falta de educación
Me había prometido no escribir por un
tiempo de otros temas que no fueran literarios. Ando, pues, en obsesiones muy
personales, terminando planes de lectura de la obra de algunos autores y
viendo, en el mejor de los casos, hasta dos películas por día. Y claro,
escuchando mucha música, descubriendo, revalorando.
Pero poco o nada puedes hacer cuando te
topas con el espectáculo deprimente y sucio que ves en el Congreso en una
mañana en la que se suponía disfrutarías de un buen desayuno.
Congresistas defendiendo lo indefendible.
La repartija evidente en la conformación de los magistrados del Tribunal
Constitucional.
Se veía venir. No sorprende.
Pero tampoco hay que quedarse callados.
¿En qué momento se malogró el inodoro?, ¿qué
tuvo que suceder para que gentuza como Héctor Becerril, Rosa Bartra y demás
representantes del fujimorismo tengan la legitimidad de la población para estar
en el Poder Legislativo? O sea, no es normal. Pero ya sabemos que este país
forja su identidad, incluso la democrática, en la anormalidad, en la sorpresa
teñida de mal gusto.
La solución a esta cadena de impases, de
insultos al sentido común, tiene un origen, que deducimos y que ya debemos
manifestar en nuestros círculos, con los más próximos: la falta de educación.
Que tengamos que aguantar las agendas
politiqueras de los naranjas y los apegos al cargo de algunos caseritos congresales,
no es más que un férreo ejemplo de que a este país le falta espíritu crítico.
No me quejo ante algo que no me guste, total, las diferencias en el punto de
vista enriquecen la discusión, siempre y cuando exista una intención por el
bien del país. Este no ha sido el caso. A los naranjas jamás les interesó el
país, solo imponer la voluntad de una lideresa, ahora en la cárcel tras algunos
meses en los que marcó el devenir político a regalada gana.
Hay que trabajar en las nuevas
generaciones, en especial hay que incentivarlos a leer, no para que solo sean
de mayores personas cultas, sino para que desarrollen un espíritu crítico. Con
el espíritu crítico otros serían los problemas, no los que estamos viendo en
estos momentos, a todas luces provenientes de la matonería y la viveza.
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