lunes, octubre 03, 2016

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En la tarde de ayer, mientras llevaba a cabo mis visitas domingueras de librerías, me entero de que ganó el NO en Colombia. No lo niego, me sorprendí en principio, puesto que hasta un día antes estaba completamente seguro de que el SÍ iba a ganar el plebiscito. Esa no era una impresión únicamente mía, sino la de miles de personas que deseamos la paz, o la apuesta por la vida, para los amigos colombianos.
Más o menos suponía que lo debía estar sucediendo en las redes sociales, en las que pulularían los discursos de la derecha contra la izquierda. Sin embargo, recordé lo que días atrás me comentó un pata, un analista político que de vez en cuando acierta, pero que en contextos como los de ayer me hicieron pensar en la posible verdad de sus análisis. Según él, la información de los medios no estaba siendo del todo sincera con el verdadero sentir del pueblo colombiano, los medios se alienaron al discurso de Santos, que como tal, resultaba idóneo si lo que se buscaba era la paz, pero los medios no mostraban la otra cara de la moneda, del sentir colombiano que iría por el NO. Los medios no estaban mostrando la polarización que se vivía en tierras colombianas, por esta razón, más de uno asumió como un martillazo en la cabeza el triunfo del NO. Hicimos nuestro lo que se pinta como una práctica fujimontesinista por parte de Santos, si hablamos de confluencia editorial de medios.
Caminaba, y fumaba, mientras pensaba en las palabras de mi amigo analista político, opinólogo, al que no empelotan en medios locales por alcohólico, porque la realidad, la virtual, ahora sí, le daba la razón. Nadie se esperaba ese resultado electoral y lo que sí esperaba, a la par que me pedía un espresso en Paseo Colón, era la reacción que vería en las redes sociales, en un cruce de enfrentamientos entre izquierdas y derechistas, opiniones alejadas de un factor esencial: la ausencia de enfoque hacia los colombianos que votaron por el NO. 
Al rato, ingreso a Sur. Me pongo a revisar los libros. Ese mismo hecho de revisión hizo que recordara que había olvidado donde Abelardo mi libro sobre Cela que estaba leyendo. Entonces lo llamé y le pregunté por ese libro. Respiré tranquilo, porque lo tenía separado para cuando volviera a pasar, aunque lo más probable es que ese libro sea la almohada de su gato Wendigo.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Los que votaron por el NO, apuestan por la vida y la paz, estimado Gabriel. Lo demás es maniqueísmo barato en el que cayeron varios opinologos "influyentes" del feisbuk. El plebiscito fue estrictamente sobre el acuerdo, no la paz. Si no se entiende eso, no van a entender a los del NO.

10:01 p.m.  

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