viernes, diciembre 31, 2010

A la caza de Jorge Baron Biza

Cuando me obsesiono, no me detengo por nada hasta conseguir aquello que aviva mi curiosidad. Mucho menos cuando esta obsesión llega como un fuerte e intempestivo martillazo en la cabeza.
A lo mejor se deba a las últimas horas de reflexión del 2010, uno realiza su balance de los meses vividos, casi todos rubricados por la intensidad y la generosidad del azar. Y claro, como soy de los que no pueden vivir fuera del mundo de la literatura, fue natural que empezara a recordar los títulos que, por distintas razones, no he leído.
Es así que mientras terminaba una botella de vino el lunes, recordé un comentario –leído en no sé dónde y seguramente hacía ya varios siglos- bastante elogioso de la novela EL DESIERTO Y SU SEMILLA (1998), del narrador argentino Jorge Baron Biza (1942 - 2001).
Estaba seguro de que la había apuntado en algún papelito. E hice algunas llamadas a las librerías preguntando por la publicación, pero nada, no la tenían.
Entonces, me puse a averiguar en la red.
Como me lo esperaba, la novela tenía toda la pinta de ser una coraza, un disfraz de lo que el autor en vida tuvo que enfrentar. Como si la escritura de la novela, que le trajo el reconocimiento inmediato, hubiera sido un testamento y de paso el exorcismo de los innumerables demonios que acarrearon tanto a su familia como a él. Jorge Baron Biza se suicidó en el 2001, arrojándose del décimosegundo piso de un edificio de la ciudad de Córdoba.
Para tratar de entender un poco a este autor, y por ende su novela, debemos avanzar hacia atrás. La figura de su padre es capital. Raúl Baron Biza. Multimillonario, polémico activista político del radical Hipólito Yrigoyen, viajero incansable y escritor de novelas pornográficas. Llevaba una vida signada por los excesos y la extravagancia. Jamás dejó de estar en el ojo de la tormenta. Por ejemplo, su primera esposa, Myriam Stefford, murió en un extraño accidente aéreo en 1931, y hasta hoy en día se rumorea de una posible responsabilidad suya. Este, para despistar a la policía que lo tenía en la mira, mandó construir un obelisco de más de ochenta metros de altura en memoria de ella, conocida también como pionera de la aviación en Latinoamérica.
Pero lo que a todas luces grafica a este sujeto, fue lo que hizo con su segunda mujer, la bellísima Rosa Clotilde Sabattini –referencia incuestionable de la pedagogía argentina-, con la que tuvo tres hijos, el buen Jorge entre ellos… Pues bien, el enlace duró quince años, la pareja se separa en 1950, debido a maltratos, mentiras e infidelidades del sibarita. Cada quien hizo su vida. Pero la presión familiar le exigía a Rosa una separación definitiva, es decir, firmar los papeles de divorcio. Raúl decide, al fin, firmarlos en agosto de 1964. Para ello, invita a Rosa, acompañada de su hijo Jorge, y sus abogados, a su lujoso departamento. La reunión se desarrolló, en teoría, de la manera más natural, no por ello dejaba de percibirse una atmósfera caliente y cargada. Había mucho ánimo contenido, Rosa no veía el momento de ver la firma de Raúl en los benditos papeles.
A eso de las ocho de la noche, Raúl, haciendo honor a su leyenda de hombre de mundo, se pone de pie y comienza a servir whiski.
Pero tenía guardada una sorpresa: le arroja un vaso de ácido a Rosa.
Conmoción.
Los abogados y Jorge la conducen al hospital. Los médicos no pueden hacer mucho por ella: ha quedado desfigurada de por vida, el ácido también le afectó los senos y los brazos. Por su parte, Raúl huye, deambula por las calles casi toda la noche, repasa su vida y regresa a su casa, y decide hacer lo que debió hace ya varias décadas: se recuesta en la cama.
La policía lo encuentró muerto, se había suicidado metiéndose un tiro en la sien.
La novela EL DESIERTO Y SU SEMILLA empieza en el momento en que la mujer es llevada al hospital. El hijo se convierte en testigo de la transformación en calavera del rostro de su madre. A partir de entonces, él se encarga de los cuidados de su progenitora. La empresa por reconstruirla –que duraría años- los lleva a Francia e Italia, pero los galenos que la tratan muy poco pueden hacer. El trauma remueve a su familia. En la ficción como en la vida real, la mujer sigue los pasos del miserable Raúl, pero sin un tiro en la sien, sino lanzándose de la ventana del departamento en donde se originó su desgracia. Tiempo después, la posta suicida la tomaría la hija.
Como puede colegirse, la novela, poco o nada tiene de ficción, aunque así lo sea. Es de esos libros escritos sin clave, abiertos a una sola interpretación: la de la salvación por medio de una escritura que cure el alma, entregándolo todo.
Definitivamente, es la novela que sí o sí leeré en las próximas semanas. Y espero poder dar más luces de ella.

miércoles, diciembre 29, 2010

martes, diciembre 28, 2010

Tom Dicillo: "Jim Morrison no era un dios ni un demonio"

Si tienes la oportunidad de ver WHEN YOU´RE STRANGE, no lo dudes. Se trata de un muy buen documental sobre The Doors.
Conozcamos pues al hacedor de esta maravilla, a Tom Dicillo. La entrevista -por cuenta de Manuel Cuellar- apareció hace algunas semanas en El País.

...

El director de cine Tom DiCillo estrena en España When you're strange, la primera película documental sobre una de las bandas de rock más "oscuras y peligrosas": The Doors. Este trabajo recoge material rodado entre 1966 y 1971 sobre el grupo formado en Los Ángeles (California) y en él DiCillo trata de presentar el lado más desconocido de cuatro muchachos que prendieron parte de la llama de las protestas estudiantiles en Estados Unidos a finales de los sesenta. Pero en especial, el director pone su objetivo en uno de los mitos del siglo XX, Jim Morrison.
When you're strange, que se estrena el próximo día 10, contiene exclusivamente material original, en su mayoría inédito y rodado en buena parte por el propio Morrison durante la existencia del grupo. Morrison estudió cine en UCLA antes de dedicarse por completo a su faceta de poeta y estrella del rock. La película está realizada con un montaje lineal y no tiene entrevistas actuales y está narrada por Johnny Depp. Excesos, drogas, alcohol, soledad, creación y autodestrucción son los ingredientes de esta cinta que ya pasó en 2009 por el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Dicillo ha querido responder a las preguntas enviadas por EL PAÍS, pero ha evitado comentar precisamente aquellos aspectos más problemáticos de su cinta: las sustancias nocivas y cualquier implicación política de la historia de The Doors. Sin embargo, sus reflexiones arrojan luz sobre uno de los grupos más controvertidos y geniales de la historia de la música reciente.
Pregunta: En su película se mantiene la teoría respecto a Morrison de que para quemarse, alguien primero tiene que arder. ¿Cree que la combinación drogas y alcohol son imprescindibles para convertirse en una estrella?
Respuesta: Creo que Morrison era un ser humano inmensamente complejo. Su vida estaba conducida por fuerzas muy fuertes que eran, a la vez, creativas y desctructivas. Pero no era un dios. No era un demonio. Era símplemente un ser humano, con todo el humor, la vitalidad, la curiosidad y el sentido de la aventura que pueda tener cualquier hombre o mujer real.
P. Pero ¿era más un poeta o uno más de los jóvenes que murieron en la cúspide?
R. Sé que es un hecho que Jim (Morrison) luchó profundamente contra su decisión de ser un artista. Él quería, sobre todas las cosas, que se le viera como un artista serio. Una parte de él miraba siempre al mundo de la música, a ser una estrella de rock, como si fuera una especie de enorme circo. Y ese era su conflicto interno. Cada vez que desparecía para estar solo, para tratar de escribir, nunca podía olvidar la intensa llamada que sentía sabiendo que miles y miles de personas gritaban su nombre.
P. ¿Le ayudó a The Doors el ecosistema de revueltas estudiantiles o fue al revés?
R. Sólo puedo decir que ese periodo fue increíble en la historia de Estados Unidos. Los estudiantes universitarios hicieron su propio noticiario nocturno para protestar por la guerra de Vietman. Fue un momento de gran apertura. Se estaban cambiando todas las viejas ideas. Había un sentimiento de que la gente joven realmente podía cambiar el mundo. Pero, al mismo tiempo, era una época de gran agitación en Estados Unidos. John F. Kennedy y su hermano Robert fueron asesinados, así como uno de los grandes defensores de la igualdad en el mundo, Martin Luther King. La guerra de Vietnam estaba causando una gran destrucción y disturbios civiles en el país.
P. Pero fue primero la música o primero la revuelta
R. Gran parte del país amenazaba esa idea de cambio. Pero, en un determinado momento cuajó un sentimiento de esperanza; el sentido de que nuevas ideas podían florecer. En el mundo musical de esa época también existía ese sentido de rebelión, de cambio, de necesidad de cambiar por completo las reglas establecidas.
P. Y The Doors, ¿qué papel jugó en todo aquello?
R. No toda la música de aquel periodo estaba preparada para el exámen. Sólo unas pocas bandas y músicos de entonces podrían escucharse ahora sin el sentimiento de que se está escuchando música pasada de moda. Sin ninguna duda The Doors están en ese selecto grupo, junto a Jimi Hendrix, Janis Joplin y Crosby, Stills, Nash and Young. La razón estriba, bajo mi punto de vista, en que The Doors nunca trataron de escribir música sólo para su tiempo. Escribieron la música que ellos querían escuchar. Es por esto que su música tiene el poder y la frescura de algo que podría haber sido escrito hoy mismo.
P. Y hoy, ¿quién podría jugar ese papel?
R. Me gusta mucha música contemporánea. Pero no es algo en lo que esté realmente interesado. Sí me gustaría realizar una película sobre el movimiento punk en Nueva York en 1972.
P. ¿Por qué decidió rodar una película sobre The Doors?
R. No decidí rodar una película sobre The Doors. Un grupo de productores me llamó y me preguntó si estaba interesado en dirigir un documental que estaban preparando sobre la banda. Dije que sí inmediatamente. La razón era que siempre tuve muy claro que la historia de The Doors es una de las más poderosas de la historia cultural americana. Su historia tiene el poder y la tragedia de la mitología griega. Una vez que vi todo el material de The Doors en sus archivos me inspiró mucho la honestidad de la banda. Esto me hizo dar el primer paso y tratar de contar la historia de la forma más honesta posible. Ha habido muchos mitos y leyendas y supersticiones durante muchos años y sinceramente, mucha mierda también. He querido quitar el polvo de toda esa porquería y contar la historia de la forma más pura posible, de un forma tan intensa como el resto de mis películas.

