«carta al teniente shogún»
Una de las publicaciones peruanas que
quería leer y leí hace un mes (cuánto tiempo ha pasado): Carta al teniente Shogún (Debate, 2019) de Lurgio Gavilán.
Desde hace un tiempo vengo señalando
que, al menos este año, la producción libresca local viene mostrando una media
de calidad relativamente estimable. De lejos, este 2019 es muy superior a
temporadas editoriales pasadas. Esta última entrega de Gavilán confirmaría la
impresión, pero ahora hablamos de las parcelas de la no ficción, y en este caso
que nos cita, la que se relaciona con la memoria.
Gavilán se hizo conocido por Memorias de un soldado desconocido
(2012), publicación a la fecha icónica, no solo como documento sobre los años
de la llamada violencia política, sino también como muestra de las grandes
posibilidades de la literatura testimonial. En este libro, el autor nos contó
su paso por las huestes terroristas, el ejército peruano y la Iglesia. Bajo
todo punto de vista, Gavilán es un personaje excepcional.
En su último libro, Gavilán vuelve a transitar
por los caminos de la autobiografía. En estas páginas nos habla del teniente
que lo rescató de la trampa senderista, pero aquí aplica un registro rico en
posibilidades pero a la vez peligros en la administración de sus alcances
expresivos: la epístola, como aliento, no como forma.
Hablamos de narrativa del yo. Pero de un
«yo» de verdad, sin melindro discursivo y lejano de efectismo ramplón como
lamentablemente exhiben (por confusión e ignorancia) algunos autores de esta
aldea.
Gavilán nos lleva a sus orígenes.
Escribir de estos lo motiva a brindarnos una radiografía ontológica del militar
que lo rescató. Para ello, se vale de las armas de la especulación, porque más
allá del hecho que significa Shogún para Gavilán, este último no llegó a
conocerlo del todo. La prosa es tersa y diáfana, no libre de cierto barniz
lírico, que siempre se agradece. Sin embargo, nuestro autor tropieza en las
peligrosas aguas del impresionismo, convirtiendo, por momentos, su relato en un
insoportable reguero sentimental (que no es igual a sensibilidad), que nos
revela una ingenuidad que no podemos justificar en un autor maduro. Gavilán debió aprovechar otras
licencias del registro, como la reflexión.
Más allá de este reparo, CTSH es un documento necesario, una
inmersión en la barbarie que a Gavilán le tocó vivir.
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