sábado, agosto 30, 2008

Pedrito García



Hace unas horas acabo de regresar de la exitosa (casi doscientas personas) presentación de THE CURE EN HUANCAYO, del buen Ulises Gutiérrez, quien, seamos justos, se cansó de firmar todos los ejemplares. (El texto que leyó el debutante escritor es el mejor que he escuchado en todo el tiempo que me ha tocado estar en presentaciones y charlas. Fue extremadamente conmovedor.)

Como dije, acabo de llegar a mi casa, se supone que tengo que dormir pero sueño es lo último que siento en esta tarde. Así es que me dedico a huevear un toque por la red, escucho algo de música y miro sin mirar el partido de fútbol entre La Universidad San Martín y el ya descendido Sport Boys.
Los rosados abren el marcador por intermedio del ex ídolo celeste, de corazón blanquiazul, Flavio Maestri. La barra porteña está entusiasmada, todo indica que los refuerzos van a ayudar a mejorar. En eso, el mejor jugador de la San Martín, y desde hace rato del fútbol peruano, el bautizado por la prensa deportiva como El Romario de los pobres, Pedrito García, se encarga no solo de empatar el partido sino también de voltearlo.
Resultado final: 5 a 2 a favor del equipo que compró su derecho a jugar en Primera División.

Días atrás leí la lista de convocados de Chemo del Solar para los partidos contra Venezuela y Argentina. Como no podemos contar con los tarados de la noche putañera del Golf, el técnico se ha visto en la necesidad de llamar a jugadores que en jamás soñaron (porque no merecían) integrar una selección, la que, como tú y yo sabemos, está signada por la falta de profesionalismo de sus peloteros, cuya cabeza deportiva se muestra renuente a la autocrítica y la honestidad (porque se acepta dirigir una selección para aportar, no para aprender), y ni hablar de la corrupción maquillada, de conchudo descaro, de sus dirigentes.

Chemo del Solar, eterno suplente de Fernando Redondo en el Tenerife (recordemos también que renunció a la selección en las eliminatorias para Francia 1998, la cual no clasificó por diferencia de goles), debe tener algo personal contra Pedrito G. Es la única explicación razonable por la que no ha llamado al mejor jugador de un campeonato mediocre. A este futbolista, seamos justos, le han faltado verdaderas oportunidades para destacar en algún equipito del extranjero. Además, él ha cumplido cada vez que se ha puesto la camiseta, ha dejado lo que otros no: sudor y buen fútbol.

Tampoco quiero decir con Pedrito G. en el campo vayamos a golear a los llaneros, ni mucho menos que romperemos la cintura de la defensa albiceleste, ni que clasificaremos a Sudáfrica 2010; sino que me llama poderosamente la atención que de lo poco y malo que tenemos, no se tenga a un profesional del balón que, de lejos, marca la diferencia, y que sirve como axiomático ejemplo de lo que César Luis Menotti dijo sobre "los jugadores con mala suerte": “El fútbol es una ruleta rusa, vemos a grandes jugadores que no son aprovechados, que tienen la mala suerte de jugar en ligas no muy llamativas”. Por fin le doy la razón a ese falso Sócrates.

En el video que abre el post, podemos ver un golazo de Pedrito G.

viernes, agosto 29, 2008

Maestros: Charlie Parker & Dizzy Gillespie



Luego de la exitosa charla (lleno total) de Katya Adaui en la universidad Villarreal, me fui derechito a mi casa. Al terminar de almorzar, me puse a releer EL PERSEGUIDOR de Julio Cortázar, después hice lo mismo con algunas páginas de la novela EL INVIERNO EN LISBOA de Antonio Muñoz Molina y también me sumergí, una vez más, en el cuento "Perdido" de CABALLOS DE MEDIANOCHE de Guillermo Niño de Guzmán. Ergo, letras con aroma a jazz.
Me gusta muchísimo el jazz, tanto como el rock de los sesenta y setenta. Y como pocas veces subo videos de jazz, pues qué mejor que hacerlo en esta tarde de cielo gris. Busqué un video de Bird, tal y como se le conocía a Charlie Parker, y encontré uno en el que este aparece con Dizzie Gillespie.
Maestros, así de simple.

jueves, agosto 28, 2008

Presentación: THE CURE EN HUANCAYO de Ulises Gutiérrez


Mañana viernes 29, a las 7 y 30 pm, en Pescados Capitales (Av. La Mar 1337, Miraflores), Revuelta Editores presentará el libro de relatos THE CURE EN HUANCAYO de Ulises Gutiérrez.

