¿intelectual barato?
Uno de los personajes más odiados por el
circuito cultural peruano es, sin duda alguna, Aldo Mariátegui, columnista de
Perú 21. Las razones son obvias, una de ellas: este circuito está compuesto en
su mayoría por simpatizantes y activistas de izquierda.
Si en el discurso del columnista hay
odio o resentimiento, palabras tan usadas por nuestra intelectualidad para
desacreditar a quienes no piensan como ellos, es lo que menos importa. Hay
puntos de Mariátegui que deberíamos tomar en cuenta, más que nada por el peso
de la verdad que tienen. Por ejemplo, en su columna del pasado viernes 3, dice
en el último párrafo: “Me preguntaron colegas aquí por los mejores novelistas
peruanos menores de 60 años. Les digo que no hay ninguno, salvo Jorge Eduardo
Benavides, pues los muy talentosos Beto y Bayly aún no nos dan la obra maestra
que esperamos de ellos. Pero ni Benavides, ni Jaime ni Beto pertenecen a la
argolla local caviar ‘intelectual’ y por eso ninguno de ellos fue invitado años
atrás a la FILBO, esa feria bogotana donde el humalismo llevó a pasear a muchos
escritores locales que eran entonces unos entusiastas corifeos del régimen.
¡Hoy ya no se acuerdan de su benefactora Nadine!”.
El tiempo, tan criminal para algunos, ha
puesto algunas cosas en su lugar. Presto atención a partir de la mención sobre
la FILBo de 2014. Recordemos que Perú fue el país homenajeado de esa feria
internacional y el gobierno de entonces invirtió una millonada en la delegación
de autores e invitados. El discurso usado para dicha ocasión obedecía a los
preceptos de la Marca Perú, tan criticado por muchos autores locales de
izquierda, a los que poco les importó la indignación una vez recibida la
invitación oficial. A todos, menos a un gran escritor peruano, polemista y
mucho más de izquierda que los remedos de izquierda que no dudaron posar para la
foto ferial: Miguel Gutiérrez. “¿Tú crees, Gabriel, que me voy a prestar al
juego de la Marca Perú? Yo rechazo esas payasadas”, me dijo Miguel cuando me
visitó en la librería.
Miguel Gutiérrez, por un lado. Por otro,
el párrafo nos lleva a enfocarnos en el silencio actual de los otrora esforzados
jalabolas de Nadine Heredia. La consigna/estrategia es fácil, puesto que tras las
declaraciones de Jorge Barata, las balas indignadas van dirigidas a la presa
más débil, ajá, esa misma: Susana Villarán. No dicen absolutamente nada de
Heredia, que es tan responsable de delito como sus odiados Alan García,
Alejandro Toledo, Pedro Pablo Kuczynski, Keiko Fujimori, et al.
Habrá que estar atento a los discursos
de los defensores virtuales de la moral cuando Heredia vuelva a comparecer. ¿O
es que se va a relativizar lo dicho por Barata? O sea, si Barata embarra a
Toledo, vale; pero si lo hace con Humala/Heredia, no. ¿Intelectual barato?, leí
por ahí.
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