relativizar el testimonio
En la web de El Comercio puede
encontrarse una sección interesante, que vale la pena revisar: Los más buscados por feminicidio.
Felizmente, de a pocos se vienen tomando
medidas en el asunto, muestra de ello es la exposición de casos que tienen que
ver con el maltrato y el acoso. Pero lo que indigna es la evidente y
persistente relativización que se hacen de los testimonios de las agraviadas.
Si ni siquiera tienen valor los informes de necropsia, podemos pues tener una
idea del tétrico panorama que le espera a una mujer dispuesta a denunciar a su
agresor. Esa es la razón por la que vemos a muchos sinvergüenzas prófugos de la
justicia, a la fecha 2543 con orden de captura, 19 de ellos por actos de
feminicidio.
De esta realidad no escapa nuestra clase
intelectual, conformada por narradores, poetas, académicos y ensayistas, que
han construido referencia en base al señalamiento de injusticias sociales de
toda índole, pero que en el asunto sobre la violencia contra la Mujer vienen
mostrando un silencio que no debería sorprender porque en estos dos últimos
años estos guachimanes de la moral han sido estelares protagonistas de
condenables bajezas. En este wok de la atrocidad hay de todo: desde el acosador
que humilla tras el rechazo hasta andantes cilindros de
alcohol que intentan abusar de mujeres, pero a ese wok le falta el condimento, el aceite
de la relativización: tienen defensores que buscan la culpabilidad de las víctimas.
No se habla y no se taladra en el
discurso ni el acoso ni el feminicidio, fácil: son pocos los que tienen la
autoridad moral para hacerlo. Estamos hasta las huevas.
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