Los encargados de hablar de esta publicación serán Katya Adaui y Marco García Falcón.

Los esperamos.

miércoles, agosto 27, 2008

Michel Houellebecq

La noche del viernes al sábado durmió mal y tuvo un sueño horrible. Se veía encarnado en un joven cerdo con las carnes cebadas y lisas. Lo arrastraban con sus compañeros porcinos por un túnel enorme y oscuro de paredes oxidadas en forma de vórtice. La corriente acuática que lo llevaba en débil, a veces conseguía poner las patas en el suelo; después llegaba una ola más fuerte y lo empujaba algunos metros. De cuando en cuando distinguía las carnes blancuzcas de uno de sus compañeros, arrastrado con brutalidad hacía abajo. Luchaban a oscuras y en silencio; el único sonido eran los breves chirridos de sus pezuñas contra las paredes metálicas. Pero al descender empezó a oír un sordo rumor de máquinas que venía del fondo del túnel. Empezaba a darse cuenta de que la corriente los arrastraba hacia unas cabinas con enormes y afiladas hélices.

Después su cabeza cortada yacía en un prado; varios metros por encima se veía la entrada del vórtice. El cráneo había sido cortado en dos en vertical; pero la parte intacta seguía estando consciente sobre la hierba. Sabía que las hormigas se meterían poco a poco en la materia cervical al descubierto para devorar las neuronas; entonces se sumiría en una definitiva inconsciencia. Por el momento, su único ojo observaba el horizonte. La hierba parecía extenderse hasta el infinito. Inmensas ruedas dentadas giraban al revés bajo un cielo platino. Quizás se encontraba en el fin de los tiempos; por lo menos, el mundo que había conocido había llegado a su fin.

(De: LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES, Anagrama Panorama de Narrativas, 2001)

martes, agosto 26, 2008

Viernes 29: Katya Adaui Sicheri en la universidad Federico Villarreal

Como bien se sabe, el ciclo La Nueva Narrativa Peruana es organizado por la revista Otras Voces y la Escuela de Literatura de la universidad Federico Villarreal.

Para este viernes 29, en la sala Antenor Orrego de dicha casa de estudios, a las 12 y 30, tendremos la presencia de Katya Adaui Sicheri (Lima, 1977), autora del ya casi agotado libro de relatos UN ACCIDENTE LLAMADO FAMILIA.

Los encargados de hablar y discutir de la narrativa la escritora serán: la crítico Judith Paredes, el poeta y narrador Crisóstomo Gamboa, y este blogger.

La moderación estará en manos de Jorge Vergara.

Y el responsable del sonido, de las botellas de agua mineral, de las fotos y de pasar el micrófono en la rueda de preguntas: Armando Alzamora.

La recomendación de siempre: ir temprano.

Imagen, Katya Adaui Sicheri

lunes, agosto 25, 2008

Entrevista a Gabriel Ruiz Ortega, por Andrea Navarrete

sábado, agosto 23, 2008

Jazz Messenger


Hoy sábado lo he dedicado exclusivamente a escuchar jazz. Al lado del cd player tengo cosas de Chet Baker, West Montgomery, Charlie Parker, Art Blakey, Weather Report, Thelonious Monk, etc.

Y a ritmo de jazz fue que revisé algunos blogs de la barra de enlaces de LFDLS. Al llegar a Nuvolaglia, el blog del buen Óscar Pita Grandi, recordé que el año pasado él había traducido un ensayo de Haruki Murakami, Jazz Messenger, el cual leyó en la edición del 7 de julio del 2007 de la revista de libros del New York Times.

Si no me equivoco, este ensayo fue comentado, en su momento, en otros blogs. Seguramente muchos ya lo conocen, pero como sé que aún hay lectores que no tienen la suerte y dicha de leer los libros de Murakami, pues lo copio y pego con gusto, cosa que se enteran del por qué el jazz es clave para su narrativa, con la esperanza de que adquieran sus libros. Vale la pena sacrificar dos cajas de chelas por cualquiera de ellos. Este blogger recomienda dos: TOKYO BLUES y CRÓNICA DEL PÁJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO.

Como se sabe, este blogger no es muy dado al copia y pega, pero tratándose de Murakami, toda excepción es justificada.

