lunes, abril 30, 2007

Lethem

En el mes de mayo o junio del año pasado, como que estaba pensando seriamente en administrar un blog, y digamos que me demoré en tener uno porque me estaba haciendo bolas por el nombre que este iba a tener; tampoco pensaba caer en la egolatría de ponerle mi nombre, pero cuando le dije a una amiga que lo llamaría La fortaleza de la soledad, ella no dudó en decirme que sonaba a título de una novela de autoayuda. Y estuve a punto de usar el título de la mejor novela de Paul Auster, El palacio de la luna.

Como ya varias veces lo he dicho, La fortaleza de la soledad es una novela del norteamericano Jonathan Lethem. Por el título uno no puede dejar de asociarla con el gélido refugio de Superman, el cual tiene que ver con la novela mencionada, pero para Lethem es solo un pretexto para plasmar sus más grandes pasiones: la música, el cine, el cómic y la literatura de masas. Estas pueden notarse con mucha claridad en La fortaleza de la soledad, pero también están presente, en distintos grados, en novelones como Huérfanos de Brooklyn y Cuando Alice se subió a la mesa.

La mayor característica de Lethem como escritor es el apego a la experimentación formal en la novela; como se sabe, el terruño de la novela ofrece más de una posibilidad de juego formal, pero para llegar a ello, como es obvio, es menester conocer la gran tradición de la novela, o sea, la asentada en el siglo XIX; claro, puede a estas alturas sonar a lugar común, pero todos aquellos que han logrado una obra sólida en novela lo han hecho partiendo del conocimiento cabal del mejor período de la novela. Un par de ejemplitos: Faulkner y Joyce. Suficiente.

Y este conocimiento de la tradición novelística es claro y patente, al menos en estos tres libros, en Jonathan Lethem. O sea, en claro testimonio que para quebrar es necesario conocer qué es lo que se quiebra –redundancia necesaria- y es a partir de esta actitud que él puede hacer uso de todos los crisoles que no necesariamente están inmersos en lo que conocemos como novelas normales. He allí entonces que en los trabajos de este escritor haya un diálogo de estructuras y tópicos que se desplazan sin ninguna clase de problemas. Sus novelas son complejas, pero aún así, estas se dejan leer, y para ello, él hace uso de las técnicas de los libros escritos por los hijos de Dumas, o sea, de los tan maltratados best sellers.

Leyendo en la red di con una nota en la que dos novelas suyas han despertado el interés de respetados directores de cine: Alan J. Pakula y David Lynch. En el caso de Pakula (vale la pena ver Klute) es imposible puesto que falleció, pero Lynch aún tiene en carpeta la adaptación de Amnesia Moon, novela aún no traducida. Aunque pensándolo bien, creo que un cineasta que se ajusta al universo de Lethem es David Cronemberg, pero fácil que la haría larga -igual que Lynch- porque van más de siete años que no pasa nada con la adaptación de Campos de Londres de Martín Amis.

Les dejo con esta conferencia cortita de Lethem, esta gira alrededor de su último trabajo, You Don´t Love Me Yet. Hay un pasaje en el que este patita habla del que quizá sea uno de los mejores discos de la historia del rock, ¿cuál?, pues de lejos, Quadrophenia, de The Who.


viernes, abril 27, 2007

La Caverna

Yeah Yeah Yeahs

Maps

Stealers Wheel

Stuck In The Middle With You

jueves, abril 26, 2007

José Watanabe (1946 - 2007)

lunes, abril 23, 2007

Shandy

Tengo una novela que no sé cuándo la vaya a leer, siempre está allí, esperando que la coja, anda medio desesperada en la envoltura de la librería, ella es testigo de cómo marco mis preferencias por las novelas de Patrick O´Brien, Ken Follet y Harold Robbins. Llámenme como quieran, pero siempre he sentido una debilidad por los Best Sellers, o sea, el verdadero Best Seller, nada de Isabel Allende, Paulo Coelho, Dan Brown y demás innombrables. Pero esa novela está que me mira, yo la miro también, hasta creo que me tiene un solapado resentimiento porque pagué mucho por ella y solo me he dignado revisarla muy ligeramente. Y eso que ella tiene el aura de ser un clásico, no muy leído, cierto. Supe de ella por medio de Vila Matas, que dicho sea, no para de reventarle cuetes en cada libro suyo y en casi todas las entrevistas que ofrece. Y como los últimos libros de Vila Matas sí me están gustando bastante, como que siento una enorme pena y deuda por mantener aún intocable a La vida y las opiniones de Tristam Shandy de Lawrence Sterne.

La vida y ... , a boca de muchos, es medular, sobre todo en relación -no sé si para bien o para mal- a lo que llamamos hoy Metaliterario. Aún así, desde hace buen tiempo tengo una idea más o menos clara de qué va este libro, no es difícil, solo basta con googlearlo unos minutos. Como no puedo hablar de un texto que aún no leo, pues solo diré que siempre me ha parecido un libro provocador y adelantado para su época.

Mientras escribo este post se me viene una idea pero no la diré, quiero asegurarme bien de esta idea ni bien terminé de leer la novela. Solo adelanto que ningún escritor escribe de la nada, como al parecer últimamente vengo leyendo y oyendo en algunos.

