miércoles, junio 20, 2018

mejor que ficción


El asesinato de Luis Banchero Rossi fue la tendencia temática de 1972. Esta revista y otros medios ofrecieron detallados y extensos reportajes sobre un crimen que brillaba por su complejidad. Hubo pues de todo: desde el informe objetivo hasta el alentado por el delirio sicotrópico. Atento a la epifanía de esta historia, Guillermo Thorndike publicó al año siguiente una obra maestra: El caso Banchero, que alguien debería rescatar ya (sobre todo ahora que Planeta reeditará Manguera, del mismo autor). Además, para quien escribe es superior a la de Capote, A sangre fría.
Un libro como el de Thorndike fue escrito en caliente, a contrarreloj. El crimen demandaba un desarrollo discursivo y felizmente el autor tuvo un editor, Barral, que supo acoger su propuesta. Esto me hace pensar en los muchísimos proyectos que nacieron del periodismo y que no encontraron cobijo debido a la precariedad del circuito editorial. A pesar de ello, pudimos leer títulos atractivos que sintonizaban con el interés del público, como Muerte en el Pentagonito de Uceda, Sendero de Gorriti y Ciudadano Fujimori de Jochamowitz. Los dos últimos ahora integran la colección Memoria Perú de Planeta.
Si hoy hablamos de una Edad de Oro en la industria editorial, se debe a que ha habido una acertada lectura de los tópicos pautados por la agenda periodística: racismo, feminicidio, crisis política, etc. Por ejemplo, veamos la flamante serie de libros sobre fútbol, acaso la cereza de la torta de este buen momento que nadie esperaba hace cuatro años. 
Los libros de no ficción están solventando a las grandes editoriales y también a algunas pequeñas. Ahora se puede contar con recursos para apostar por nuestra “electrizante” ficción, infestada de autores que la rompen únicamente en likes y que no despierta ánimo alguno por soporífera.



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