Los dejo con la traducción del amigo O. Aquí va:

Jazz Messenger

Jamás tuve la intención de convertirme en novelista –no hasta antes de que cumpliera 29–. Esto es absolutamente cierto. Cuando era niño pasaba la mayor parte del tiempo leyendo, y cuando me quedaba sumergido en los párrafos de las novelas que leía, en ocasiones me daban ganas de ser uno de aquellos escritores; mentiría si no lo aceptara. Pero nunca creí que yo tuviera talento para escribir ficción. En mi juventud adoraba escritores como Dostoyevsky, Kafka y Balzac, mas nunca imaginé que podría escribir algo que se aproximara a lo de ellos. De cualquier forma, por aquellos primeros años, mi deseo de convertirme en escritor de ficción carecía de esperanza. Continuaba leyendo libros como pasatiempo, y decidí entonces buscar la manera de vivir con tiempo suficiente para dedicarme a escribir. En lo profesional mi negocio estaba en el mundo de la música. Trabajé duro, ahorré dinero, pedí prestado bastante dinero a mis amigos y conocidos, y poco después de que saliera de la universidad, abrí un pequeño club de jazz en Tokio. Servíamos café en la mañana y tragos en la noche. También servíamos algunos platos. Tocábamos discos de jazz todo el tiempo, y los fines de semana teníamos presentaciones de jóvenes bandas locales. Mantuve el club así durante casi siete años. ¿Por qué? Por una simple razón: Así podía oír jazz de la mañana a la noche.

Mi primer encuentro con el jazz ocurrió en 1964 cuando yo tenía 15. Art Blakey y los Jazz Messengers se presentaban en Kobe en enero de ese año, y a mí me había regalado una entrada como obsequio de cumpleaños. Esa fue la primera vez que realmente escuche tocar jazz, y me cautivó. Estaba deslumbrado. La banda no podía ser mejor: Wayne Shorter en el saxo tenor, Freddie Hubbard en la trompeta, Curtis Fuller en el trombón y Art Blakey en la dirección con su acompasada e imaginativa batería. Creo que aquél es uno de los mejores conjuntos de la historia del jazz. Nunca había escuchado música tan maravillosa como aquélla, quedé enganchado al jazz desde entonces.Un año después en Boston tuve una cena con Danilo Pérez, un pianista panameño de jazz, y cuando le conté mi historia, el tomó su celular y me preguntó: “¿Te gustaría hablar con Wayne, Haruki?” “Por supuesto”, respondí, prácticamente sobre sus palabras. Danilo llamó a Wayne Shorter a Florida y me pasó el celular. Básicamente lo que le dije fue que yo nunca había oído música tan maravillosa como la suya, y que todavía me parecía insuperable. La vida es muy extraña, nunca sabes lo que va a suceder. Aquí estoy, 42 años después, escribiendo novelas, viviendo en Boston y hablando por celular con Wayne Shorter, nunca podría haberlo imaginado.

Cuando cumplí 29, repentinamente sentí que lo que yo quería era convertirme en escritor de ficción –cosa que yo podría hacer. Sabía que lo que jamás podría hacer era escribir textos como los de Dostoyevsky o Balzac, por supuesto, pero me dije que eso no importaba. No quería convertirme en un gigante de la literatura. No obstante, no tenía ninguna idea sobre cómo se escribía una novela ni sobre qué escribir. No tenía absolutamente nada de experiencia al respecto, después de todo, tampoco tenía definido ningún estilo. No conocía a nadie que pudiera enseñarme a escribir, ni amigos con quienes charlar sobre literatura. Lo único que yo pensaba era en que sería formidable que yo pudiera escribir como si estuviera tocando un instrumento. Tocaba el piano desde pequeño, y podía leer bastante música para seleccionar una melodía simple, pero no tenía el tipo de técnica para convertirme en un músico profesional. Sin embargo, dentro de mi cabeza sentía a menudo cómo mi propia música se aremolinaba alrededor de mis ideas, formando ricas y poderosas oleadas. Me preguntaba si era posible transferir esa música a la escritura. Así fue como mi estilo empezó a formarse.

