jueves, febrero 07, 2019

intelectuales contra la pared



Uno de los temas que seduce a la mayoría de escritores e intelectuales peruanos es la política. Les fascina hablar de política, no importa si se sabe mucho o nada, lo que les atrae es la proyección de la (supuesta) postura justiciera haciendo uso de todos los medios al alcance.
No pocos de estos especímenes tienen una preferencia por los principios de izquierda. Principios con los que sintonizo, no por afinidad, sino por sentido común: ¿no hacer nada en contra del maltrato a la mujer?, ¿quedarme callado ante los abusos laborables?, ¿no condenar las dictaduras?, etc.
Pues bien, ahora la superioridad zurda se halla en un serio cuestionamiento en tiempo real a razón de la desgracia que ocurre en Venezuela. No dicen nada contundente al respecto. Impera la creencia imbécil de que hay que defender la ideología que está siendo atacada por el imperialismo, actitud con la que se demuestra una incuestionable inhumanidad hacia el venezolano que sufre. 
Nuestro circuito intelectual está podrido. Veamos este maravilloso criterio: se condena la violación de derechos humanos si el perpetrador es de derecha pero no si este es de izquierda. Un intelectual puede equivocarse, pero nunca traicionar su coherencia, que es la firma de su credibilidad. Cuánta diferencia con Mario Vargas Llosa en los asuntos dictatoriales. En su última columna en Piedra de Toque, Venezuela: Largo caminohacia la libertad, Vargas Llosa reafirma su posición sobre la dictadura de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. No olvidemos que en muchas ocasiones hizo lo mismo con la tiranía derechista de Augusto Pinochet. Dictadura es dictadura, algo que deberían aprender aquellos que se delatan en redes como intelectuales baratos. Campea la indecisión y la cobardía para llamar a las cosas por su nombre. Fácil, muchachón: entre un chavista y un borracho que habla huevadas, no hay diferencia, es lo mismo.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal