armar el caso / condena social
Si tienes cuenta de Facebook, aquí
puedes ver el último comunicado del Comando Plath.
Felizmente, no tuvieron que pasar muchos
meses para que se digan algunas cosas claras en cuanto al señalamiento de los
acosadores del mundo letrado peruano, que aprovechan su condición de creador /
intelectual / académico / literato para justificar sus fechorías contra mujeres
del circuito cultural.
Se trata de un texto histórico que
servirá de precedente para visibilizar futuras denuncias de acoso. El objetivo,
infiero, es que las acusaciones tengan una solidez y que en base a esta se
pueda proteger a la mujer denunciante. En este sentido, lo acaecido con el
poestastro y pedófilo Reynaldo Naranjo resultó aleccionador, porque partiendo
de la información de las agraviadas se formó un caso para su exposición. Construirlo
tomó tiempo y su impacto no pudo ser más que efectivo.
Ese es pues el camino. Forjar una
narrativa sustentada y de esta manera reafirmar la denuncia del maltrato o desechar
lo que solo pertenece a un asunto doméstico.
Poner en evidencia un acoso es un asunto
muy complicado y lo peor es caer en las trampas del apuro, en la demanda de la
indignación que en toda razón requiere de justicia. Sabemos que los mecanismos legales no cuidan a las mujeres,
basta ver los ejemplos más sonados fuera del ámbito cultural para darnos cuenta
del lugar que ellas ocupan.
Queda la condena social, que no es poco:
lo acabamos de ver días atrás con Domingo de Ramos y la artista Ale Wendorff,
que lo acusó de intento de violación. Ante esta gravedad, DDR reaccionó como
todo un imbécil, actitud celebrada por algunos autodenominados representantes
de la superioridad moral de izquierda, cuando lo lógico, ya que lo consideran
su amigo, era conversar con él y hacerle ver la importancia de pedir disculpas.
DDR tuvo la oportunidad de hacerlo y prefirió la victimización racial, el
pacoyunquismo.
El silencio cómplice de los defensores
de DDR grafica en dónde están sus principios. Ya los quiero ver hablando pestes
del sistema neoliberal, para esas cojudeces sí son campeones, maravillosos
guerrilleros del verso.
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