"Mario era el pájaro-mitra"


El domingo antepasado, el 19, apareció una entrevista a Abelardo Oquendo (en la imagen) en Diario 16. La entrevista fue realizada por Michael A. Zárate. En ella el crítico nos habla de su amistad de juventud con nuestro Nobel de Literatura. O sea, no leerán un texto lambiscón.

...

Quisiera comenzar por una historia que contó el propio Mario Vargas Llosa, quien dijo que lo conoció a usted a través de Lucho Loayza.
Yo tengo un recuerdo distinto. La primera vez que vi a Mario Vargas fue en una reunión de Letras Peruanas, que fue, en su momento, la revista literaria más importante. Era 1956 y había una discusión muy intensa sobre una obra de teatro de Sebastián Salazar Bondy, llamada ‘No hay isla feliz’. En ese momento entró Carlos Araníbar, el historiador, con un joven que era Mario Vargas Llosa.
¿Y qué ocurrió?
Se sentaron y Carlos dijo que había venido con un escritor joven, que todavía no había publicado nada, pero que iba a leernos un cuento. Mario se paró y leyó un cuento del cual casi no guardo memoria. Solo me acuerdo que el personaje central era una mujer de vestido rojo. Terminó de leerlo y se produjo un silencio breve pero ominoso. Y, de pronto, se reinició la discusión sobre Salazar Bondy. Nadie se ocupó de ese jovencito. Fue terrible.
Hubo indiferencia.
La indiferencia total. Todo el mundo lo ignoró. Él ha contado que después rompió ese cuento. Pero un día encontré a Mario en la Plaza San Martín, donde el expreso Lima-Miraflores tenía su paradero inicial, e iniciamos una conversación sumamente interesante porque descubrimos que teníamos devociones semejantes por algunos autores. Fue tan apasionante que nos pasamos de nuestros paraderos.
Lo que Vargas Llosa dice es que él andaba buscando trabajo y Lucho Loayza le comentó que usted laboraba en el suplemento dominical de El Comercio.
Yo no recuerdo si Lucho me lo pidió o si yo le ofrecí trabajo a Mario, quien necesitaba cachuelos. Yo tenía a mi cargo la parte literaria del suplemento dominical, de modo que se me ocurrió crear una columna sobre narradores peruanos. A Mario le gustó la idea y la primera columna estuvo dedicada a José María Arguedas.
Fíjese que Carlos Eduardo Zavaleta señala que Arguedas le envió a usted una carta para pedirle que no publicara esa entrevista, pues no deseaba herir con sus declaraciones a su hermanastro.
Realmente no me acuerdo (ríe). Pero después de ese encuentro con Mario en la Plaza San Martín, y de que él iniciara también una amistad con Lucho Loayza, formamos entre los tres un pequeño grupo en el que hablábamos mucho de literatura. Y había grandes discusiones porque tanto Loayza como yo éramos un poco indiferentes a la política. Mario, en cambio, tenía una verdadera pasión por la política.
¿Es ahí donde nace el apodo del ‘Sartrecillo valiente’?
Claro, por su devoción a Sartre. Los intelectuales franceses son, en realidad, los que influyen enormemente en la actuación de Mario a lo largo de su vida. Él es un intelectual público, comprometido y quiere participar en la vida política. Él cree que esa es una obligación del intelectual.
¿A quién se le ocurrió llamarlo ‘Sartrecillo valiente’?
A Loayza. Le venía como anillo al dedo a Mario. Y nos referíamos muchas veces a él con ese apodo, pero nunca lo decíamos en público, solo en privado. Eso quedó entre los tres, además de Sebastián Salazar Bondy y José Miguel Oviedo.
Vargas Llosa escribió la siguiente dedicatoria en Conversación en La Catedral : “A Luis Loayza, el borgiano de Petit Thouars, y a Abelardo Oquendo, el Delfín”. ¿Por qué lo llamó a usted el Delfín?
La verdad es que nunca me llamaron El Delfín, pero parece que Loayza y Mario se referían a mí con ese apodo. Nunca le he preguntado de dónde salió (ríe). Hay cosas de las que no se hablan. Por ejemplo, nosotros éramos los más íntimos amigos de Mario, pero nunca nos mostró el cuento “Los Jefes”, con el que ganó un concurso y se fue a París.
¿Usted se enteró una vez publicado el cuento?
Sí. Era bastante reservado. Incluso, cuando él se va a Madrid, sabíamos que estaba escribiendo una novela sobre el Leoncio Prado, pero no teníamos idea de la condición experimental que iba a mostrar La Ciudad y Los Perros.
Por esa época, Vargas Llosa le envió a usted varias cartas desde Europa en las que se cuestionaba su talento como escritor.
Sí. Él no solo quería ser un escritor, sino un gran escritor. No solo quería escribir un libro importante, sino muchos libros importantes. Él repetía esta frase de Balzac: “Que el peso de mis libros baste para aplastar a un hombre”. También le encantaban el empeño y la tenacidad de Flaubert. Loayza tuvo una frase muy precisa: “Mario es un Balzac que quiere ser Flaubert”.
Hay una anécdota en la que ustedes quisieron celebrar la elección de Raúl Porras
Barrenechea como presidente del Senado en 1957 y terminaron en el Cinco y Medio.
Sí, eso lo contó Pedro Escribano, pero la reunión no fue celebratoria. En una de las tertulias se mencionó a El Parral, que quedaba en el Rímac y donde había una amplia pista de baile. Porras era presidente del Senado y quiso conocerlo. Así que lo invitamos para un jueves.
¿Quiénes acompañaron a Porras?
Éramos Loayza, Mario Vargas con Julia Urquidi, yo con mi esposa que estaba embarazada,
y una prima de Julia –cuyo sobrenombre era ‘ La Cachito ’– con su esposo. Y ella también estaba embarazada. Porras llegó con el carro del Senado y enfilamos a El Parral. No encontramos mesa porque, de puros tontos, no habíamos hecho reservaciones. Eran diez y pico de la noche, y Porras nos invitó a un lugar nuevo, ese restaurante de pollos llamado…
¿ La Granja Azul ?
La Granja Azul. Estaba muy de moda. Enfilamos a Santa Clara y el dueño nos dijo que ya se había apagado el fogón. Estaba dispuesto a prenderlo, pero demoraba tres cuartos de hora. Preferimos regresar. En el camino, Porras dijo que había un restaurante de pollos en la Carretera Central. Y el
Cinco y Medio –esta casa de citas– tenía como fachada un lugar donde se vendían pollos a la brasa.
¿Y qué pasó?
Fuimos al Cinco y Medio, y hubiera sido un escándalo espantoso (ríe), pues estaban el carro del Senado, el presidente del Senado e historiador Raúl Porras, unos muchachitos y dos mujeres embarazadas. Imagínate si hubiese habido ahí un fotógrafo avispado.
Cualquiera pensaría que estaban en una orgía.
Y además depravada. Nos sentamos a comer los pollos, pero las mujeres no sabían de qué lugar se trataba. En fin, no pasó nada (ríe).
¿Cómo era Julia Urquidi?
Una mujer encantadora, guapa, inteligente, trabajadora. Estaba profundamente enamorada de Mario. Fue una gran ayuda para él en toda su primera etapa. Primero encontraron un departamentito en La Quinta de los Duendes en Porta, luego Julia tuvo que irse a Chile y ya después Mario logró alquilar un departamento en Las Acacias (Miraflores), donde su vecino era el poeta Raúl Deustua. Allí nos reuníamos mucho y nos dedicábamos a conversar o a jugar.
¿A qué jugaban?
Juegos imaginativos. El juego de la risa, por ejemplo.
¿Cómo era ese juego?
Por sorteo, uno de los presentes tenía que hacer reír a los demás, y el primero que se reía lo reemplazaba. Y era terrible porque uno hacía el ridículo. Nadie estaba dispuesto a reírse porque nadie estaba dispuesto a hacer payasadas para que los otros se rían. Y en una ocasión le tocó a Mario hacernos reír, y se fue al dormitorio.
¿Para qué?
Se fue a ponerse una especie de turbante, con una pluma y un chal. Y salió en cuclillas, aleteando con el chal de Julia y dijo: “¡Soy el pájaro-mitra, soy el pájaromitra!”. Salió dando brincos, aleteando y todos nos reímos al mismo tiempo (ríe). Otro juego que nos gustaba era el de los insultos.
¿Cómo era ese?
Consiste en que, otra vez por sorteo, uno de los presentes se encierra en una habitación. Y los otros, en un papel, escriben un insulto para esa persona. Luego se le llama al agraviado y se le dicen todos los insultos. Y si adivina quién le dijo tal insulto, ese lo reemplaza. Y había gente que se ofendía.
¿Quién se ofendió?
Recuerdo mucho que la esposa de Raúl Deustua era muy sensible y se resintió. Es un juego riesgoso. Ella se molestó y se fue de la casa de Mario a su departamento contiguo. Teníamos también un juego que se llamaba El Hombre de Palo.
¿Cómo era ese?
Consistía en construir un cuento al revés. “El Hombre de Palo” es la última frase de una historia. Uno de los presentes dice: “El hombre de palo”, y el siguiente tiene que agregarle algo, pero al revés. Por ejemplo: “Mataron al hombre de palo”.
Y el siguiente dice: “Por las traiciones que había cometido mataron al hombre de palo”. Era un juego de imaginación y de memoria. Si te equivocabas dejabas una prenda.
Luego venían los castigos y uno debía hacer lo que le decíamos (ríe).
Eran buenos tiempos, ¿no?
Eran muy buenos tiempos. Fue una etapa de mi vida realmente preciosa. Duró pocos años, pues Loayza y Mario se fueron a Europa. Yo me quedé porque mi mujer salió embarazada. Y la idea fantasiosa de Mario era establecernos en el bosque de Brocelandia, un bosque que se menciona en las novelas de caballería, para dedicarnos solo a la escritura (ríe).
¿Se animaría a volver a jugar con Vargas Llosa?
Me gustaría volver a jugar el Juego de la Risa. A ver si él hace algo tan divertido como el ‘pájaro-mitra’ (ríe).

