hz
La muerte del destacado poeta Tulio Mora
deja abierta una pregunta: ¿cuál será la situación del movimiento Hora Zero
ante la ausencia de su principal difusor? Queda claro que la referencia queda
inalterable gracias a Un par de vueltas por la realidad de
Juan Ramírez Ruiz, En los extramuros del
mundo de Enrique Verástegui y Kenacort
y Valium 10 de Jorge Pimentel, este último cofundador y poeta en actividad
de HZ. Mora fue quien forjó el discurso sobre el proceso horazeriano en nuestra
tradición poética. Extrañaremos su presencia sabiendo que los textos académicos
sobre HZ no abundan como sí de otros importantes grupos poéticos, los cuales aún
no terminan de firmar su legitimidad entre los (nuevos) lectores.
Son precisamente los lectores los que
garantizan la vigencia de HZ. Pensemos en sus recitales de los últimos años.
Éramos testigos del orgasmo poético que nos hacía creer en la epifanía de la
palabra honrada por la actitud. No podemos hacer el abusivo ejercicio de la
comparación con las presentaciones de otras agrupaciones, cuyos lectores son
los mismos de hace cuarenta años, solo que con más canas y arrugas. Si esto
fuera fútbol: seríamos sorprendidos espectadores de un inaudito encuentro entre
el Manchester United y Los Once Chocheritas FC.
En una entrevista de 2011, Pimentel
dijo: “no somos gente mediocre que se ampara en una universidad para existir”.
Cierto, HZ no necesita de la academia, pero los interesados en escudriñar en su
propuesta sí. Hacia esos interesados Mora enfocó sus esfuerzos y los resultados
de la gesta se pueden ver en el interés que suscita HZ en el extranjero,
situación que también debería suceder por estos lares siempre y cuando el
circuito fuera normal. Impera el sentimiento menor que se fija en la persona y
no en lo que importa: la poesía. Esta injusticia la sabemos todos.
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