Tanto en música como en ficción lo más importante es el ritmo. Tu estilo necesita tener buen ritmo, ser natural, constante, o la gente no terminará de leer tu trabajo. He aprendido la importancia del ritmo a través de la música –y principalmente del jazz. Luego viene la melodía– lo que en literatura significa el orden apropiado de las palabras para mantener dicho ritmo. Si la manera en que las palabras marcan el ritmo es suave y hermosa, no puedes pedir nada mejor. Después viene la armonía –el sonido mental que sostiene a las palabras–. Y finalmente está la parte que más me gusta: la improvisación. A través de algún conducto especial, la historia viene manando hacia fuera libremente desde adentro. Todo lo que tengo que hacer es conseguir estar dentro de ese flujo. Finalmente viene la pregunta acerca de qué cosa podría ser lo más importante: el estado de éxtasis que experimentas al terminar un trabajo – sobre terminar tu “performance” y la sensación de que se ha tenido éxito en alcanzar un lugar que es nuevo y significativo–. Y si va todo bien, consigues compartir ese sentido de elevación con tus lectores (tu audiencia). Ésa es una culminación maravillosa que no se puede alcanzar de ninguna otra manera.

Prácticamente todo lo que sé sobre escribir, lo he aprendido de la música. Y aunque suene paradójico decirlo, si no hubiera estado obsesionado con la música, no me hubiera nunca convertido en novelista. Sea como fuera, casi 30 años después, lo mucho que continúo aprendiendo sobre escribir, proviene de escuchar buena música. Mi estilo está profundamente influenciado por Charlie Parker; sus repetidos y sincopados acordes a los que F. Scott Fitzgerald se refería como “una prosa fluyendo elegantemente”. Incluso tomo todavía la calidad de los continuos “solos renovados” de Mile Davis como un modelo literario.

Uno de mis pianistas favoritos de todos los tiempos es Thelonius Monk. Cuando alguien le preguntó cómo había hecho para obtener aquellas certeras melodías que le arrancaba al piano, Monk, apuntando al teclado, dijo: “No puede haber ninguna nueva nota. Cuando miras el teclado, todas las notas ya están allí. Pero si persigues el medio de una nota lo suficiente, la nota sonará diferente. ¡Entonces conseguiste escoger las notas que realmente importan!”.

Frecuentemente recurro a estas palabras cuando estoy escribiendo, y me digo “Esto es verdad. No hay ninguna palabra nueva. Nuestro trabajo es obtener nuevos significados e insinuaciones especiales de palabras absolutamente ordinarias.” Encuentro este pensamiento tranquilizador. Significa que los vastos, desconocidos horizontes del lenguaje todavía mienten antes de nosotros, los apenas territorios fértiles nos esperan para cultivarlos.
Imagen, Haruki Murakami

viernes, agosto 22, 2008

The Clash - "Train In Vain"


Reencuentro con el gato Fritz

Ayer caí un toque donde César, mi proveedor de pelas en DVD (Polvos Azules, Pasaje 18). Al llegar a casa me puse a ver, por segunda vez, FRITZ THE CAT (1972).

La primera vez que vi esta película de Ralph Bakshi fue a los catorce años, en un perdido y recordado día de mayo de 1993. Los años no pasan en vano, ya no soy el adolescente que quería emular al personaje de historieta creado por el siempre corrosivo Robert Crumb.

Como dije, tenía catorce, ergo: me sentía el adolescente más hormonal del mundo. Fumaba poco y practicaba varios deportes: ciclismo, fútbol y basketball.

No era muy bueno en fútbol, pero no me quejo para nada, entre otras satisfacciones, pues llegué a fui elegido tres años consecutivos el mejor arquero de los campeonatos de la categoría 77. Pero un día me dijeron que de mi metro 84 ya no iba a crecer más. Entonces, “traumado” por la noticia le puse más ahínco que nunca al basketball, el cual pasó a ser mi primer deporte por cinco años.

Todos los sábados iba con mi mejor amigo del colegio a jugar basketball al colegio La Salle. Empero, un sábado en la mañana lo encuentro tirado en el jardín interior de su casa vomitando todo lo bebido y vivido en la madrugada. En esas condiciones waldirianas no podía acompañarme a jugar. Entonces aparece su papá, un señor con la pinta de haberse fumado toda la hierba en los sesenta, quien al ver mi desazón, no duda en hablarme, como para que pasen las horas y me olvide del desplante. Cuando la conversa amenazaba con marcarse por prolongados silencios, el ex marihuanero sacó un video, prendió el aparato prehistórico llamado VHS y nos pusimos a ver FRITZ THE CAT.

