viernes, octubre 11, 2019

batalla ganada


Tras algunos días de tensión, el gobierno peruano publicó un decreto de urgencia que extiende los beneficios tributarios a la importación y venta de libros por un año más. Hay, pues, tiempo suficiente para que el próximo congreso trate La ley del Libro y esta sea, de una buena vez, permanente y que no esté sujeta a los pesares de la última hora.
Al menos yo la tengo muy clara y no me subo a carro alguno, como sí pretende hacerlo la galaxia de funcionarios públicos que en estos últimos años ha hecho gala de un discurso timorato y amanerado al momento de hablar políticamente de los beneficios culturales de una potencial ley de libro. El verbo de estos sujetos ha estado pautado por el interés personal, aquel que no enfrenta, sino que circula por los márgenes, siguiendo el juego porcentual del MEF. Nos referimos a una actitud digna de cobardes a los que nunca les importó la lectura, solo cuidar sus puestos de trabajo en el Estado. 
Si un mérito hay en esta batalla ganada, se lo debemos a los privados, como la CPL, libreros, editores, distribuidores y gestores culturales. En ellos he visto un discurso más frontal, el cual ha generado una identificación en todos los interesados en promover la lectura en el país, no solo como hábito, también como la única vía para salir del subdesarrollo. He ahí la bulla política que suscitó la posible caducidad de la exoneración, se necesitaba levantar la voz y se logró despertar una preocupación que no solo correspondía a los actores naturales del mundo del libro.



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