ojalá
No es que me guste ver gente en la
cárcel, pero si algo deseo para este miércoles de octubre es precisamente que
Keiko Fujimori sea condenada a 36 meses de prisión preventiva, tal y como pide
el fiscal José Domingo Pérez, que ha decidido tener una postura frontal en
contra de la corrupción, representado por el actual partido del fujimorismo,
Fuerza Popular. A Pérez se le ha venido atacando a cuenta de ciertas veleidades
discursivas, que sintonizan con su ideología de izquierda, mas no tendríamos
que distraernos en ello, porque lo que importa es que de entre todos los
fiscales que han venido investigando a esta red criminal, él es el más decidido
en que se aplique justicia.
Hace unas horas pude ver las últimas
declaraciones de K. Fujimori. Su llamado a la tranquilidad y a la construcción
de una política de paz es un estertor, manifestación de quien sabe que es muy
difícil que pueda librarse ahora de la cárcel. La Fujimori y su partido han
tenido todos los medios para sumar políticamente en estos dos años de gobierno,
pero apostaron por el achoramiento sabiendo que en la interna de FP existían
varios anticuchos y que tarde o temprano Fiscalía les caería con todas las
armas legales posibles. Esto no es lo que ha puesto contra la pared a este
grupo político. No es la primera vez que los fujimoristas enfrentan acusaciones
de corrupción. Lo que los ha asustado es la impopularidad que han ganado a
pulso, situación que no tenían calculada ni en sus más impensadas
alucinaciones. El pueblo puede soportar todo, menos la conchudez, señal de que
aún existe una reserva moral, a la que se recurre cuando las pruebas de lo
obvio son más que letales. Lo ideal sería evitar este tipo de instancias, solo
así nos ahorraríamos tiempo y estaríamos enfocados en los temas que realmente
importan para la población, como la reactivación económica.
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