sábado, junio 09, 2018

tomar acciones


Días atrás, mientras conversaba con un amigo, este me decía que muy pronto tendría que publicarse todas las peripecias que configuraron la llegada del delantero nacional Paolo Guerrero a la selección. Su historia tiene todos los componentes para ser fuerte en los registros de la No ficción, término que cada día entiendo menos pero que a la vez disfruto más.
Como imagino soy de los pocos a los que el Mundial cansa, cosa que podría ponerse en duda a medida que pasen los días y comiencen a disputarse los encuentros oficiales, me concentro en algunas búsquedas bibliográficas, que no tendrían que demandarme mucho tiempo encontrarlos siempre y cuando la distribución fuera buena. Sé que no demoraré en leer uno de ellos, que ya lo tengo en el radar, solo que jode un poco tener que movilizarme hasta la librería de una universidad privada, cuyo fondo editorial ha publicado lo que algunos, en quienes confío, dicen que es un libro imprescindible: Lo inescuchable de Ana María Guerrero.
La publicación tiene el siguiente subtítulo: “Reflexiones sobre prácticas en salud mental a partir de la violencia sexual durante el conflicto armado interno”. Aquí se deduce su tema medular: la violación que sufrieron las mujeres durante los años del terrorismo (prefiero este término a la sinuosidad de violencia política, guerra interna y otras cojudeces parecidas), mujeres que a la fecha siguen siendo deuda del Estado peruano. No importa quiénes hayan sido sus agresores, si terroristas o militares, sino en qué se ha hecho por ellas. La respuesta no es un misterio, sino cruda realidad: ni mierda, el desinterés flagrante por juzgar a los violadores. 
En la sociedad peruana se ha instaurado la cultura del desinterés, que es peor que el “elaborado” concepto imbécil que sobre la situación de la Mujer vemos en las redes sociales, total, cada quien puede emitir la opinión que le plazca, pero luego no nos sorprendamos de lo que acaece: ¿por qué pasan estas cosas?, se pregunta el huevonauta cuando se entera de la terramoza violada por partida doble, sea como víctima de la maldad de sus compañeros de trabajo y como perjudicada de un sistema estatal que deja libres a los miserables que la ultrajaron. Tomar acciones no es posibilidad, sino inmediata realización.

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