jueves, julio 23, 2020

"sueños bárbaros"


Hay una sentencia que ya no la escucho como antes. No sé a qué se deba esa extraña desaparición, a lo mejor muchos se han arrimado a las mentiras del volátil presente debido a la pandemia. Lo cierto es que la frase “solo el tiempo pone las cosas en su lugar”, aparte de la certeza que proyecta, puede ser un peligroso consuelo para quienes no alcanzan el reconocimiento, ya sea en la vida y en la literatura.
En cuanto a lo segundo, una breve mirada a la producción narrativa de los últimos años nos arroja una realidad por demás agobiante: cada año se publican libros que son de la putamadre. En esta ocasión no voy a desgranar esta observación, puesto que me interesa recomendar una novela que no ha envejecido nada desde que salió publicada en 2010 y que la relectura que hice de ella hace un par de semanas la confirma vigente y, felizmente, por muchísimo tiempo más.
Me refiero a Sueños bárbaros (Planeta, 2020) de Rodrigo Núñez Carvallo. Los que tienen buena memoria, recodarán que al salir publicada por primera vez, los saludos críticos estuvieron a la orden del día. Del mismo modo los comentarios de los lectores, que hicieron correr el rumor de las virtudes narrativas de la novela y la historia representada, que podría ser una dura y festiva metáfora de una generación (80/90) que le tocó vivir una etapa de crisis signada por la violencia y la hiperinflación. Lo que RNC nos presenta es la lucha de un sueño imposible en Perú en aquellos años de horror: hacer cine. Para ello, se centra en un personaje que existió, llamado Rafael Delucchi, un inquieto joven hiperactivo que anhela hacer una película.
La realización de la película de Delucchi es el escenario emocional de la novela, pero su sabor yace en la interacción de los personajes. Si la novela de RNC es lo que conocemos, se debe principalmente a esa interacción mediante la cual el lector asiste a una fiesta de circunstancias y azares que tienen a la política y el sexo como canales conductores. Hay que decirlo: en una página de sexo de Sueños bárbaros hay más sexo que en casi toda la narrativa peruana última del presente siglo. RNC no ha descubierto ningún secreto: las novelas son historias y las historias dependen de sus personajes. 
Tampoco dejo en el aire un factor que refuerza mi teoría (personal): la vitalidad que exhiben nuestros narradores mayores se agradece, y espero que los narradores más jóvenes se percaten de que ser soporífero, correctito, asexuado, poserazo y otras maravillas de la ramplonería egocéntrica no es epifanía literaria. La imbecilofilia no es el camino.

viernes, julio 10, 2020

"la casa de cartón"


Una de las cumbres de la literatura peruana del siglo XX es, sin duda alguna, La casa de cartón de Martín Adán.
Para muchos lectores y especialistas este libro es la puerta de entrada a una de las poéticas más radiactivas de nuestra tradición. A la fecha, Adán está considerado como uno de los más grandes poetas hispanoamericanos y su vida no deja de acrecentar su leyenda vital, de la que se ha escrito mucho para el placer de los diletantes literarios, que ya vienen reclamando una biografía monumental sobre el escritor. Una biografía ambiciosa de Martín Adán no solo dejaría contento al llamado conocedor de su obra, también a los que buscan entender en la trastienda vital a una figura cultural por demás desconcertante y, por ello, atractiva. Lo dicho es un deseo que lamentablemente está muy lejos de ser cumplido debido a que tenemos una laxa tradición de biógrafos. A la fecha, sobre Martín Adán hay retazos, compilaciones básicas y un discurso críptico que aturde/aburre.
¿Por qué es importante la reedición del primer libro de Martín Adán? La respuesta puede generar varias impresiones. Pensemos, por ejemplo, en cómo un clásico como este no gozaba de sucesivas ediciones (su lectura debe ser obligatoria en colegios y universidades). Conozco a muchos lectores que han tenido que sudarla para adquirir un ejemplar de La casa de cartón, no por caro sino por inhallable. Sin embargo, lo que interesa ahora es que contamos con una edición, a cargo de Revuelta Editores, la cual ostenta diez óleos del reconocido artista plástico Enrique Polanco. Los óleos recorren los escenarios barranquinos por los que transita el narrador protagonista de la novela, generando en el lector una empatía inmediata con un escenario urbano a la fecha mítico. Además, la relectura del libro confirma (verdad de Perogrullo) la actualidad de los temas que Martín Adán expone en esta novela catalogada de vanguardista por los expertos, como la crítica social, el espíritu disidente y un afán cuestionador que traspasa la esfera de la lectura para insertarse en el corazón del lector. También la musicalidad del estilo mediante frases breves, que dejó magisterio en estilistas como Oswaldo Reynoso.
Siendo muy joven, Martín Adán supo de su talento, el cual fue reconocido por dos gigantes de la cultura peruana del siglo pasado y que también aparecen en esta nueva edición: Luis Alberto Sánchez en el prólogo y José Carlos Mariátegui en el colofón. 
No hay razón para no releer La casa de cartón. No hay razón para no descubrirla para aquellos que aún no han accedido a estas páginas.