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En la tarde de ayer, mientras llevaba a
cabo mis visitas domingueras de librerías, me entero de que ganó el NO en
Colombia. No lo niego, me sorprendí en principio, puesto que hasta un día antes
estaba completamente seguro de que el SÍ iba a ganar el plebiscito. Esa no era
una impresión únicamente mía, sino la de miles de personas que deseamos la paz,
o la apuesta por la vida, para los amigos colombianos.
Más o menos suponía que lo debía estar
sucediendo en las redes sociales, en las que pulularían los discursos de la
derecha contra la izquierda. Sin embargo, recordé lo que días atrás me comentó
un pata, un analista político que de vez en cuando acierta, pero que en
contextos como los de ayer me hicieron pensar en la posible verdad de sus
análisis. Según él, la información de los medios no estaba siendo del todo
sincera con el verdadero sentir del pueblo colombiano, los medios se alienaron
al discurso de Santos, que como tal, resultaba idóneo si lo que se buscaba era
la paz, pero los medios no mostraban la otra cara de la moneda, del sentir
colombiano que iría por el NO. Los medios no estaban mostrando la polarización
que se vivía en tierras colombianas, por esta razón, más de uno asumió como un
martillazo en la cabeza el triunfo del NO. Hicimos nuestro lo que se pinta como
una práctica fujimontesinista por parte de Santos, si hablamos de confluencia
editorial de medios.
Caminaba, y fumaba, mientras pensaba en
las palabras de mi amigo analista político, opinólogo, al que no empelotan en
medios locales por alcohólico, porque la realidad, la virtual, ahora sí, le
daba la razón. Nadie se esperaba ese resultado electoral y lo que sí esperaba,
a la par que me pedía un espresso en Paseo Colón, era la reacción que vería en
las redes sociales, en un cruce de enfrentamientos entre izquierdas y
derechistas, opiniones alejadas de un factor esencial: la ausencia de enfoque
hacia los colombianos que votaron por el NO.
Al rato, ingreso a Sur. Me pongo a
revisar los libros. Ese mismo hecho de revisión hizo que recordara que había
olvidado donde Abelardo mi libro sobre Cela que estaba leyendo. Entonces lo
llamé y le pregunté por ese libro. Respiré tranquilo, porque lo tenía separado
para cuando volviera a pasar, aunque lo más probable es que ese libro sea la
almohada de su gato Wendigo.
1 Comentarios:
Los que votaron por el NO, apuestan por la vida y la paz, estimado Gabriel. Lo demás es maniqueísmo barato en el que cayeron varios opinologos "influyentes" del feisbuk. El plebiscito fue estrictamente sobre el acuerdo, no la paz. Si no se entiende eso, no van a entender a los del NO.
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