reacción
De alguna manera, estamos viendo un
milagro gracias a Bohemian Rhapsody,
en especial si pensamos en las nuevas generaciones, aunque bien sabemos que la
huachafada no conoce ni respeta edades… En fin, gratifica que una película
comercial, hecha con responsabilidad y criterio básico consiga proyectar, o en
todo caso rescatar, la música de una de las bandas más generosas en hits en la
historia del rock. La poética musical de Queen se basaba en el entretenimiento
y en ese coto lo hizo lo mejor posible. Alivia que se venga hablando, aunque
sea al vuelo, de sus temas en lugar de las porquerías idiotizantes y hacedoras
de oligofrenismo que son, a saber, las canciones de reguetón, por más que haya
algún perdido/sabido que les quiera ofrecer un valor discursivo forzado, gracia
acorde con esa estafa académica de los Estudios Culturales.
Así como hay que luchar contra la no
lectura, tendría que hacerse lo mismo contra el mal gusto y sus inevitables
variantes. En lo que sí creo que hemos avanzado, siquiera algo en medio de
tanta podredumbre, es en nuestra capacidad de indignación, esa reacción de
última hora que nos ha salvado dos veces seguidas del regreso del fujimorismo.
Si existe una mínima capacidad de reacción, se debe a que hay gente proba en el
lugar que debe estar, pensemos en los que están en el Poder Judicial, esa
facción dentro del ministerio que ha sabido diferenciarse de la corrupción,
creyendo en la administración de justicia y no en la búsqueda de favores (no
olvidemos los audios de hasta hace unas semanas), compuesta por jóvenes que a
sus valores éticos suman un conocimiento tecnológico que les permite agilizar
las investigaciones. Lo que estamos viendo ahora es fruto de años de trabajo
silencioso. Ojalá sigan yendo a la cárcel más mujeres y hombres corruptos. De
momento, entraré un rato a las redes a ver qué dicen nuestros maravillosos
guachimanes de la moral.
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