lunes, diciembre 27, 2010

El tiempo tras la muralla

Acabo de sumergirme en las páginas de PAISAJE HABITADO, de Óscar Pita Grandi. Lo que puedo decir, hasta el momento, es que se trata de una novela sumamente ambiciosa. Veremos, pues, por dónde me lleva la lectura.
Mientras tanto, les dejo esta entrevista -publicada en El Peruano- de Miguel Ángel Vallejo a OPG.

...

Ambientada en la imaginaria Ausonia, colonia amurallada de inmigrantes italianos en las afueras de Lima, discurre la historia de Paisaje habitado, primera novela del ingeniero Óscar Pita (1970). Dentro de ella, el tiempo se hace relativo en los recuerdos del “Dottore”, poblador antiguo que recuerda historias turbias de su niñez. –¿Qué caracteriza a la comunidad de Ausonia?
–Es una especie de isla flotante, en el tema del autoencierro. Sus habitantes se están protegiendo a sí mismos. La muralla tiene una connotación por los orígenes de la cultura, muy violenta y le permite a esa comunidad obtener un pensamiento común que une a todos.
–Son muchos detalles típicamente italianos...
–La construcción de Ausonia como hábitat, con el detalle de sus calles y decorado, responde a mi pasión por la arquitectura. Y más todavía por las ruinas que todavía sobreviven al tiempo, adaptándose con naturalidad. Ausonia, la urbanización amurallada, anacrónica y a su vez contemporánea, no obstante su esplendor, es a fin de cuentas una ruina. Bella, pero ruinosa al fin y al cabo.
Tiempos de incomunicación
–¿Cómo se comunican esos personajes encerrados, sobre todo "Dottore"?
–El problema de la identidad es un inconveniente personal mío, a la vez uno de los contratiempos de hoy: la incomunicación, el aislamiento. El estar reunidos en conjunto no nos hace pertenecer a un lado, siempre buscamos una comunidad con gustos similares.
–Pero sus personajes interactúan hablando de cine y referentes cultos...
–Lo culto de la novela son partes de la incomunicación. El "Dottore" parece que solo puede comunicarse con su esposa a través de las películas. La ficción es el puente por donde cruza la comprensión y la pareja. Parte de mis gustos, suelo beber mucho en literatura y cine. El cine es un pasadizo donde se va a otra realidad, más dramática que un libro.
–¿Cómo maneja sus recuerdos "Dottore"? ¿Vive en el pasado?
–Quizá lo más racional de la novela sea el tiempo, porque es lo que he querido juntar en un solo presente, pasado y futuro, con sus recuerdos. Como su propia cámara del pasado y a la vez lanza una visión del futuro.
Nuevo proyecto
Pita trabaja actualmente en otra novela, La segunda vida de las cosas. Esta tratará sobre una comunidad de niños que nacieron el día en que un terremoto destruyó media ciudad y que ya de adultos descubren que están marcados por ese destino.
A imagen del autor
El escritor afirma que busca sus raíces en esta novela. Asimismo, confiesa que la imaginación de los habitantes de Ausonia provienen de su placer por reflexionar a solas, siendo hijo único. “En el encierro de la muralla, los personajes pueden pensar en el pasado".

viernes, diciembre 24, 2010

miércoles, diciembre 22, 2010

Taller de guión cinematográfico - Rossana Díaz Costa - Del 19 de enero al 23 de febrero

Clic en la imagen.

...

