fujimori / velasco
Lo que comienza mal, termina mal, es la
sentencia. No se necesita ser un experto en política para tener una noción de
lo sucedido con la anulación del indulto a Fujimori.
Como era de esperar, las especulaciones
brotan, desde las que señalan la treta que tiene a Keiko Fujimori como autora
intelectual. Razones no faltarían, la popularidad de esta ociosa anda por los
suelos. Había, pues, que despertar al fenómeno, a la masa durmiente y
satisfecha que veía al patriarca descansando y sembrando legumbres en su
jardín.
Fujimori regresa a la cárcel y los
moralistas de las redes expresan su alegría. Fujimori tenía que regresar al lugar del que jamás debió
salir, su indulto exhibió todo el tufo del negociado, del acuerdo bajo la mesa.
Pero esta misma gente que celebra lo que a todas luces es un acto de justicia,
celebra también los 50 años de la dictadura de Velasco.
Y es aquí en donde la nebulosa me impide
entender la situación, no me deja ver más allá de la sinapsis de la
inconsecuencia de principios, y no hablo de los infaltables moralistas de
izquierda (senderólogos de cantina) del mundo virtual, que ahí quedan nomás,
sino de gente que muestra un criterio a respetar pero que no pueden con el
corazoncito, porque Velasco es lo que les queda como último bastión de
autoridad moral.
Aplauden la Revolución Peruana que dejó nefastas
consecuencias económicas hasta el día de hoy, pero quedan callados ante lo que
sucede en otras sociedades igual de “revolucionarias” como las de Cuba y
Venezuela. Se busca la justificación del discurso, pero este no es tal sin “acción”
que lo honre, a saber, no estarían dispuestos a vivir una semana en esas
maravillosas sociedades. El izquierdismo actual vive del sistema neoliberal y
ese privilegio no lo van a cambiar jamás, esa es la prueba mayor de que ahora
estamos mejor que antes.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal