revisitando a mg
Si mal no recuerdo, he dicho alguna vez
en el blog que los veranos los consagro a la relectura. Sin embargo, este
verano no releeré como en temporadas pasadas. Hay varios títulos nuevos y
aquellos que han estado esperando, los cuales reclaman mi atención (y yo la de
ellos).
Mientras hacía la selección de
publicaciones, vi un lomo que me parecía conocido, lo cogí para cerciorarme y
recordé lo presenté el año pasado en la Feria del Libro de San Borja. Libro de
ensayo de un gran amigo y estupendo narrador. Ajá, ese mismo: Celebración de la novela 1 de Miguel
Gutiérrez, en Debolsillo.
La (falsa) relectura se da en el momento
adecuado. Necesitaba conectarme con la limpia fluidez del ensayo, lo que este
es en esencia y no la serie de panes con manteca que se presentan como tal. Ya
lo he dicho, en este circuito se cree que los papers y las monografías son ensayos, lo que revela una axiomática
ignorancia, lo que al final trae una anunciada consecuencia: la desconexión de
la academia con la población. Conozco a muchos académicos que son incapaces de
interpretar la realidad porque dependen exclusivamente del código teórico, a
ello sumo su incapacidad para hallar luz y valor en la evidente riqueza de los
textos de divulgación.
Gutiérrez fue también un estupendo
ensayista. En cierta ocasión me habló de lo maravilloso que era el género del
ensayo, encontraba en él la libertad discursiva que no le brindada el tema
concreto y cerrado, sino que mientras más abierto este sea en su interpretación,
puede motivarte a seguir sacando provecho de lo mejor que ofrece: la
especulación, la cual privilegia el punto de vista.
Me concentré en los párrafos donde
relata su adolescencia piurana, solitaria y con evidentes problemas para interrelacionarse
con los demás. Miguel convirtió ese problema anímico en virtud: imaginar y
soñar, hasta que un día descubrió la Biblioteca Municipal y su vida cambió.
Allí leyó Crimen y castigo de
Dostoievski, experiencia que no solo lo marcó como persona, también como futuro
escritor.
Sigo la lectura de CdN1, pero esta es
pausada, con una sensación de alivio: nos encontramos ante una voz que, hasta
ausente, sigue transmitiendo lo que en verdad importa: pasión por la lectura y
la vida.
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