Para ser mi primer acercamiento a la cultura underground, lo hice bien. El gato Fritz destronó esa mañana a mis recordados ídolos de infancia.

¿Cómo calificar a Fritz sin resultar chocante? Así de simple: era un reconch… Este gato era anárquico, cínico, “pansexual”, crítico de todo, gilerazo, tierno …

Mi segundo encuentro con Fritz fue a los diecinueve. Y fue a través de un tipo que quería ser historietista. Tenía talento para dibujar pero lastimosamente no tenía nada en el cerebro. Sin embargo, si no lo hubiera conocido jamás hubiera leído las historietas de Robert Crumb, cuyo personaje fetiche era el gato protagonista de la pela animada de Bakshi.

Sobre FRITZ THE CAT a lo mejor hago un post los próximos días. Por ahora, solo me queda recomendarla efusivamente. Es extraordinaria.

Imagen, FRITZ THE CAT

miércoles, agosto 20, 2008

En librerías: THE CURE EN HUANCAYO

Texto de contraportada:
Los relatos de Ulises Gutiérrez muestran a un narrador fino y diestro, con un manejo impecable de escenarios naturales y un conocimiento de sus personajes. Leerlos es entrar en un mundo delicado y sugestivo, el de los grandes escenarios andinos. La potencia de la geografía y la variedad de las leyendas y mitos andinos se entrecruzan con los escenarios urbanos cuando sus personajes migran de un mundo a otro. Es una lectura muy agradable, la de un escritor que ha intimado con sus materiales y los plasma con enorme fuerza y convicción.
Alonso Cueto

ZUCKERMAN ENCADENADO

Este blogger es hincha de Philip Roth.

Desde hace un buen tiempo vengo leyendo cuanta novela suya llegue a nuestras librerías. De toda su obra, me encandilan las nueve novelas del ciclo Nathan Zuckerman, entre las que pueden mencionarse las imprescindibles LA MANCHA HUMANA y PASTORAL AMERICANA. (Por cierto, he visto por allí que PA tendrá una adaptación cinematográfica, ojalá no salga tan insultante como la que hizo Robert Benton de LMH.)

LA VISITA AL MAESTRO, LA LIBERACIÓN DE ZUCKERMAN, LA LECCIÓN DE ANATOMÍA y LA ORGÍA DE PRAGA son las cuatro primeras novelas del ciclo, estas llegaron a mis manos luego de una intensa incursión, a fines del 2007, en el olvidado local de la librería La Familia, en el centro de Lima.

Por esas cosas que tiene la vida, a veces uno comete errores garrafales, como el prestar libros. Es por eso que creí que había perdido para siempre LA LECCIÓN DE ANATOMÍA y LA ORGÍA DE PRAGA. Sin embargo, la pena me duró muy poco, porque el día de ayer compré, por el precio de una caja de chelas, ZUCKERMAN ENCADENADO, publicación que agrupa estos cuatro libros capitales que nos ayudan a entender y apreciar la magnitud del personaje fetiche de quien para muchos es el escritor más importante hoy por hoy en el mundo.

ZE va por Debolsillo y está en todas las librerías.

Los dejo con dos pequeños fragmentos de LA LECCIÓN DE ANATOMÍA:

Siempre desde la alfombrilla, trató de dictarle algo a una secretaria contratada al efecto, pero le faltaba la necesaria fluidez, y a veces llegaba a estarse una hora sin encontrar nada que decir. No era capaz de escribir sin ver lo que escribía: llegaba a figurarse lo que las frases figuraban, pero no a figurarse las frases propiamente dichas, si no las veía crecer y ligarse entre sí. La secretaria no tenía más que veinte años y, sobre todo durante las primeras semanas, fue presa, demasiado fácil, de la angustia de Zuckerman. Las sesiones de trabajo eran una tortura para ambos, y terminaban, por lo general, con la secretaria en la alfombrilla. El coito, la felación y el cunnilingus eran actividades, todas ellas, que Zuckerman sobrellevaba sin dolor, más o menos, con tal de que se mantuviera en decúbito supino y no levantara la cabeza del diccionario –cuyo grosor era exactamente el adecuado para impedir que la parte trasera del cráneo se situara en una posición inferior con respecto a los hombros, desatando así el dolor del cuello. En la portadilla podía leerse: “De tu padre. Tienes toda mi confianza”, y la fecha, “24 de junio de 1946”. Un libro que contribuyera al enriquecimiento de su vocabulario, tras la escuela primaria.

