miércoles, marzo 25, 2020

"Hunter. La vida salvaje de H. S. Thompson"


Una de las publicaciones a las que recurrí hace unas semanas ni bien supe que ya estaba en librerías limeñas: Hunter. La vida salvaje de H. S. Thompson de E. Jean Carroll (Tusquets, 2019).
Sobre la misma, ya escribí un texto largo para una revista de libros, que imagino aparecerá cuando las cosas vuelvan a la normalidad.
Esta es una biografía especial por varias razones. Una de ellas, se trata de un homenaje al creador del periodismo gonzo, pero uno que no es presa ni de la leyenda ni del lugar común, que tanto ha seducido a escritores y aspirantes a tales en el mundo entero, la mayoría confundiendo actitud con matonería, y en el colmo de la ignorancia llamando gonzo a cualquier cojudez escrita en primera persona. Otro motivo, este libro se publicó en 1993, es decir, 12 años antes del suicidio de Thompson.
¿Por qué me gusta más esta publicación que las otras sobre Thompson escritas tras su muerte?
Como ya indiqué en el párrafo anterior, en estas páginas no hay alabanzas, menos sobadas, sino una exposición sobre las virtudes y bajezas de Thompson, que por momentos parecen un río de aguas cristalinas para luego ser tiznado de lodo y mierda. En este sentido, especulo en que sí le pudo gustar mucho a Thompson. Para alguien acostumbrado a provocar y a encontrar acicate en los insultos que también le espetaban, lo ofrecido por Carroll debió ser como un orgasmo para su ego.
Pero lo que lleva a la publicación a los niveles de perdurabilidad es su estructura. Carroll acertó con ofrecernos una biografía coral, tarea que no solo se suscribió a la búsqueda de las personas que conocieron a Thompson, sino también a la caza de textos que lo graficaban como alguien genial y a la vez miserable. En este aspecto, algunos testimonios tienen el poder de erizar la piel y generar indignación.
Como vivimos en tiempos de corrección política, estoy convencido de que una lectura como esta despertará la indignación de más de una feminista debido al trato que Thompson tenía con las mujeres. Algunas de las convocadas por Carroll se quejan, otras no. Pero habría que subrayar la participación de la autora, la otra gran protagonista de esta biografía coral, mas su luz es la ideal, el perfil bajo. La estrella no era ella. 
Un libro que ladra y muerde, sin duda.

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