domingo, abril 14, 2019

abundancia de antologías


Después de muchas horas, me conecto a las redes y entre lo que veo, me resulta imposible pasar de un fenómeno digno de estas tierras: la existencia de antologías temáticas, para todos los gustos, al punto que tengo la impresión de que hay más antologías que libros unitarios. Las antologías son necesarias, al menos es lo que en general pienso de ellas, pero ¿qué pasa cuando comienzan a abundar? Uno se pregunta por la motivación que hay detrás. Al respecto podemos barajar innumerables especulaciones, desde los amigos que se quieren dar a conocer hasta los que abiertamente comienzan a trabajar en las bases de lo que será su reconocimiento. Todos los caminos son lícitos, pero a uno le gustaría ver en los mismos aunque media luz de epifanía. Lo digo porque el año pasado leí muchas antologías, la mayoría de ellas tremendas porquerías que sencillamente en un circuito relativamente irregular no existirían. 
Hubo un tiempo en que las antologías generaban reseñas y comentarios encontrados, y lo más importante: te permitían ser partícipe de un suceso, podías especular sobre los vientos que nutrían a ciertas poéticas y de cómo estas en conjunto suscitaban un interés en los lectores. Ahora impera la mescolanza y el posicionamiento a lo bestia de los antologados, la proyección del parecer escritor sin importar que no se diga ni mierda en los textos.


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