miércoles, octubre 24, 2018

ojalá


No es que me guste ver gente en la cárcel, pero si algo deseo para este miércoles de octubre es precisamente que Keiko Fujimori sea condenada a 36 meses de prisión preventiva, tal y como pide el fiscal José Domingo Pérez, que ha decidido tener una postura frontal en contra de la corrupción, representado por el actual partido del fujimorismo, Fuerza Popular. A Pérez se le ha venido atacando a cuenta de ciertas veleidades discursivas, que sintonizan con su ideología de izquierda, mas no tendríamos que distraernos en ello, porque lo que importa es que de entre todos los fiscales que han venido investigando a esta red criminal, él es el más decidido en que se aplique justicia. 
Hace unas horas pude ver las últimas declaraciones de K. Fujimori. Su llamado a la tranquilidad y a la construcción de una política de paz es un estertor, manifestación de quien sabe que es muy difícil que pueda librarse ahora de la cárcel. La Fujimori y su partido han tenido todos los medios para sumar políticamente en estos dos años de gobierno, pero apostaron por el achoramiento sabiendo que en la interna de FP existían varios anticuchos y que tarde o temprano Fiscalía les caería con todas las armas legales posibles. Esto no es lo que ha puesto contra la pared a este grupo político. No es la primera vez que los fujimoristas enfrentan acusaciones de corrupción. Lo que los ha asustado es la impopularidad que han ganado a pulso, situación que no tenían calculada ni en sus más impensadas alucinaciones. El pueblo puede soportar todo, menos la conchudez, señal de que aún existe una reserva moral, a la que se recurre cuando las pruebas de lo obvio son más que letales. Lo ideal sería evitar este tipo de instancias, solo así nos ahorraríamos tiempo y estaríamos enfocados en los temas que realmente importan para la población, como la reactivación económica.

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