"archivo de recortes"
El fin de semana terminé de leer Archivo de recortes (Escuela de Edición,
2018) del escritor y crítico Alonso Rabí.
Como bien reza el subtítulo, nos
hallamos ante crónicas literarias en tono menor, seña que vemos reflejada en
una prosa pausada y, en no pocos momentos, cautelosa, estrategia que termina
rescatando del olvido a todos los textos que fueron escritos para la prensa
cultural.
A diferencia de su anterior entrega, Animales literarios (2016), ahora el
autor navega con más comodidad y seguridad. En este sentido, la selección que hizo de su producción
exhibe una genuina pasión por sus autores favoritos y temas de interés, cosa
que agradecemos porque en nuestro periodismo cultural urge la pasión generosa
por compartir.
Rabí establece un diálogo cómplice con
el lector, no importa si este es informado o no. Ahí lo del "tono menor", que asumimos en su dimensión íntima, como lo podemos ver en Y al comienzo fue un libro, Padre del periodismo gonzo, Un
Beatnik en la Ciudad de los Reyes, El viejo lobo de mar, El periodismo
latinoamericano, El desenfreno de Levrero, La ciudad de los cafés, De cómo Don
Quijote llegó al Perú y Amor por correspondencia. No solo nos enfrentamos a una
ética valorativa,
sino también a un ánimo aleccionador, aquel que teje la información sin que esta se
pierda en el mero efectismo del escueleo ni en el dato superfluo.
Ahora, no sé si esta selección haya estado sometida a una nueva revisión por parte de Rabí, pero algunos textos debieron
recortarse, a saber, el final de En busca del crimen perdido. Más allá del señalamiento,
ADR se erige como el testimonio de una
época en que el periodismo cultural cumplía una noble función, que con sus
yerros y aciertos, transmitía un amor por la lectura. No como el que se viene
practicando últimamente, tan entregado a la fiebre de la novedad y a los chabacanos
pases del relacionismo.
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