viernes, noviembre 16, 2018

reacción


De alguna manera, estamos viendo un milagro gracias a Bohemian Rhapsody, en especial si pensamos en las nuevas generaciones, aunque bien sabemos que la huachafada no conoce ni respeta edades… En fin, gratifica que una película comercial, hecha con responsabilidad y criterio básico consiga proyectar, o en todo caso rescatar, la música de una de las bandas más generosas en hits en la historia del rock. La poética musical de Queen se basaba en el entretenimiento y en ese coto lo hizo lo mejor posible. Alivia que se venga hablando, aunque sea al vuelo, de sus temas en lugar de las porquerías idiotizantes y hacedoras de oligofrenismo que son, a saber, las canciones de reguetón, por más que haya algún perdido/sabido que les quiera ofrecer un valor discursivo forzado, gracia acorde con esa estafa académica de los Estudios Culturales. 
Así como hay que luchar contra la no lectura, tendría que hacerse lo mismo contra el mal gusto y sus inevitables variantes. En lo que sí creo que hemos avanzado, siquiera algo en medio de tanta podredumbre, es en nuestra capacidad de indignación, esa reacción de última hora que nos ha salvado dos veces seguidas del regreso del fujimorismo. Si existe una mínima capacidad de reacción, se debe a que hay gente proba en el lugar que debe estar, pensemos en los que están en el Poder Judicial, esa facción dentro del ministerio que ha sabido diferenciarse de la corrupción, creyendo en la administración de justicia y no en la búsqueda de favores (no olvidemos los audios de hasta hace unas semanas), compuesta por jóvenes que a sus valores éticos suman un conocimiento tecnológico que les permite agilizar las investigaciones. Lo que estamos viendo ahora es fruto de años de trabajo silencioso. Ojalá sigan yendo a la cárcel más mujeres y hombres corruptos. De momento, entraré un rato a las redes a ver qué dicen nuestros maravillosos guachimanes de la moral.

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