jueves, marzo 07, 2019

relativizar el testimonio


En la web de El Comercio puede encontrarse una sección interesante, que vale la pena revisar: Los más buscados por feminicidio.
Felizmente, de a pocos se vienen tomando medidas en el asunto, muestra de ello es la exposición de casos que tienen que ver con el maltrato y el acoso. Pero lo que indigna es la evidente y persistente relativización que se hacen de los testimonios de las agraviadas. Si ni siquiera tienen valor los informes de necropsia, podemos pues tener una idea del tétrico panorama que le espera a una mujer dispuesta a denunciar a su agresor. Esa es la razón por la que vemos a muchos sinvergüenzas prófugos de la justicia, a la fecha 2543 con orden de captura, 19 de ellos por actos de feminicidio.
De esta realidad no escapa nuestra clase intelectual, conformada por narradores, poetas, académicos y ensayistas, que han construido referencia en base al señalamiento de injusticias sociales de toda índole, pero que en el asunto sobre la violencia contra la Mujer vienen mostrando un silencio que no debería sorprender porque en estos dos últimos años estos guachimanes de la moral han sido estelares protagonistas de condenables bajezas. En este wok de la atrocidad hay de todo: desde el acosador que humilla tras el rechazo hasta andantes cilindros de alcohol que intentan abusar de mujeres, pero a ese wok le falta el condimento, el aceite de la relativización: tienen defensores que buscan la culpabilidad de las víctimas. 
No se habla y no se taladra en el discurso ni el acoso ni el feminicidio, fácil: son pocos los que tienen la autoridad moral para hacerlo. Estamos hasta las huevas.




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