ROSSANA DÍAZ COSTA
Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En España, hizo los cursos de Doctorado en Literatura Hispánica, estudió Realización de Audiovisuales y se especializó en Guión en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de Madrid (ECAM). Actualmente, trabaja en su proyecto de largometraje Viaje a Tombuctú, como guionista, directora y productora (www.tombuktufilms.com). Viaje a Tombuctú ganó el premio Conacine en el 2010. También trabaja como docente universitaria en la Universidad Católica, la UPC, la Universidad Ruiz de Montoya y el Centro Cultural de la Universidad Católica. Es productora y profesora del proyecto Ver o no Ver. Ha ganado varios premios literarios en el Perú y en España y sus cuentos han sido publicados en diversas antologías. En el 2009, la editorial Estruendomudo reeditó su libro de cuentos Los Olvidados (no los de Buñuel, los míos), con el que quedó finalista en el Premio Nacional PUCP de Narrativa en el 2005 y que fue publicado por primera vez en el 2006.

Cosmogonía, plaqueta-objeto de Rocío Fuentes

Semanas atrás me reuní con mi muy buena amiga y poeta de sangre Rocío Fuentes. Ya sea por motivos que prefiero no investigar, muchísimos lectores de poesía –no necesariamente peruanos- y habitúes de recitales la googlean de manera vesánica.
Bien por ella y, obviamente, bien por este blog.
Desde algún tiempo la Caracola me venía comentando de su nuevo proyecto poético, entre las cosas que me decía, enfatizaba en el hecho de hacer algo distinto, en proyectar la esencia de la poesía más allá de la letra impresa, llevando al lector hacia un compromiso real con el hechizo de las palabras. Y me pasó la muestra de su ahora búsqueda poética: la plaqueta-objeto Cosmogonía (Mano Falsa, 2010).
Miré la publicación.
- ¿Puedes decirme qué es? –pregunté mientras soltaba volutas de Pall Mall rojo.
- Cuando llegues a tu casa lo lees con calma.
A continuación le expliqué el por qué de mi pregunta. Lo que tenía en las manos no era nada parecido a una plaqueta convencional, hechas la mayoría de las veces con una entendible y lícita intención promocional, y de las que, salvo en contadas ocasiones, encontramos chispazos de calidad lírica.
Cosmogonía es recomendable poesía en estado puro, no solo los versos sueltos en los espacios de las dos páginas desplegables derrochan el espíritu lúdico y ánimo onírico que caracterizaron su primer poemario CUERPO DE PÉTALO (2005), sino que motivan al lector –gracias a unos stickers- a crear sus propios poemas; y también a materializarlos en el espacio –puedes usar tus manos o sino una tijera afilada.
Definitivamente, esta plaqueta-objeto es más que un buen anuncio de lo que en los próximos meses será el segundo poemario de Rocío Fuentes.

Curso de verano: Apreciación del Cine - ABC CINEMA III - Del 10 de enero al 28 de febrero

...

El fin de la inocencia: una mirada al cine del siglo XXI
Del 10 de enero al 28 de febrero
Lunes, de 10 a.m. a 1:30 p.m.

INTRODUCCIÓN:
ABC Cinema III es nuestro tercer seminario de apreciación de cine. En esta ocasión, queremos dar a conocer a directores contemporáneos, hijos de la posmodernidad, que aunque todavía no cuentan con una filmografía muy nutrida, han demostrado un gran talento al momento de contar sus historias en el cine. Son autores que sorprenden por la claridad y coherencia de su discurso, así como por las cualidades artísticas que tienen sus films. Estos directores tienen un valor dual, intrínseco a ambos estados de la vida: la frescura de la juventud y el reposo de la madurez. Son autores que nos permiten releer la historia del cine y que, así mismo, nos muestran a través de sus obras un rasgo fundamental del nuevo siglo: la pérdida de la inocencia.
La visión de estos directores para entender el nuevo siglo parte de las nuevas realidades que se están dando en nuestras sociedades: la confirmación de la caída del sueño americano, la importancia de la inmigración en los países desarrollados, la exposición frontal de los turbios mecanismos de la política en la era de la globalización, el mestizaje como consecuencia de la fusión de culturas en las grandes ciudades, la relectura de la historia del siglo XX, el estado de las nuevas generaciones, la soledad de las personas en la era de las comunicaciones y la necesidad de preservar la memoria histórica de los países.
OBJETIVOS:
El objetivo principal es mostrar una excelente selección de películas de la etapa contemporánea del cine para, a partir de ellas, hacer un seminario de apreciación y análisis cinematográfico.
Queremos formar al espectador, enseñarle a ver películas desde otra perspectiva, partiendo de diferentes horizontes culturales, queremos hacerlo un espectador activo y consciente de los procesos cinematográficos y, así mismo, de la historia del cine, sus corrientes, su importancia en la historia del arte y su valor como medio para entender mejor nuestros tiempos.
Para mayor información acerca de nuestras actividades consultar nuestro sitio web:
www.veronovercine.com
METODOLOGÍA
Cada clase tendrá un soporte visual de material seleccionado específicamente para comprender de forma más didáctica la película que nos toca estudiar, además de material de lectura adecuado.
Las sesiones se realizarán siguiendo estas directrices: apreciación y lenguaje cinematográfico, historia del cine, contexto histórico, marco temático, influencias y la importancia de los autores seleccionados en el cine contemporáneo.

CONTENIDO:
De la caída del sueño americano
1. PUNCH-DRUNK LOVE (USA, 2002)
Un film de Paul Thomas Anderson
De la vida en los extramuros
2. FISH TANK (Reino Unido, 2009)
Un film de Andrea Arnold
De la solidaridad entre los pueblos
3. AL OTRO LADO (Alemania, 2007)
Un film de Fatih Akin
De la trastienda de los imperios
4. IL DIVO (Italia, 2008)
Un film de Paolo Sorrentino
De los nuevos europeos
5. L’ESQUIVE (Francia, 2003)
Un film de Abdellatif Kechiche
Del crimen y el castigo
6. THE BANISHMENT (Rusia, 2007)
Un film de Andrei Zvyagintsev
De la soledad de los niños
7. NADIE SABE (Japón, 2004)
Un film de Hirokazu Kore-eda
De los hijos de la guerra
8. PARAÍSO (Perú, 2009)
Un film de Héctor Gálvez

EXPOSITORES:
ROSSANA DÍAZ COSTA
Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En España, hizo los cursos de Doctorado en Literatura Hispánica, estudió Realización de Audiovisuales y se especializó en Guión en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de Madrid (ECAM). Actualmente, trabaja en su proyecto de largometraje Viaje a Tombuctú, como guionista, directora y productora (www.tombuktufilms.com). Viaje a Tombuctú ganó el premio Conacine en el 2010. También trabaja como docente universitaria en la Universidad Católica, la UPC, la Universidad Ruiz de Montoya y el Centro Cultural de la Universidad Católica. Es productora y profesora del proyecto Ver o no Ver. Ha ganado varios premios literarios en el Perú y en España y sus cuentos han sido publicados en diversas antologías. En el 2009, la editorial Estruendomudo reeditó su libro de cuentos Los Olvidados (no los de Buñuel, los míos), con el que quedó finalista en el Premio Nacional PUCP de Narrativa en el 2005 y que fue publicado por primera vez en el 2006.
ENRIQUE VIVAR
Estudió comunicación audiovisual en el Instituto de Comunicaciones John Logie Baird. Desde hace seis años trabaja en la producción, supervisión de dirección de arte y realización de videoclips junto al director Percy Céspedez para la empresa Elemental Visual & Media, los cuales han tenido una alta rotación internacional, llegando a conseguir importantes premios y nominaciones en los MTV Latinoamérica Music Awards y el Grammy Latino. Paralelamente, y desde hace 5 años, lleva adelante el proyecto Ver o no Ver, con el que ha desarrollado talleres de apreciación y muestras de cine en distintos centros de estudio, tales como la Universidad Católica, la UPC y el Centro Cultural de Universidad Católica. En el 2009, fue seleccionado para participar con una beca de la Red Europea de Cine Joven en un taller de crítica de cine dedicado a cubrir el Festival Internacional de Cine de Cannes. Para ello, viajó a cubrir el festival como corresponsal para la revista francesa Nisimasa.
COSTO:
S/. 180.00 0.00 Incluye certificado de participación para quienes asistan, como mínimo, al 80% del total de las sesiones.

martes, diciembre 21, 2010

Libreros con vocación

Hoy martes en el diario El País, se publica Libreros con vocación, de Enrique Vila-Matas.
No me queda la más mínima duda de que el artículo tocará las fibras de los no pocos lectores que tenemos la costumbre de pasar horas de horas en la librería El Virrey.
Como sabemos, El Virrey y su anexo la Librería Anticuaria Sur tendrán que abandonar, después de más de 30 años, la calle Dasso. Dejarán San Isidro para irse a Miraflores.
En lo personal, guardo el mejor de los recuerdos de la librería. No solo compré muchos libros, también conocí gente de valía humana e intelectual.