A tenderse con él en la alfombrilla acudían las cuatro mujeres. Eran ellas toda la vehemencia que en su vida había: secretaria-confidente-cocinera-ama de casa-compañía… Sin contar las dosis de padecimiento que aportaba Nixon, la diversión eran ellas. Allí, tumbado de espaldas, se sentía el puto de todas, pagando en sexo para que alguien le trajera la leche y el periódico. Le contaban sus penas y se quitaban la ropa y le ponían a tiro sus orificios, para que Zuckerman se los llenara. Sin vocación que lo acuciara, ni pronóstico esperanzador, ahí lo tenían, para hacer con él lo que quisieran: cuanto más evidente era su desamparo, más directo y franco se volvía el modo en que ellas lo deseaban. Luego salían corriendo. Se lavaban, se echaban un café al coleto. Se arrodillaban para decirle adiós y se largaban por ahí a vivir una vida real. Dejando a Zuckerman tendido en el suelo, esperando que la próxima llamara a la puerta.

Imagen, Philip Roth

jueves, agosto 14, 2008

Richard Ford

Mientras balanceo las dos maletas por encima del cemento mojado y el autobús resopla y avanza ruidosamente hacia los demás hoteles de su ruta y los botones acechan tras el grueso cristal intentando vendernos sus servicios, lo que siento realmente es, en una palabra, inquietud. Es como si estuviera renunciando a algo importante por necesidad. Siento que se me acelera el pulso. Siento que el mal acecha: la experiencia moderna del placer va unida a la certidumbre de que va a terminar. Siento que carezco totalmente de ética y de coherencia. Percibo la posibilidad del terrible remordimiento flotando en el impetuoso aire. Siento que la repentina necesidad de confiarme a alguien (pero no a Vicki, ni a nadie que conozca). Me siento mucho más prosaico que nunca y tan perdido y simple que un emigrante. Siento todas esas cosas al mismo tiempo. Y por esas y otras muchas razones, siento el impulso, reprimido, de llorar como lloraría un hombre.

Esa es la verdad de lo que siento y pienso. Esperar algo menor o distinto sería una idiotez. Los malos periodistas deportivos siempre quieren saber de este tipo de cosas, pero no les interesa saber la verdad, ni le conceden un lugar en sus artículos. Seguro que en los momentos importantes, los deportistas piensan y sienten la milésima parte que cualquiera –están entrenados para eso-, aunque supongo que pensarán en más de una cosa al mismo tiempo.
- Yo llevaré mi bolsa –dice Vicki, siguiéndome como si fuera mi sombra y derramando una lágrima final por la alegría de llegar-. Es ligera como una pluma.
- A partir de ahora lo único que vas a hacer es pasarlo bien –le digo, levantando las dos maletas y avanzando-. Sólo tienes que sonreírme.
Ella esboza una sonrisa tan grande como Texas.
- Oye, yo no voy de marquesa, ¿sabes? –dice, mientras las puertas automáticas del hotel se abren suavemente-. Siempre llevo mis cosas yo misma.

(De: EL PERIODISTA DEPORTIVO, Compactos Anagrama, 2003)

martes, agosto 12, 2008

Jueves 14: Eduardo Reyme Wendell en la universidad Federico Villarreal


Luego de tres semanas de "descanso" arrancamos la segunda (y última) etapa del ciclo La Nueva Narrativa Peruana.
Como se sabe, el ciclo es auspiciado por la Escuela de Literatura de la universidad Federico Villarreal y el grupo poético-narrativo-ensayístico de la revista Otras Voces (Armando Alzamora y Jorge Vergara).
Para este jueves 14, en la sala Antenor Orrego, a las 12 y 30, tendremos la presencia del joven narrador Eduardo Reyme Wendell (Lima, 1984), autor del libro de relatos DUERME TRANQUILA, REBECCA.
Los encargados de diseccionar y abordar esta publicación serán: el narrador Carlos Saldívar (HISTORIAS DE CIENCIA FICCIÓN), el crítíco literario Dorián Espezúa y el gran prosista Marco García Falcón (PARÍS PERSONAL y EL CIELO DE CAPRI).
La moderación estará en manos de Armando Alzamora.
Y los responsables del sonido, las botellas de agua mineral, la impresión de los rótulos, pasar el micrófono en la rueda de preguntas, los bocaditos y las fotos, a cargo de Jorge Vergara y este blogger.
Para que tengan una idea enriquecedora de la narrativa de Reyme Wendell, pueden entrar aquí, en donde encontrarán tres videos en los que el admirado y referencial Oswaldo Reynoso resalta las evidentes virtudes de DUERME TRANQUILA, REBECCA.
Imagen, Eduardo Reyme Wendell

