viernes, junio 21, 2019

academia desconectada


Muchos dicen, y no sin razón, que a esta nueva generación de mujeres y hombres peruanos le falta muchas cosas. Los más pesimistas la tildan de inculta e ignorante, impresión que adquiere consistencia cuando uno los escucha hablar, o cuando toma como modelos toda representación popular teñida de ignorancia, malgusto y otras maravillas del facilismo imbécil. No puedo contradecir esa realidad, pero tampoco puedo negar que hay una facción que se destaca por su espíritu crítico y afán de información.
Digo esto por lo que acabo de leer en el portal IDL-Reporteros, que reproduce un artículo del diario El Búho sobre una conferencia llevada a cabo el pasado sábado en el Palacio Metropolitano de Bellas Artes de Arequipa. En el evento participaron los fiscales del caso Lava Jato José Domingo Pérez, Rafael Vela, el juez Richard Concepción Carhuancho y los periodistas Gustavo Gorriti y Graciela Villasis. 
Hay muchas cosas que decir al respecto, cada exposición estuvo signada por la legitimidad ética y moral. Pero sí me gustaría subrayar lo siguiente: no es gratuita la presencia de jóvenes en el evento, muchos de ellos estudiantes universitarios y de institutos. Qué mejor respaldo moral que ese, que saluda y reconoce la capacidad y la dimensión ética de los ponentes, en especial la del fiscal José Domingo Pérez, de quien no olvidemos lo siguiente: meses atrás el catedrático sanmarquino Marcel Velázquez cuestionó en Twitter su tesis a razón de un mal empleo de citas. No está mal cuestionar faltas y errores, pero el dato fue aprovechado por la banda congresal fujimorista, que emprendió una campaña de desprestigio contra Pérez justo cuando las investigaciones estaban en su tramo más sensible. A lo mejor Pérez no fue un alumno destacado, pero eso poco importa a la luz del trabajo que viene realizando junto a los fiscales del caso Lava Jato, labor calificada en el mundo entero como histórica, en donde cada fiscal se viene enfrentado a un ejército de abogados consorciados al servicio de poderosas mafias empresariales. Lo de Velázquez es una cruel metáfora de desconexión de la academia con los sucesos que viene experimentando el país. Cuando esta opina, lo hace hasta las huevas, embarrándose y delatándose de oportunista. Este país necesita una academia que no se solace en la falsa consagración de veinte gatos, sino que sea activa y coherente con sus principios: reflexionar y denunciar todo acto de corrupción. De esta manera volverá a tener credibilidad.

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