En Barcelona, una optimista librería de barrio, la Bernat, en la calle Buenos Aires, ha duplicado su espacio a costa del local vecino, un sex shop que se ha hundido. Parece una noticia espectacular, pero solo lo parece, porque detrás de ella está únicamente la soledad de una librería independiente en su lucha dura del día a día, en su combate por la supervivencia, por una manera de ser, por una manera de relacionarse con la literatura. La Bernat de la calle Buenos Aires es un activo paradigma de tantas librerías de este país que, con sus historias de ánimo y coraje, desafían la lógica de los negocios y la rutina de la incultura. Me gustaría que estas líneas fueran un homenaje a nuestras librerías independientes, de cuyas angustias y alegrías me siento aún más cerca cuando entro en el blog El Llibreter (llibreter.blogspot.com), que describe atmósferas de un mundo que camina bajo la pólvora, el mundo de los libreros de vocación. Precisamente, hace unos días, el anónimo redactor de El Llibreter viajó a Nueva York y, una vez más, tras darse una vuelta por los lugares de costumbre, tuvo que levantar acta del cierre de otra librería, Central Booking en esta ocasión.
En Lima es noticia siniestra de estos últimos días que la especulación inmobiliaria va a cerrar El Virrey, legendaria librería. Hace tres años, sin haberla visitado nunca, escribí un texto de añoranza por lo no vivido, hablé de mi melancolía por no haber pisado esa librería peruana, lugar al que una fuerza enigmática me arrastraba. Pero este verano, por fin, la conocí. Fui una noche con Enrique Prochazka y Gabriel Ruiz Ortega y descubrí que, como en un juego de cajas chinas, en el interior de El Virrey había otra librería, llamada Sur, una librería de viejo, y en ella encontré una primera edición de la siempre para mí entrañable Antología negra, de Blaise Cendrars, "traducida del francés por Manuel Azaña" (Cenit, 1930)
Al poco de haber vuelto a Barcelona con el antiguo ejemplar, me encontré con la sorpresa de que acababa de salir en Madrid, manteniendo la traducción de Azaña, una documentadísima edición crítica de Jesús Cañete de Antología negra (Árdora). Hablo de sorpresa porque hasta pisar El Virrey nunca antes había visto la Antología en ninguna otra edición que no fuera la original francesa, y ahora de golpe tenía ante mí dos ediciones españolas del libro, la más vieja y la más nueva. La más nueva llegaba con aportaciones de Tomás Segovia, el apoyo entusiasta de Emilio Sola, y con una conferencia, Sobre la literatura de los negros, que Cendrars dio en 1925 en la Residencia de Estudiantes, con notable éxito entre los jóvenes artistas madrileños que vieron en él a un tipo "rápido, desenfadado, entusiasta y seco, rítmico y entrecortado, o roto como música de jazz band".
Desde este verano, Antología negra me evoca a El Virrey y desde hace unos días también su tragedia, comentada por Ariel Segal en La República: "La librería fundada por la pareja Sanseviero en 1973, y ampliada por sus hijos con anexos que incluyen la librería anticuaria Sur -con anaqueles repletos de obras antiguas, grabados, mapas y manuscritos-, es una institución que, por definición, debería ser preservada en el lugar en el que fue instituida".
Para Segal, El Virrey debería pasar a ser "patrimonio cultural de la nación peruana" y esta sería una forma de salvar un lugar que supo entroncar con la tradición de las antiguas librerías de la vieja Lima. Pero nada indica que la sensata idea de Segal vaya a prosperar. El drama de El Virrey es, a este otro lado del Atlántico, el de tantas de nuestras librerías de la vieja escuela, que día a día se van convirtiendo en símbolos de una lucha por la supervivencia de ciertas formas y estilos. El combate es duro en medio de un panorama severo, pero es una lucha que, como el rayo, nunca cesa.

lunes, diciembre 20, 2010

Simpatía por el demonio

Recorriendo archivos de reseñas, encuentro una de Rodrigo Fresán sobre la novela CUERNOS, de Joe Hill. Hill, para los que aún no lo saben, es hijo del excelente escritor Stephen King.
Publicado el domingo 12 en Radar Libros.

...

La segunda novela de Joe Hill comienza con un inequívoco perfume a primitivismo norteamericano (el de Washington Irving, Nathaniel Hawthorne, Ambrose Bierce y Mark Twain), pronto recuerda a las sintéticas pero contundentes micro-tramas de la serie televisiva The Twilight Zone (las firmadas por Rod Serling, Richard Matheson, Charles Beaumont & Co. donde el humor negro no estaba reñido con el escalofrío) y concluye, inevitablemente, en los territorios de aquel que más y mejor ha aprendido de ambos antecedentes: el rey Stephen King quien, además, es el padre biológico y artístico del príncipe heredero y autor de Cuernos quien, bajo ese alias, no demoró en ser identificado como Joseph Hillstrom King, hijo del padre de Carrie, nacido en 1972.
Pero –más allá de linaje y genética– lo importante aquí es que Cuernos es muy superior a la sobrevalorada El traje del muerto, ofrece la fluidez y la sensibilidad de los mejores relatos de Fantasmas y hacen de Hill un nombre a respetar y agradecer en un género que, de un tiempo a esta parte, parece más dedicado a vampiros que van al colegio y a hombres lobos más preocupados por sus pectorales que por sus garras y colmillos.
Y lo más atractivo de Cuernos acaso pase por el humor negro iluminando a su inverosímil pero al mismo tiempo enseguida irresistible argumento: el joven de veintiséis años Ignatius “Ig” Perrish, hijo díscolo de una adinerada familia de Nueva Inglaterra, se despierta una mañana con resaca y un par de cuernos en su cabeza (primitivismo americano); descubre que, además, se ha convertido en una suerte de cloaca psicológica a la que todos se ven obligados a confesarle sus más oscuros secretos y deseos (The Twilight Zone) y, con un mínimo empujoncito de Ig, a realizarlos; e Ig se lanza sin demora a investigar la verdad tras la violación y asesinato de su adorada novia Merrin un año atrás. Hecho del que todos lo acusan aunque que no haya pruebas que le señalen (Stephen King). Pero, ahora, nadie puede mentirle a Ig. Y con la verdad llega, siempre, el espanto. En resumen, Hill escribe muy bien y con mucha naturalidad sobre la siempre ambigua naturaleza del mal.
Y –de acuerdo, marca de fábrica– Cuernos se habría beneficiado de contar con unas cuantas páginas menos (por fortuna, Papá King ya se quitó las ganas con la más pesada que colosal La cúpula retornando al cuarteto de oscurísimas nouvelles con su flamante y muy elogiable Full Dark, No Stars) y de un final menos pirotécnico y más sutil, cercano a los perfectamente construidos varios tramos de romanticismo epifánico que, a lo largo del libro, a modo de flashbacks, conmueven al lector cada vez que Ig y Merril trepan a su casa en el árbol de ensueño. Después de todo, detrás de toda historia fantástica se esconde, apenas, un relato moral donde se miden la luz y la oscuridad. Y, entre una y otra, el amor siempre metiendo la cola.
Cuernos –que también hace guiños a E. T. A. Hoffmann, Franz Kafka y al imaginario espectral centroeuropeo– tiene un valor añadido: nos enseña a querer a un pobre diablo aprendiendo a ser un buen demonio mientras, a su alrededor, los nunca libres pecadores no dejan de arrojarle piedras.

sábado, diciembre 18, 2010

jueves, diciembre 16, 2010

Poemarios de Tulio Mora y Eloy Jáuregui

Llegan a las oficinas de lfdls dos poemarios editados por el pujante, serio y responsable sello Bisagra Editores.
Como varias lo he dicho en este blog, los muchachos de esta editorial vienen conformando un catálogo de polendas. En realidad no me sorprende, son grandes lectores que apuestan por la edición de libros. Así de simple es el secreto.
Pues bien, la llegada de estos poemarios se da en el contexto de mi quinta relectura de POESÍA EN ROCK, de Buco e Yrigoyen. Los testimonios que consignan de Tulio Mora y Eloy Jáuregui no tienen pierde, y de paso, descubro el inmenso talento que tienen para la narración oral.
Hace un rato terminé de leer los poemarios PAÍS INTERIOR de Mora y PROFUNDO VELLO de Jáuregui. En su momento daré cuenta, en detalle, de ambas publicaciones -además, voy a empezar a comentar libros que me gusten o parezcan interesantes-, sus autores, indudablemente son voces insoslayables de la poesía peruana contemporánea.
Los poemarios están a la venta en las principales librerías limeñas.

