domingo, mayo 05, 2019

vuelta a vitier


Mañana de domingo. Café, pan con salchicha huachana y maratón de maravillas wave, al menos hasta donde llegue mi entusiasmo. El sol, pese a que me causa problemas, no solo está generoso, sino también propicio para mi ánimo.
Sobre mi mesa de materiales, los periódicos de días pasados, que leeré recién, y también algunos sobres manila de últimas publicaciones. Abro algunos de estos últimos, como para seleccionar lo que leeré, aunque veo difícil que algunos de ellos vaya a ser abordado en las próximas horas. Felizmente, hay mucho por leer y tengo títulos que avanzo con deliberada lentitud.
No deja de sorprender la aparición de sellos editoriales. En parte, es positivo que aparezcan alternativas a las ya conocidas, pero la inquietud se presenta cuando te topas con remedos de proyectos editoriales llevados a cabo por gente que, aparte de no haber leído más de quince libros en la vida, no tiene la más mínima idea de cómo armar un catálogo. Hay pues dos opciones: ¿o han estafado al autor vendiéndole una realidad que no es o el autor ha pagado la edición y al champazo el impresor de ocasión se ha prestado a complacer al interesado sin criterio alguno, exhibiendo su cualidad mayor: la huachafada? Si bien esta práctica era muy común hasta hace algún tiempo, preocupa que regrese cuando se creía que esta ya estaba casi erradicada. 
Vuelvo a las lecturas avanzadas. En especial a mi reencuentro con la poesía de Cintio Vitier, a cuenta de una antología publicada por Monte Ávila. Cuando lo leí por primera vez no sentí la conexión que esperaba. Las recomendaciones que me hicieron del cubano no podían ser más estimulantes, y si bien reconocía que Vitier poseía una voz poética privilegiada, me costaba entender el entusiasmo que sí suscitaba en otros. Decidí volver a su poesía hace algunas semanas y he ido picando de a pocos la antología, percibiendo su evolución y cambio de tópicos. Felizmente nunca dije algo de lo que me pudiera arrepentir después. No hay nada más ridículo que emitir una opinión sobre una poética valiéndose de la primera impresión. Obvio, esto solo se aplica a los verdaderos poetas.




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