domingo, agosto 10, 2008

Tom Petty & The Heartbreakers - "Mary Jane´s Last Dance"


viernes, agosto 08, 2008

Entrevista - Juan Pablo Meneses

jueves, agosto 07, 2008

Reencuentro con Al Green y su "Let´s Stay Together"

Hace varios días estuve tomando unas chelas, en una camioneta estacionada en el grifo de Angamos y Espinar, con mis amigos O y E.

Yo no soy de tomar, no me gusta. Pero cada vez que me encuentro con O, termino empinando el codo.

Y aquella vez estuvimos hablando de todo y de nada. O colocaba muchos discos en el cd player. Y no puedo dejar de reconocer su buen oído musical. A ver, escuchamos a: Morrissey, Slowdive, Yo La Tengo, Portishead, Stereolab…

Pero O se consagró cuando puso un cd que encerraba la voz de un negro maravilloso.

Siglos, siglos y siglos que no escuchaba la mejor canción de esa bestia que se comía los escenarios.

Algunos datos básicos:

Nombre del artista: Albert Green.
La canción: Let´s Stay Together.
Hábitos: Las mujeres altas, el tabaco, el alcohol y la cocaína (aunque después de una sobredosis, que casi lo lleva al más allá, en un hotel de Las Vegas en 1988, la reemplazó por “canábicas fumadas quincenales”, cosa que este blogger se resiste a creer.
Virtudes: El talento y la desfachatez.

Le pedí a O que pulse Repeat. Let´s Stay Together es un tema para escucharlo una y otra vez, con una Peroni en la mano derecha y un Marlboro prendido en la izquierda y la mente concentrada en un oscuro crepúsculo naranja.

Luego de esa borrachera musical, ya en casa, me puse buscar los dos cd´s que tengo de Al. Pero también busqué una película en dvd, en la que puede escucharse el Let´s Stay Together en una breve plenitud, como música de fondo del diálogo áspero y premonitorio entre Vincent Vega (John Travolta) y Butch Coolidge (Bruce Willis), ¿conocen la película, no?.

El álbum LET´S STAY TOGETHER salió en 1972. Fue un éxito de crítica y público. Si alguien quiere ir a la fija con la música de Al, pues este es la voz.

Muchos biógrafos cuentan que Al, de chibolo, solía ganarse unos dólares cantando en iglesias protestantes y que llegó a forjar una fortísima fortísima con el Reverendo Jimmy Swaggart (conocidísimo predicador televisivo en los años ochenta, que llegó a forjar un imperio poderoso gracias al dinero de sus mundiales cruzadas evangélicas, imperio que tiempo después perdería por ( ), puesto que a escondidas invertía sus millones de dólares en producir, escribir y protagonizar películas pornográficas).

De esa experiencia infantil con Swaggart, a Al se le pegó la influencia de la música Gospel. Sus presentaciones hacían gala de un patente aire de avivamiento, lloraba y reía, de verdad, de acuerdo al tema que cantaba y contagiaba de ese ánimo a los suertudos que lo veían. Durante un tiempo se llegó a llamar El Reverendo Al.

En Youtube pueden encontrarse innumerables videos de Al, y de esta gran canción Let´s Stay Together hay tres que me generaron problemas porque eran muy buenos, sin embargo subo el video que considero el mejor: el de su presentación en el Apollo Hall Of Fame, en 1993. Si no les gusta, pues ya saben en donde encontrar otras.

miércoles, agosto 06, 2008

El mejor gol de Jürgen Klinnsman



Como se puede colegir, me gusta tanto el fútbol como la literatura, el rock y el cine.

Ahora, hace unos días buscaba en Youtube el gol que el brasileño Alex Rossi, en 1995, jugando por la U, le hizo a Sporting Cristal.

¿Se acuerdan de ese gol? Para mí un golazo.