Revista Godard - Cursos de Verano 2011

ENERO
Neorrealismo Italiano: El Primer Movimiento de Cine Moderno
Por Claudio Cordero
Martes y jueves de enero. Fecha de inicio: martes 4. Hora: 6 p.m.
Hollywood Prohibido: El Cine Norteamericano antes de la Censura
Por Claudio Cordero
Lunes y miércoles de enero. Fecha de inicio: miércoles 5. Hora: 6 p.m.

FEBRERO
Cine Negro: El Género de la Fatalidad
Por Claudio Cordero
Martes y jueves de febrero. Fecha de inicio: martes 1. Hora: 6 p.m.
Nuevos Cines: Las Nuevas Olas que Remecieron al Mundo
Por Claudio Cordero
Lunes y miércoles de febrero. Fecha de inicio: miércoles 2. Hora: 6 p.m.

ENERO - FEBRERO
¿Qué es el Cine?: De D.W. Griffith a Wong Kar-Wai
Por Sebastián Pimentel y Leny Fernández
Miércoles de enero y febrero (8 sesiones). Fecha de inicio: miércoles 5. Hora: 6:30 p.m.
Horror en el Cine Americano: De Tod Browning a Wes Craven
Por Sebastián Pimentel y Leny Fernández
Sábados de enero y febrero (8 sesiones). Fecha de inicio: sábado 8. Hora: 3:30 p.m.
Informes
O llamar al 431-9079, 999-555-262, 990-085-094
Inscripción previa
VACANTES LIMITADAS
Cada curso consta de ocho clases de tres horas de duración.
Costo: S/. 250 cada curso. Precios especiales por matrícula en más de un curso.

miércoles, diciembre 15, 2010

Mescalito

Son varias las razones que en estos últimos años impidieron sumergirme en las páginas de MESCALITO (Emecé, 2007), de Hunter S. Thompson.
Felizmente, esa deuda –literaria y personal- la saldé hace unos días. Valió la pena esperar por esta pequeña joya. Porque eso es en esencia MESCALITO: una joya que nos trae devuelta lo mejor de Thompson, el padre del periodismo gonzo e involuntaria influencia de muchos cronistas ociosos que han hecho carrera amparándose en lo que precisamente este más renegó en vida.
Durante mucho tiempo se creyó que esta publicación no existía –la primera edición data de 1991, en un sello independiente de Santa Barbara, y en cuya portada ni siquiera aparecían el título (Screwjack) ni el nombre del autor-, llegando a barajarse la razonable sospecha de que podría ser una travesura del entonces futuro suicida.
Meses después de su suicidio en febrero del 2005, la editorial Simon & Schuster, aprovechando el contexto en el que todo aquello que tuviera que ver con Thompson adquiría un altísimo valor pecuniario, decidió relanzar la publicación por todo lo alto.
MESCALITO consta de cuatro partes, aunque sean tres los relatos. En la primera tenemos la carta del gonzo a su editor Maurice, a secas, en la que le brinda instrucciones sobre el orden en el que deberían ir los textos y, claro, también le ofrece detalles de la persecución que sufrió, durante veintidós semanas, por cuenta de gigantes gatos monteses radioactivos.
En el relato homónimo que titula la publicación, tenemos la crónica de la experiencia a la que se prestó el autor en su primera incursión con el mescal en el Continental Hotel, en Los Angeles en 1969. Resulta iluminador ver los indicios en el viaje alucinógeno que años después estallaría en su obra cumbre MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS. Pero también nos permite constatar los cuidados del ejercicio de estilo y el justo equilibrio temático que el escritor tenía a la hora de plasmar al papel su ánimo virulento y crítico contra el contexto político imperante en su país (Vietnam, Nixon, Martin Luther King…).
Tanto “Muerte de un poeta” y “Screwjack”, pertenecen al terreno de la ficción, y como bien sabemos los que hemos leído la poética del gonzo, la ficción (por ejemplo, la novela EL DIARIO DEL RON) no era pues lo mejor de su pluma. No obstante, los coqueteos abiertos con el suicidio se dejan ver en estos relatos menores, topándonos con más de un destello de genialidad verbal, impregnada de un indefinible hastío por la vida, muy frecuente en este desquiciado busquero de historias, y del que sacó provecho en pos de toda una obra desde ya perdurable.

Diarios de bicicleta

En la sección Escaparate de Novedades del colectivo El Boomerang, encuentro la publicación del volumen de crónicas DIARIOS DE BICICLETA, del ex mandamás de los Talking Heads David Byrne.


...

«Como en muchos otros lugares, yo soy casi el único que anda en bicicleta. una vez más, sospecho que el estatus puede ser una buena razón para explicar esto; andar en bicicleta implica pobreza en muchos países. pedaleo en las vegas y me dicen que las únicas otras personas en bicicleta allí son aquellas que lo perdieron todo apostando. ellos perdieron empleos, familias, casas y, supongo -el último insulto para un norteamericano- sus automóviles.» David Byrne
Un conjunto de crónicas donde el ex líder de Talking Heads plasma su personal visión de una serie de ciudades vividas al particular ritmo y escala de la bicicleta.
Los Diarios de bicicleta de David Byrne son postales urbanas llenas de color y música. Notas sueltas sobre barrios, edificios, galerías, bares, calles, monumentos, prostíbulos, puentes, casas, parques, además de bocetos ágiles de los habitantes de estos rincones. Denver desolado; Berlín escondiendo la sordidez en su fanatismo de orden; suburbios que veneran el mal, arquitecturas desalmadas; manantiales de creatividad. El artista medita sobre la censura, la memoria, los estereotipos, la violencia. Apuntes sobre el arte y la música de cada vecindario visitado. Las estampas que dibuja son también un discreto alegato a favor de la ciudad. Byrne sabe bien que el cemento, el vidrio y la piedra (para invocar otra canción suya) nos esculpen. Las calles, los barrios, los árboles en las aceras, las glorietas nos dan forma. Byrne disfruta de los numerosos sabores de lo urbano: el anonimato que permiten las grandes concentraciones y la intimidad de ciertos barrios. El trazo caminable y cierto desorden excitante, incluso el peligro que acelera la sangre. Ciudades vivas, sensibles, en movimiento. Observar una ciudad, involucrarse en ella es uno de los grandes gozos de la vida. Es parte, dice Byrne, de lo que significa ser humano.
Desde hace treinta años, David Byrne se mueve por Nueva York en su bicicleta. Y cuando viaja por el mundo para dar un concierto, grabar un disco o montar una instalación, añade a su equipaje una bicicleta portátil. Y siempre procura tener tiempo para perderse por las callejuelas de ciudades en su bicicleta.

martes, diciembre 14, 2010

PERDER TEORÍAS en Lima

Los no pocos seguidores en Lima de Enrique Vila-Matas, tienen un buen motivo para celebrar. Desde hace una semana puede encontrarse en la librería El Virrey su último libro, PERDER TEORÍAS (Seix Barral, 2010).
Esta publicación vendría a ser un complemento de DUBLINESCA, pero también puede leerse como texto independiente. Es, ante todo, la guía personal en el arte de novelar de un escritor sumamente referencial.

Elvis Costello: "Cada canción debe encerrar su misterio"

Grande Elvis Costello. La entrevista publicada en la última edición de El País Semanal, a cargo de Jesús Ruíz Mantilla, es más que recomendable. Para beneplácitos de sus miles de seguidores, exprimen a este estupendo músico.

