó la dimensión de la
novela breve. Casi toda su obra narrativa está inscrita en este registro y, en honor
a la verdad, la brevedad novelística durante la segunda mitad del siglo XX
sería otra cosa sin él.
Tardía
fama
no está a la altura de sus novelas más conocidas, sin embargo, su publicación,
especulamos, supone un legado moral contra las triquiñuelas del mundillo
literario (el de antes y el de hoy) que esclaviza a sus actores en el sinuoso
camino a la fama. Obviamente, la búsqueda de la fama “distingue” a todo
circuito literario, cada cual con sus matices e inherentes curiosidades teñidas
de mal gusto. Por ello, fijémonos en la figura de su protagonista, el anciano
Eduard Saxberger, que en su juventud publicó un poemario titulado Andanzas, el cual no tuvo la resonancia
deseada, lo que generó que se dedicara a una vida burocrática, hasta que una
tarde, al regresar a casa, se le anuncia la sorpresiva visita de un joven
llamado Wolfgang Meier. Este encuentro trastoca los apacibles días de
Saxberger, alejándose de su cotidiana inmediatez hacia una realidad que creía
olvidada: el tiempo en que fue un joven que quiso reflejar la vida mediante la
palabra poética.
Cuando Schnitzler escribe esta novela ya
era un autor reconocido que disfrutaba de legitimidad literaria y también del
reconocimiento de intelectuales de época, tal y como testimonian sus cartas con
Sigmund Freud. A Schnitzler lo buscaba mucha gente, en especial escritores en
ciernes a la caza de un padrino que les pueda brindar un inicial espaldarazo,
imaginamos pues que más de un espeso le sacó de quicio y para exorcizar esos
malos ratos escribió esta novela que ve la luz tras más de medio siglo. En Tardía fama se muestra una crítica a las
frivolidades que obsequia la búsqueda de la fama, a lo que se puede llegar con
tal de tener algunos minutos de atención valiéndose de una voz reconocida, sin
embargo, nuestro autor parte su señalamiento mediante un poeta olvidado,
reforzando así el anhelo de los arribistas dirigidos por Meier, que conforman
un grupo literario llamado Entusiasmo.
Bien lo decía el recordado escritor
peruano José Antonio Bravo: “hay que leer simbólicamente”. Obviamente, la
lectura simbólica está presente en su propia naturaleza, que en esta ocasión Schnitzler
nos depara desde un título menor: la esencia del ejercicio literario como fin.
…
En SB
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