Fue un letal contragolpe en dirección al arco norte del Estadio Nacional. Rossi corría solo, perseguido por un nervioso Jorge Soto que, al igual que hace unas semanas, se movía como el Hombre Nuclear. Parecía que Rossi iba a perder el dominio, se había desacomodado de su pierna izquierda, y ante la salida del gran arquero Julio César Valerio, el delantero lo colgó con la pierna menos favorecida.

Ese gol lo ando buscando desde hace buen tiempo. Es una promesa que le tengo a un buen amigo hincha de la U.

Y gracias a las maravillas del azar del mundillo virtual, di con una serie de videos de uno de los más fuertes y efectivos delanteros que haya podido ver: el alemán Jürgen Klinnsman.

Klinnsman paseó su efectividad por importantes clubes europeos. Muchos lo recordamos por el impresionante despliegue que mostró, de 1989 a 1993, jugando por el Inter de Milan, ese equipazo que también contaba con los alemanes Lothar Mattheus y Andreas Brehme. Fue campeón mundial con su selección en el mundial de Italia 90. Y en estos últimos años viene desempeñándose como DT.

A Klinnsman le he visto hacer golazos. Recuerdo muchos, pero uno en especial: ante Bélgica en el marco del aburrido mundial USA 94.

Sin embargo, poco o nada se ha visto de sus años en la Bundesliga. Y buscando encontré un GOLAZO que hizo con la camiseta del Sttutgart ante el siempre poderoso Bayern.

Viéndolo en frío, y comparando con los goles que se le conoce en campeonatos más competitivos como el Calcio, pues se trata de su mejor gol.

Pueda que algunos piensen que tiene mejores goles, sin embargo, para este blogger es su mejor gol.

viernes, agosto 01, 2008

Rodrigo Fresán & Jonathan Lethem


Creo que ya lo he dicho, pero para los que no lo saben: cuando me animé a administrar un blog, no se me ocurrió mejor idea que "llamarlo" LA FORTALEZA DE LA SOLEDAD, esto a causa de lo rendido y esclavizado que me dejó la novela homónima del narrador neoyorkino Jonathan Lethem.

Esta novela tiene todo lo que espero encontrar: sexo, rock, drogas, amistad, fidelidad, política, incertidumbre, cuestionamiento, "palomillada" de barrio, cómics, discotecas, encuentros, desencuentros, amores, desamores...

Luego de la lectura de LFDLS, me puse a buscar todos los libros de Lethem, es así que llegué a novelones como HUÉRFANOS DE BROOKLYN, CUANDO ALICE SE SUBIÓ A LA MESA y PAISAJE CON MUCHACHA. El resultado: me volví hincha declarado de este escritor.

En la madrugada del último domingo, en un grifo, mientras tomaba unas chelas con mis amigos O y E, este último dijo algo cierto: que Rodrigo Fresán es el mejor escritor latinoamericano en la actualidad. Yo me sumé a la opinión con entusiasmo. Y, para variar, metí mi "veneno": "que pase la fiebre Bolaño para empezar a hablar muchísimo más de Fresán".

Ahora, a mi me encanta Roberto Bolaño, pero siempre me he sentido corroído y obnubilado con cada libro del argentino.

Y como O estaba sacando "lustre" a su cámara digital, la cual usaría (usó) con entusiasmo en la presentación de la antología MATADORAS, E y yo le hablamos del mejor libro del "gran lector que escribe", la novela JARDINES DE KENSINGTON.

Por esas cosas de la vida, estuve pensando en Fresan y Lethem en estos días, en especial hoy. Ambos, que tienen más de un punto de común en su narrativa, me han dado muchísimo en estos últimos años, y si tuviera que mencionar uno de los tantos "virus" que me han contagiado, pues resaltaría, de cabeza, el placer por leer vorazmente. (Y eso que a este blogger siempre le ha gustado, entre otras cosas, leer con voracidad.)

Como dije, estuve pensando mucho en este par de letraheridos el día hoy. Y mientras regresaba a casa luego de exprimir con "preguntas" a un escritor en el Sonesta, craneaba en cómo juntar en un post a Fresán y Lethem. Siempre tiene que existir un pretexto...

En San Google estuvo el pretexto. Uno bueno en realidad.

Pues bien, hace un par de años, el PEN American Center de New York, juntó, en una noche de copas y música, a estos dos extraordinarios escritores.

Pueden escuchar esa conversa, muy recomendable y de casi una hora, aquí.

Imagen, Rodrigo Fresán.