martes, octubre 30, 2018

erm


Hace un par de semanas falleció el escritor Edgardo Rivera Martínez, autor de importantes novelas de largo aliento como País de Jauja y Libro del amor y otras profecías. En lo personal, lo recordaré por su obra breve, de la que ostenta un puñado de cuentos que permanecerán en mi retina, uno en especial: “Ángel de Ocongate”, que en 1986 ganó la primera edición del premio de Las Mil Palabras de Caretas.
Mientras revisaba algunos lomos, durante la soleada tarde del domingo, encontré una publicación de ERM que se ubica en la tradición de los retazos, aquella conformada por textos en paralelo a la obra mayor, publicados la mayoría de las veces en diarios y revistas. Fue así que de una sentada leí (¿o releí?, en verdad no recuerdo) Estampas de ocio, buen humor y reflexión, que apareció en 2003 por el Fondo Editorial de la Unmsm. Por cierto, habría que revisar con atención los catálogos de los fondos universitarios, vale la pena esa aventura al paso porque en ellos puedes hallar una que otra sorpresa, de esas capaces de aliviar el día y reconciliarte con el placer de la lectura. Es, pues, una lástima que muchos de estos catálogos no lleguen a las librerías, además, ni hablemos de sus respectivas logísticas de promoción y distribución, que dan pena e indignación. La única entidad que lucha contra esta tara es la PUCP, y desde hace algunos años la Decana, cosa que nos alegra porque nos hace olvidar cuando el fondo editorial de esta era llevado por especímenes que a las justas han leído diez libros en la vida.
Quienes conocemos la obra de Rivera Martínez, no dejaremos de aplaudir el puntilloso cuidado en su prosa de ficción, esta especie de responsabilidad la vemos también en los presentes páginas, que si bien es cierto exhiben el apuro de la faena periodística, nos permiten también construir un mapa de intereses temáticos vistos en lo que acabamos de llamar obra mayor. En estos artículos nos encontramos con un observador que canibaliza la impresión bajo los cotos de su conocimiento, es decir, desarrolla los textos en base a la herramientas que domina, como el rigor idiomático, la música clásica, la historia y la literatura de viajes, siempre en una patente intención de analizar el presente desde la óptica del pasado, lo que nos revela que ERM sabía de sus límites: no era fuerte bajo el filtro de la actualidad. Hay, pues, textos que deberían figurar entre lo más destacado del articulismo sobre Perú. Veamos: “o Bajo el puente”, “Elogio y defensa de la quincha”, “Decadencia y ocaso de lo huachafo”, “Borricos en la plaza”, “La sopa teóloga” y “Oseanidas”. 
Para nada menos son los artículos que se nutren de las impresiones literarias y viajeras, que son las que sintonizan más conmigo, pienso en “Mallarmé y los sombreros de copa”, “Variaciones sobre un tema de Cortázar”, “Gatos literarios”, “Un afiebrado epistolario. Amor y erotismo en Joyce”, “Un pueblo llamado Sepultura”, “El Perú de Charles Wiener”, “los Andes” y Henri Michaux en Iquitos”. Aquí es posible detectar a un lector en estado de gracia, ajeno al lugar común, apasionado y controlado, y por ello perdurable, en su pontificación. Date un tiempo y ve a la caza de esta pequeña maravilla.

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