...

Elvis Costello jamás quiso ser una estrella del rock. Tan solo un decente hacedor de canciones. Un músico de la legua. Un hombre libre. No buscó grandes públicos, ni seducciones masivas, ni números uno en las listas. Pero ha conseguido mucho más. Hoy no hay figura de dos o tres generaciones que no se haya fijado en su trabajo. Es todo un referente de la cultura pop.
Con el apellido italiano robado por coquetería a su bisabuela, Costello responde en su pasaporte al nombre de Declan Patrick MacManus, descendiente de irlandeses. Hoy es un anglosajón poco apegado a las raíces. Nacido en Londres en 1954, vecino en su infancia de Liverpool, actual habitante de Canadá, del frío Vancouver, donde vive con su esposa, la diva del jazz Diana Krall, y con sus gemelos.
También con su colección de guitarras y su mirada al mundo. La que le ha hecho lanzar una crónica negra del caos que nos rodea a nivel mundial llamado National ransom. En este nuevo disco, una especie de suma de todos los estilos donde Costello ha bebido antes, el músico ha venido a señalar y a expiar culpas conjuntas, a reírse y a lamentarse, a penar y aullar penas colectivas y a regocijarse con una música compleja y certera, rica y muy personal.
Alejado de la parafernalia de las grandes estrellas, buscó siempre su sitio. Cuando el punk asolaba Londres entre pelos de punta, agujas e imperdibles, vómitos y catarsis nihilistas que naufragaban entre las drogas y el alcohol, Costello se presentó ante el mundo con corbata y gafas de pasta. Igual que ahora, con cierto aspecto de rockabillie repelente, pero ganas de hacerse un sitio entre los intelectuales del negocio.
Mientras muchos cayeron por el camino, él ha perseverado y cuenta ya 36 discos a las espaldas. Puede que esté ya componiendo los últimos. Es muy consciente. La nueva era puede tragárselo todo. Lo primero, el negocio de la música. Pero a Costello le da igual. Está dispuesto a componer una canción al día y vivir de su ración de música en la Red o en las pequeñas salas donde todavía le queden admiradores dispuestos a pagar entrada. Como un camaleón o un superviviente, sigue demostrando una increíble capacidad de adaptarse a los tiempos. Aunque sean tan duros y necesiten un urgente rescate, como estos.
Este último disco suyo es una especie de enciclopedia de la música popular. Un resumen de todos los estilos en los que ha buceado, desde Kurt Weill hasta los ecos modernos de Tom Waits. ¿De dónde bebe? No pienso en estilos cuando compongo una canción. Agarro lo primero que viene y lo desarrollo en la forma que conviene a cada historia. Obviamente he recorrido un largo camino, sobre todo en los últimos 15 años. A veces buscas sonidos específicos para montar una composición. En esta ocasión he decidido adaptar la música conveniente para cada historia. La suerte que además he tenido es que he podido contar con dos grupos para perfeccionarlo todo.
Eso ayuda. Son músicos muy compenetrados y entregados a la concepción que da el autor de las canciones. Nos llevamos tan bien que no necesitamos ni hablar para entendernos después de 25 años trabajando juntos. Así que si tienes los mejores músicos, te desinhibes y te concentras más allá de la razón.
Racionalizar las canciones no debe de ser buena cosa. ¿Es mejor dejarse llevar por los impulsos? No planeo nada. No busco temas que den coherencia a un disco; cuando me preguntan cuál es el motor, respondo que es la acumulación de todo lo que se me ocurre, no algo en lo que has pensado previamente y luego haces que se relacione con esa idea. National ransom es una especie de cómic negro de rock and roll sobre el momento en que vivimos, esta situación caótica y que nos produce tanta ira. Pero sin embargo, la siguiente canción que sigue es un retrato muy íntimo sobre un hombre mágico que se encuentra en mitad de un espejismo. Me inspiraba tonos de los años veinte. Así voy buscando contrastes, hondos y juguetones. No todo tiene que ser serio y profundo.
Quite, quite. No, además se da la curiosidad de que cuando te encuentras componiendo una canción como The stations of the cross puedes divertirte, disfrutar. No conviene que sufras porque debes estar pendiente de que funcione bien, que sea poderoso el resultado. Te asusta el momento en que lo grabas y lo interpretas porque temes no transmitir toda la fuerza necesaria.
¿Plena concentración es lo que requiere? Absoluta, al detalle y poco tiempo de grabación, como este disco. Eso da mucha confianza. En 11 días lo hicimos. Parecía un diálogo de jazz, aunque no lo era.
¿Por qué 'National ransom' y no 'International ransom'? ¿Cuál debe ser la dimensión de nuestro rescate? Porque supongo que en cualquier parte del mundo en la que te encuentras te crees el centro. También podría ser Personal ransom. El caso es que hemos confiado demasiado en gente que creíamos que tenía las respuestas y no se enteraban de nada. Que lo único que buscaban era nuestra confianza y nuestra entrega para forrarse. Todo eso produjo una enorme inestabilidad y reacciones en cadena y también nos hizo preguntarnos qué sentido tiene todo lo que poseemos, todo lo que deseamos. También nosotros somos responsables de lo que ha ocurrido.
Alguien se lo ha llevado crudo. ¿Quién? Por eso se nos ocurrió también ese dibujo del banquero zorro que escapa con el dinero, ese es el elemento. Pero no es cuestión solo de dinero, ¿o sí?
Primero se llevaron la pasta y después otras cosas: sueños, dignidades, moral, sentido del humor. Si vendes secretos nucleares a una nación enemiga, a eso se le llama traición, ¿no? Si haces lo mismo en el mundo de las finanzas, no te ocurre nada. Es paradójico. Por cosas más ligeras te quemaban en la Edad Media. Proponían una especie de brujería, alquimia financiera. Y caímos. Somos responsables también. Cuando alguien roba un limón o una naranja, lo paga. Nosotros en el mundo rico tampoco nos estábamos preguntando quién en realidad pagaba la cuenta de nuestras comodidades. Nos creemos que el colonialismo ha desaparecido y simplemente se ha transformado en otra cosa. No es asunto de buenos y malos, es más complicado.
¿Nos lo hemos merecido? En parte, pero no quisiera dar una impresión desesperada.
No creo que la solución esté en el Tea Party. ¿Y usted? A mí eso de divinizar el futuro… Esa actitud da miedo. Pero no voy a denunciar eso en mis canciones. No creo en la música que se mueve a base de lemas, lo bonito es explorar contradicciones, diferentes puntos de vista. No debemos simplificar nada en eslóganes. Se habla mucho y se piensa poco.
Eso que usted es un maestro de la narración en sus canciones. ¿Cuál es la pieza perfecta? ¿La que mezcla una historia con algo de poesía? Cada canción tiene su sentido, su utilidad, su lugar, no las hay inferiores o superiores, tampoco cambian nada. En mi caso son una forma de expresión. Si algo me conmueve o me toca, lo expreso y tengo la suerte de que hay gente que me escucha y se identifica con ello e incluso les ayuda a entender qué les pasa. El hecho de cómo las canciones ayudan a la gente es más sencillo, nada que ver con la ambición de llevarle las respuestas a nadie.
¿No busca la canción perfecta? No, no la busco. No preconcibo nada. Lo hago y punto. Escribo y acabo reuniéndolo todo en un disco. Tampoco pretendo que se escuchen con un sentido unitario, que cada uno elija lo que le gusta. La música nunca deja de hacerse y tampoco mi obra busca una unidad, una coherencia. Cada vez que las interpreto varían, cambian y ofrecen compañía a la gente con otros matices. Ni siquiera pretendo que se entiendan al cien por cien. Creo que cada canción debe encerrar su misterio.
¿Dar pinceladas, pintar, más que escribir? Algo así. Seguir impulsos que queden dentro, quizá para huir de esa necesidad de comunicación directa que obsesiona a todo el mundo ahora. También de las polarizaciones.
