domingo, febrero 03, 2019

hz



La muerte del destacado poeta Tulio Mora deja abierta una pregunta: ¿cuál será la situación del movimiento Hora Zero ante la ausencia de su principal difusor? Queda claro que la referencia queda inalterable gracias a  Un par de vueltas por la realidad de Juan Ramírez Ruiz, En los extramuros del mundo de Enrique Verástegui y Kenacort y Valium 10 de Jorge Pimentel, este último cofundador y poeta en actividad de HZ. Mora fue quien forjó el discurso sobre el proceso horazeriano en nuestra tradición poética. Extrañaremos su presencia sabiendo que los textos académicos sobre HZ no abundan como sí de otros importantes grupos poéticos, los cuales aún no terminan de firmar su legitimidad entre los (nuevos) lectores.
Son precisamente los lectores los que garantizan la vigencia de HZ. Pensemos en sus recitales de los últimos años. Éramos testigos del orgasmo poético que nos hacía creer en la epifanía de la palabra honrada por la actitud. No podemos hacer el abusivo ejercicio de la comparación con las presentaciones de otras agrupaciones, cuyos lectores son los mismos de hace cuarenta años, solo que con más canas y arrugas. Si esto fuera fútbol: seríamos sorprendidos espectadores de un inaudito encuentro entre el Manchester United y Los Once Chocheritas FC. 
En una entrevista de 2011, Pimentel dijo: “no somos gente mediocre que se ampara en una universidad para existir”. Cierto, HZ no necesita de la academia, pero los interesados en escudriñar en su propuesta sí. Hacia esos interesados Mora enfocó sus esfuerzos y los resultados de la gesta se pueden ver en el interés que suscita HZ en el extranjero, situación que también debería suceder por estos lares siempre y cuando el circuito fuera normal. Impera el sentimiento menor que se fija en la persona y no en lo que importa: la poesía. Esta injusticia la sabemos todos.

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