juego de favores
Un artículo de Ignacio Echevarría me
lleva a uno que escribí para Caretas (edición impresa 2616). Ambos textos muestran una
inquietud en común: la conformación de los jurados de los premios nacionales de
literatura.
Como ya sabrá el lector atento, el Premio
Nacional de Literatura de España lo ganó Lectura
fácil de Cristina Morales. Esta es una novela que se alzó también con el Herralde
2018 y que confirma no solo el constante buen momento de la autora, sino
también un proyecto que, en mi opinión personal, es uno de los más sólidos del
imaginario narrativo hispanoamericano actual. Echevarría incide en que habría
que mejorar los mecanismos de selección de los jurados en cuanto a su preparación
para los textos escritos en catalán y euskera.
Imposible, entonces, no pensar en los
ganadores del último PNL peruano en sus tres categorías (Literatura Infantil y
Juvenil, Cuento y Poesía), que no han despertado el entusiasmo de nadie. Este
galardón del Ministerio de Cultura tiene todo para convertirse en el más
importante del país, por la sencilla razón de que transita por títulos ya
valorados por la crítica y los lectores. Pero claro, si hablamos de este
ministerio, no podemos dejar de pensar en su dejadez cíclica, la cual viene
condimentada con una soberbia burocrática, que nos lleva a un despilfarro de
dinero y a una mentira: que sus libros premiados son los mejores en sus
respectivas categorías.
Al Mincul no le interesa trabajar en pos
de una claridad, le importa poco (o nada) filtrar los nombres recomendados por
las instituciones académicas y culturales que proponen a sus representantes
para la conformación del jurado del PNL. Todo indica que su labor es servir chizitos,
gaseosas y panes con atún. En otras palabras, sus funcionarios creen que están
en su chacra y pasan por alto el evidente juego de favores que llevan a cabo
las instituciones al proponer a sus «especialistas».
Se entiende, pues, que el problema de los jurados es doble: su escaso
conocimiento de las publicaciones y su ética. Ante esto, ¿los funcionarios del
Mincul deben hacer algo? Por supuesto, porque para eso se les paga de nuestros
impuestos, para que protejan los intereses de los lectores peruanos, o en todo
caso, hacer menos vergonzoso el juego de argolla institucional que sugiere al causa como jurado.
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