policial / salle
En la parrilla de Neftlix se puede
encontrar una película que sugiero ver por su capacidad de divertimento sin que
te estén tomando el pelo. Operación Zulú
(2013) del director francés Jérome Salle, que puedes apreciar, por ejemplo,
luego de una jornada cargada de actividades.
No es una obra maestra, pero sí tiene
todos los elementos para ser considerada en el curso de los años una muy buena
película. En su aparente ligereza deudora del género policial, es capaz de
brindar el retrato de todo un contexto cultural y político ajeno al nuestro.
Dos policías: el bueno, Ali Sokhela
(Forrest Whitaker) y el malo, Brian Epkeen (Orlando Bloom), tienen que
investigar el asesinato de una joven encontrada en una playa. Los policías
realizan las pesquisas respectivas y se dan cuenta de que ese crimen no es más
que el eslabón secundario de una larga cadena de muertes, la consecuencia de un
plan de experimentación de productos médicos, que para comprobar su
funcionalidad en el mercado europeo y norteamericano, debe ser puesto a prueba
previamente en los sectores más pobres de la sociedad Sudafricana.
Hay lo que el registro demanda: sangre,
tiros y mutilaciones (por demás impactante la tortura al inspector Fletcher),
pero está también lo que saca a la propuesta de su coto natural: el conflicto
de los hombres de ley. Sokhela es una persona proba que no puede ser
precisamente un hombre a causa de un ataque que sufrió de niño; en cambio,
Epkeen es un seductor empedernido que ha perdido a su mujer y que sufre el
desprecio de su hijo.
El mérito de Salle es que sabe
encabalgar estas situaciones sin perder la tensión narrativa, para lograrlo se requiere
de mucho oficio, con mayor razón cuando se abordan un par de aristas (el
conflicto personal y el social) que no deben ser tratadas como si en estas
existiera una dependencia, sino un protagonismo independiente. Hay que seguirle
la pista, apúntalo: Salle.
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