Blanco o negro. O eres un genio o das asco. Tampoco es eso. Es absurdo. No todo puede ser entendido a la tremenda. Eso es mentira. Lo más sencillo puede ser fundamental, sobre esa línea trabajo. Todavía, aunque no sabemos dónde acabaremos. Puede que este sea el último disco que haga porque para el momento en que tenga otro preparado la discográfica no exista. El negocio se está transformando tan rápido que puede pasar. Hay una obsesión por vender canciones de saldo.
Puede que acabe escribiendo una canción al día y la lance por Internet. Consumo. A lo mejor hasta me gusta. No tendrá el sentido comercial que tiene ahora, que es mínimo. Sería divertido, como hacer pan. La canción del día. No importa, no pasa nada. En vez de mostrarnos apocalípticos sobre lo que venga, disfrutemos las posibilidades que se nos abren. No lo vivamos con cinismo, seamos positivos, ya hay demasiadas cosas de qué quejarnos.
Es la vida. Soy optimista, no creo que la historia se cierre ante mí. No ambiciono grandeza. No necesito que me adore todo el mundo para que venga a mis conciertos, solo el público necesario para seguir adelante. No tengo por qué vender mucho, ni un disco más a la larga para que la gente que lo desea de verdad acuda a verme.
¿No le corroe la ansiedad? ¿No siente la presión de las grandes estrellas del pop o el rock? En absoluto. He visto esas obsesiones en otras personas y no las quiero para mí. He vivido intensamente. He sido desgraciado y feliz.
Ahora es padre de gemelos. ¿Satisfecho y entregado? Claro, esa experiencia da un profundo sentido a todo. Incluso a costa de los agobios que pueda tener cualquier padre. Es lo más importante, mucho más que cualquier cosa que haga. Lo que me perdí con mi hijo mayor, a quien no atendí suficiente porque estaba demasiado pendiente de consolidar mi carrera y me arrepiento, no pienso volver a repetirlo. Es lo que tocaba. Pero no pienso volver a repetirlo. Hay mucha gente que se pierde esas alegrías en la vida cotidiana porque está absorbida por su trabajo. Yo también tengo un trabajo, una casa, soy afortunado, pero puedo además compatibilizarlo.
Cuando recuerda ahora a aquel chico que se apostó a cantar en la calle para conseguir un contrato con la CBS, ¿cómo lo ve? En cada momento he actuado como creía que debía. Lo que hacía tenía su valor. Entonces buscaba una oportunidad para grabar. Tampoco te daban tanto. Solo te adelantaban tu propio dinero para hacer un disco. Era una apuesta. Yo solo quería grabar a ver qué pasaba. En ese sentido, como tampoco he sido un artista mayoritario, arriesgaban poco. Por supuesto que gané mi dinero, pero quise centrarme en forjar una carrera noble y eso es poco compatible con el negocio. Porque esa ansia de superación o de nivel artístico les produce poca confianza. Pero lo que no tiene gracia en este negocio es repetirse, ¿no cree? Hay que romper los lazos para crecer.
Pero usted siempre ha sido un 'outsider'. Cuando apareció en el ambiente punk londinense se presentó con corbata. Eso era personalidad y lo demás tonterías. Puede. Es lo que quería, no se trataba de hacerse famoso. La fama es un accidente que acompaña todo. Yo quería escribir e interpretar canciones. Tocar y viajar, como mi abuelo, mi padre.
¿Dónde siente que encaja en este mundo? Este es mi pequeño retrato de usted: un irlandés nacido en Londres que conoce a la perfección la música de Estados Unidos y vive en Canadá. El perfecto anglosajón. No me había puesto a pensar así en ello. La libertad que me da la música borra cada línea de lo que pone en mi pasaporte. Pero la verdad es que nunca he pertenecido a los lugares donde he vivido. Liverpool no es exactamente Inglaterra, nací en Londres, me fui a Dublín, pero tampoco éramos realmente irlandeses porque mis padres provenían de Irlanda del Norte. La nacionalidad, la pertenencia a un país, no es importante para mí. Es el lugar en el que te sientes bien en cada momento de tu vida y eso puede ser una noche agradable o la compañía de tus amigos, incluso extraños. Ahora mismo, para mí, ese lugar en el que me siento a gusto es Vancouver y Nueva York. Cuando estoy lejos, la tecnología me lo acerca. Tampoco sé dónde acabaremos. Depende de qué quieran hacer los niños cuando crezcan.
¿Cuál es exactamente el problema entre usted y los ingleses? No ha sido muy fino con ellos algunas veces. Son exageraciones de los periodistas, no entienden ciertas cosas y me cuelgan el letrero de que odio Inglaterra. Pero no es así. Me fui una vez para Irlanda a vivir, cierto, pero no por odio.
Llegó a decir que le daban vergüenza los ingleses en la época de Thatcher. Bueno, fue una etapa en la que me sentía completamente ajeno a la política de ese país y creí en la necesidad de oponerme, pero no porque no me gustara. Vengo a menudo, mi familia vive ahí y el poco tiempo que estoy lo disfruto.
Al menos uno se siente un poco del lugar donde juega su equipo de fútbol, y el suyo es el Liverpool. Bueno… Me aclaman allí cuando toco bien. Pero si meto la pata, dicen que soy del Sur.
¿Qué es el fútbol para usted? Un juego más que un fenómeno. Lo sigo desde 1962, a los jugadores que he admirado siempre, no a esa especie de superhombres de ahora. Es increíble en lo que se han convertido. Y me admira que este mundo subsista al mismo nivel que hace nada cuando todo lo demás se desmorona alrededor. También la pasión y la locura que sigue causando. No sabría explicar por qué.
Puede que se explique por lo feliz que hace a la gente. Puede ser. Pero no justifica las cifras porque tampoco es 100 veces mejor de lo que era en el pasado. Me resulta un poco irreal y absurdo. Me recuerda a la burbuja y al mundo ideal que vivió el negocio de la música en los ochenta: cortes de pelo horribles, música mala y cifras astronómicas para apoyar naderías que duraban dos segundos, con algunas excepciones. Me da que todo eso va a acabar mal.
¿Cree que tendrán su castigo, entonces? Seguro.
Era su padre quien le llevaba al fútbol, ¿no? Sí, y no teníamos equipo fijo. Pero una vez vi ganar al Liverpool 5-2 y me quedé con ellos. Cuando eres niño te apuntas al caballo ganador.
También su padre le regalaba discos. Mi padre y mi madre. Ella vendía música y debía conocerlos bien para recomendarlos en la tienda. Aprendía mucho y debía formarse un criterio. Los discos entonces eran artículos de lujo y debían venderse a conciencia. Mi padre era músico de jazz y como tal debía buscarse mucho su medio de supervivencia. Además de tocar la trompeta, se dedicó a cantar en todo tipo de clubes y a grabar desde anuncios hasta lo que fuera. La música me rodeaba, además mi padre debía escuchar grupos de la época para interpretar sus canciones, desde The Beatles hasta The Kinks o Small Faces.
¿Con eso creció? Más o menos, entre eso y la sabiduría de mi madre, entre Sinatra, Nat King Cole, músicos de jazz.
Así que desde niño supo apreciar el buen estilo a la hora de cantar, las buenas voces. Usted sabe cantar. ¿Cree que otros artistas de su estilo no le han dado al canto la importancia que se merece? Técnicamente no me considero buen cantante. Lo que sí tengo es mi propio sentido del ritmo y el tempo a la hora de cantar. A veces me critican que meto demasiadas letras en mis canciones, pero es porque sé hacerlas funcionar así, con una especie de sentido teatral y dramático. Son cosas instintivas.
Bueno, pero todas esas horas escuchando desde niño esa música le habrán conformado un gusto. Todo el jazz y la música clásica a la que acudía de niño también. Me llamaba la atención el misterio, y cuando me he hecho mayor he ido comprendiendo mejor su significado. Esa dimensión diferente a la escala que dan las canciones.
¿Fue en esa época cuando empezó a tocar la guitarra? Una guitarra en su mano adquiere una dimensión de orquesta sinfónica. Así como puedo perderme en sonidos, en este último disco quise que casara bien la voz con la guitarra. Fue instintivo, pero al darme cuenta lo trabajé, lo perfeccioné. Después de 33 años descubro y busco esos efectos nuevos. Cada canción necesitaba una guitarra distinta.