una librería
En los meses de verano me dedico
exclusivamente a la relectura. Esto es algo relativamente conocido por el
seguidor del blog. Rara vez me sumerjo en las novedades, sin embargo no pude
ser ajeno a una maravilla llamada Nuestras
riquezas. Una librería en Argel (Libros del Asteroide) de la escritora
argelina Kaouther Adimi.
Como lo sugiere el título, esta novela
va de una librería, llamada Las verdaderas riquezas, fundada en 1929 por Edmond
Charlot, histórico librero y editor que tuvo la oportunidad de publicar los
primeros libros de Albert Camus, y cuya librería no tardó en convertirse en un
punto de encuentro para autores como André Gide y Antoine de Saint-Exupéry. No
era para menos, Charlot supo forjar una leyenda de librero y gran lector que
incentivaba la creación literaria en los jóvenes. En este sentido, Adimi nos ofrece
un retrato atractivo de Charlot, pero también un testimonio de época y una
radiografía generosa de lo que tendría que mostrar siempre todo librero (y
editor): pasión por la vocación.
A la par de esta historia, Adimi presenta
el recorrido del joven francés Ryad, que en 2017 debe encargarse del local en
donde se ubicó Las verdaderas riquezas, pero su interés en el mundo del libro
es prácticamente nulo y ve la tarea encomendada como un asunto meramente
pecuniario. Tiene que reparar el local de la librería porque el actual
propietario la quiere convertir en una buñolería.
Adimi se vale la funcionalidad del
lenguaje sin afeites para brindarnos acercamientos verosímiles a estas
sensibilidades. Por un lado, el idealismo de Charlot y por el otro la
practicidad de Ryad. En este contrapunto, Adimi encuentra una potencia de
estilo que le permite al lector acercarse a un testimonio de época, a una
suerte de exploración a la cotidianidad de Charlot previo al estallido de la
segunda guerra mundial; del mismo modo en la configuración de la materialidad
que signa a Ryad. Este último, a medida que va avanzando en las reparaciones del espacio de la librería, va enterándose de su historia y leyenda, lo que
deviene en un asombro de primerizo que es aprovechado por Adimi para mostrarnos
el conflicto intelectivo de Ryad.
Por lo expuesto, el lector se halla ante
una novela idealista con ribetes escépticos, la cual nos muestra una mirada con
cable a tierra de esa locura que es sacar adelante una librería pese a las
adversidades y del valor silencioso de la misma capaz de abrirse espacio en el
tiempo y en las sensibilidades más reacias a reconocer su valor.