martes, junio 18, 2019

a. merini


En estos días regreso y también vuelvo a descubrir la poética de la italiana Alda Merini.
Cuando me sumergí en las páginas de Delito de vida. Autobiografía y poesía (Vaso Roto, 2018), recordaba muy poco (casi nada) de lo que en su momento leí de ella. Al respecto, no tengo problema alguno si acepto que esta vendría a ser la primera vez que la conozco (la experiencia sobre la memoria). Como fuere, lo importante es que escarbo, por el momento, principalmente en su vida, signada por la tribulación y la tragedia. Entre las fatalidades que le sucedieron, estuvo la de haber pasado cerca de veinte años en manicomios. Se entiende que no era una mujer normal, pero no en el sentido de mostrarse contraria a las imposiciones sociales de la sociedad italiana de mediados del siglo pasado, sino que a diferencia de muchos artistas, a Merini poco o nada le importó curarse de sus traumas y pesares, a saber, no huyó de las peligrosas parcelas de la hipersensibilidad. La futura poeta encontró la justificación vital en la práctica poética, no como medio, sino como fin. Y claro, se dedicó a vivir y afrontó en esa determinación lo bueno y lo malo. Vida y poesía en una sola actitud, no como complemento una de otra.
Ojalá la puedan conocer más.
Releerla si es el caso. 
En la red hay mucha información sobre esta poeta a disposición del interesado. Ojalá alguien pesque esta recomendación.



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