jurado de novela irregular
Los Premios Nacionales de Literatura del
Ministerio de Cultura tienen todo a su favor para convertirse en los más
importantes del país. A diferencia de los Copé, en estos compiten obras que ya
han transitado por el escrutinio de los lectores.
Para este 2018 las categorías varían,
tenemos las de Literatura en lenguas originarias, No ficción y Novela. Es
precisamente el jurado de esta última, de lejos la más llamativa de esta
edición, el que acrisola atendibles sospechas razonables.
Como se lee en la resolución
ministerial, los miembros fueron propuestos por escuelas profesionales,
facultades e instituciones humanísticas, sin embargo, los comisarios no
deberían limitarse al acuso de recibo, sino también a investigar lo sugerido.
Descontando a Pollarolo y en menor medida a García y Fernández, resulta
inconcebible sintonizar con Vargas y Del Águila. El primero no tiene
legitimidad y la segunda es una autora eficiente pero sin obra mayor. Si la
nómina carecía de referencialidad, había que convocar a quienes la ostentan,
comunicándoles previamente que decidirían sobre novelas publicadas: Garayar,
Mudarra, Hopkins y González Vigil.
Lo que se supone que no debe suceder en
este ministerio en cuanto a materia literaria, acaece con una frecuencia que
espanta. No olvidemos a los ganadores del PNL del año pasado, que a excepción
de Noltenius, no entusiasmaron a nadie debido a la falta de objetividad y
distancia de sus jurados con algunos premiados. Tampoco pasemos por alto la
lista de escritores que participarán en la próxima Filsa, la mayoría elegidos
por discutibles criterios como la “cuota” en lugar de la pertinente calidad.
Esta serie de inaceptables dislates nos
lleva a afirmar lo siguiente: la existencia de una argolla que parasita gracias
a nuestros impuestos. El mensaje es muy claro: para cualquier autor, publicar
un buen libro es insuficiente para ser tomado en cuenta.
En Caretas
1 Comentarios:
Al menos han cumplido este año con publicar los libros postulantes, así como los que han sido observados. Me sorprende, sin embargo, que hayan sido observadas cinco novelas publicadas por Penguin Random House por cuestiones de forma, entre ellas "Quien es D'Ancourt", etc., se supone que una editorial así tiene que fijarse en todos los detalles antes de enviar los expedientes.
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