domingo, enero 20, 2019

la mujer no importa (2)


Me despierto y comienzo la jornada de domingo, me desperezo con el mejor álbum de Talking Heads, Fear of music. Dejo correr las canciones, paso café y veo las noticias en la pantalla del cel. 
Algo extraño e inconcebible viene sucediendo en el país. Si hasta hace poco nos quejábamos de la impunidad, que con mucho esfuerzo se ha estado combatiendo, ahora esta impunidad da paso a un conchudo blindaje. Por ejemplo, pensemos en la agresión que sufren las mujeres y peor: la protección de la que gozan los agresores. Masacrar, maltratar, violar y abusar de la Mujer no solo se ha vuelto cosa corriente, sino que las pruebas presentadas ya no son hechos suficientes a tomar en cuenta. El problema no es la aplicación de la ley, sino los ojos y los “principios” que la interpretan. En esta sinuosa dimensión, entra a tallar el machismo en toda su magnitud: desde la condena estratégica a la protección de filiación. Lo vemos en todos los estratos, desde aquellos menos favorecidos por la educación hasta los que sí. En este segundo grupo, refiriéndome a nuestro insuperable circuito cultural y literario, podemos corroborar un patrón, encontramos autores que pontifican desde el estrado de las redes sociales, veamos: realizan señalamientos a los embates del sistema neoliberal, se condenan las tropelías de la dictadura venezolana, leemos discursos sobre el compromiso con los vecinos de San Juan de Lurigancho y otras hierbas políticamente correctas. Sin embargo, ¿qué sucede cuando se presentan testimonios de acoso e intento de violación por cuenta de las propias agraviadas? Pues nada. Se aplica el condenable criterio del relativismo. La amistad y la solidaridad grupal por encima de los principios que dicen honrar en los palcos virtuales, tejiendo la aberrante táctica de cuestionar la acusación de la agraviada, a menos que no sepan leer, cosa que sería un sinsentido tratándose de gente dedicada a las letras. Y encima tienen la Concha de indignarse cuando se les critica por esa doble moral. Esta gente necesita cilindros de desahuevina. A este paso se les va a recordar por inmorales y no por los chispazos que alguna vez hicieron en la escritura.





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