sábado, marzo 23, 2019

sds


En los últimos días vengo escuchando y leyendo no pocas críticas a Salvador del Solar, nombrado jefe de la Presidencia del Consejo de Ministros por el presidente Martín Vizcarra.
La mayoría de los señalamientos a SDS están barnizados por la gratuidad. Basta ver su CV para saber que se ha estado preparando para un cargo político y público durante toda su vida. Cuestionarlo por ser director de cine y actor, no es más que la constancia membretada de mentes limitadas y llenas de prejuicios. 
Se espera mucho de SDS y abrigo la esperanza de que en esta nueva oportunidad de servir al país, pueda hacer lo que no cuando estuvo a cargo del ministerio de Cultura. Ahora tiene más facultades a disposición, ya no debe desempeñarse como el ministro buenagente encargado de una cartera que no interesa a los tecnócratas en el poder. Espero que no la cague, porque la cagó más de una vez siendo Ministro de Cultura. Todo un pecho frío en temas de corrupción en el sector más complicado del imaginario estatal. El mayor problema que percibo en SDS es su poco carácter para enfrentar situaciones políticas que exigen, como mínimo, un pronunciamiento. Contra la corrupción resulta insuficiente el verbo “diplomático”. De seguir en esa costumbre, será una pantomima de buena gestión, un amago de decencia que se estrella en la frontera de los intereses ocultos, un ejemplo de figuretismo que como tal deviene en olvido. No deseamos eso.



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