domingo, septiembre 02, 2018

cosas del método


Mañana de domingo. Me sirvo café y dos panes con palta. Pienso leer hasta las tres de la tarde, porque a las cuatro saldré a recorrer las vacías calles que solo puedes disfrutar en este día.
Antes de terminar algunos libros ya muy avanzados, veo los suplementos y revistas. Entre estas últimas cojo Somos. La recorro de la última a la primera página. Como suele ocurrir, hay notas que me gustan y otras no.
Llama mi atención la sección de reseñas de libros, a cargo de Dante Trujillo. Como publicación principal, aparece la última novela de Luis Hernán Castañeda, Mi madre soñaba en francés, que goza del entusiasmo valorativo del reseñista. Sin embargo, el sábado pasado, en esa misma sección, comentó No somos cazafantasmas de Juan Manuel Robles. Aquí también hubo bendición, pero en su discurso mostró más de un reparo. 
Ya leí ambas publicaciones y no quiero apurarme en el veredicto (los que me conocen, saben que una de las cosas que detesto más es estar apurado, y me refiero a estarlo en todos los aspectos de la vida). No me sorprendería si sintonizo con Trujillo, pero ese no es el punto, sino este: la falta de coherencia en el método valorativo. ¿Por qué con uno sacó la guadaña y con el otro no? Hay que tener mucho cuidado en ese aspecto, ese desliz alimenta habladurías que vienen cuestionando al reseñismo local. En la valoración de un libro puede haber errores, pero lo que no debe existir es fisura en el método. Hablamos de la página de libros más leída del país, no de Don Lucho Review of Books que Pedro Escribano conduce con festiva irresponsabilidad en La República, en donde hemos encontrado hasta inmorales reseñas de desagravio.

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