ms / tm
Aunque en esta época del año la dedico a
la caza de novedades cinematográficas, suerte de puesta al día de lo que se me
pudo haber escapado, y no solo de los últimos meses; por lo general, absorbo lo
no visto en dos años y la empresa la mayoría de las veces me resulta
insuficiente.
Días atrás revisaba algunos catálogos de
cine independiente y escuché al vuelo la conversación de una pareja de jóvenes,
no sé si eran enamorados, lo que sí es que difícilmente vaya a poder olvidar en
las próximas horas la voz chillona de la señorita, que le pedía a la vendedora
todas las películas con Martin Sheen.
MS no es mi actor predilecto, pero sí ha
actuado en un par de pelas que me gustan mucho. La primera es una obra maestra,
la otra no tanto, aunque quién sabe: Apocalypse
Now y The Departed.
A los interesados se les alcanzó todas
las películas en las que el actor salía. Estoy seguro de que tuvieron más de lo
esperaban. Al llegar a casa, seguramente motivado por una oscura curiosidad,
comencé a buscar una película con MS, la cual ya tiene sus años. No es la
primera película que vi del conocido actor, pero sí es la primera de su
director, con quien guardo una suerte de relación que transita de la admiración
a la subestimación, y viceversa.
De Terrence Malick me “gustan” todas sus
películas, pero es precisamente en Badlands (1973) en donde hallo las semillas que desarrollaría en trabajos posteriores. En ella
nos topamos con una suerte de remedo barrial de James Dean, llamado Kit
Carruthers (MS) y Holly Sargis, adolescente de lindas piernas a cuenta de Sissy
Spacek, que queda arrobada por el atractivo de Carruthers, obnubilada por su
lado salvaje y por el descubrimiento de su dimensión pasional que este le
despierta. Holly se enamora y en ese estado idealiza al joven, al punto que no
duda fugarse con él, sin importarle que este haya asesinado a su padre. La
pareja emprende la fuga por los desiertos y bosques cobrizos de Dakota. En este
tránsito, Malick juega con el tedio de los jóvenes, explora sus quiebres intelectivos
que les depara los espacios en los que a las justas hay sombra y no poca sed.
Para quienes han seguido la filmografía
de TM, no demoramos en señalar la cualidad que ha signado su cine: la
postura moral del personaje ante el entorno. Ellos siempre tienen la potestad
de decidir: la autodestrucción o la posibilidad de cambiar el destino
inmediato.
Muchas veces he pensado en las escenas
rodadas y adrede desestimadas, no porque estas fueran deficientes,
sino porque no se hallaban en sincronía con la revelación del momento. Ese momento
es lo que persigue y en esta su primera película tiene varios tramos en los que
Kit y Holly están ante la disyuntiva, seguir o no.
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