Bueno, escribo esto a razón de que me acabo de enterar de una película que coge a La vida y las opiniones... y a la figura de Sterne como base del último trabajo de Michael Winterbottom. Como se sabe, Winterbottom es el responsable de esa película que he visto más de cuarenta veces (no veinticuatro veces como lo dijo un ya conocido anónimo imbécil en otro blog) llamada 24 Hour Party People, la cual tiene a la ya insuperable actuación de Steve Coogan en el rol del ya referencial y ególatra Tony Wilson. En Tristam Shandy: a Cock and a Bull Story se cuentan dos historias: los avatares de Tristam Shandy (Steve Coogan) y la de los desventurados cineastas que intentan adaptar la inadaptable novela de Sterne.

Por mi parte, les dejo con el trailer de la pela, eso sí, disculparán el horroroso doblaje español. Solo espero que su llegada a salas limeñas no demore mucho.



domingo, abril 22, 2007

La Caverna

The Who

My Wife

Blue Man Group

Baba O´Riley

The Who

Won´t Get Fooled Again

sábado, abril 21, 2007

Fan de La aventura del Poseidón

Llegué a mi casa extenuado debido a una tarde larga como intensa. Me puse a revisar una novela que desde hace años he querido leer y que recién la tengo en mis manos. Y como tenía un espacio de tiempo a mi salida nocturna de los viernes, como que me puse a chequear la revista de cable con la idea de marcar algunas películas que a lo mejor pueda ver este fin de semana.

Siempre he tenido reparos con quienes catalogan a las películas comerciales como meros bodrios, esto se deja notar en algunos snobistas que creen que el cine solo se suscribe a los trabajos de autor, el cine independiente, a lo caleta, por decirlo de algún modo. Además, considero al verdadero cinéfilo como alguien que lo ve absolutamente todo, sin ningún tipo de prejuicio, sencillamente entregado al placer. Cada día estoy más seguro que el único divertimento que nos lleva a no ejercer ninguna clase de filtro preferencial (como sí lo podemos hacer con los libros, los cigarros, la música, una exposición) es el mero acto de ver una película. A mí me puede gustar tanto Duro de matar 2 como las El sabor de las cerezas de Kiarostami, Mr Jealousy como Persona de Bergman, etc.

Claro, la calidad artística es otra cosa, ahora solo estoy hablando de divertimento. Sin embargo, algunas películas denostadas por algunos snobs también tienen un más que aceptable delineamiento artístico. La clave es pasarla bien como en cualquier otro placer básico de la vida. ¿Acaso la chica que ya está por acostarse con un determinado pata se preguntará si el reloj que tiene es de marca?, ¿o el pata que al acostarse con la chica a la que venía afanando le preocupará si esta es una burrier? No, pues, es sumamente ridículo. Aunque no falta algún huachafo.

Por todo ello, desde LFDLS reafirmó mi fanatismo por La aventura del Poseidón, que fue la película que vi ayer - en Turner Classics- mientras descansaba y me reforzaba para mi perdida de los viernes. Es bien difícil poder verla ya que pocas veces la programan, y mis recuerdos de ella se remontaban a la última vez que la vi, hace más de diez años. Como se sabe, esta película está basada en una novela de Paul Gallico, en la cual cuenta la tragedia de un trasatlántico al voltearse por una gigantesca ola.

De las actuaciones solo me acordaba de Gene Hackman, Pamela Sue Martín y Carol Lynley (aunque ayer me exasperó en más de una ocasión), pero no me acordaba de un actor, pero gracias a esta última miradita, quedé obnubilado con el tío Ernest Borgnine en el rol del colérico Mike Rogo. Si la memoria no me falla, tengo muy presente sus actuaciónes –casi siempre en roles secundarios- en más de una veintena de películas, y en cuestión de series, con su co-protagonismo con Jan-Michael Vincent en la ochentera Air Wolf. En síntesis, un actorazo a quien se le tiene rendir mayor justicia.


Y como me gusta especular, en LAP hay una escena que se puede relacionar con Luna de Hiel de Roman Polanski. Como a De Palma siempre le ha gustado rendir solapados homenajes, no me sorprendería que a este director se le haya dado por rendir un fugaz tributo a LAP en la escena de la fiesta de año nuevo –ambas películas muestran fiestas de ano nuevo en barquitos- en donde el crucero es removido por una ola, en claro aviso de lo que está por venir. Ambas escenas son casi idénticas, con las pequeñas diferencias de que en LH la música de juerga es Never can say goodbye en versión de The Communards, y claro, como tenía que ser, con la mamacita Emmanuelle Seigner haciendo de las suyas.

viernes, abril 20, 2007

Bolaño

Hace unas horas entré a la página chilena Letras.s5. Entre los artículos que vi me dejo pensando la carta abierta de Jorge Contreras sobre unas declaraciones de Jorge Edwards publicada en el suplemento de Cultura de La Tercera de Chile. En la entrevista, Edwards dice -de manera prejuiciosa y despectiva- que los jóvenes escritores chilenos solo conocen a Bolaño, palabritas de Edwards que llevaron a Contreras a sentarse frente a su PC y sacar cara por su colegas de oficio.

En vista que los libros de Bolaño ya están en todas partes, como que me animé hacer una ligera repasada de lo que Bolaño emana en lo que se viene escribiendo en nuestra narrativa, mi idea era explayarme en más de mil palabras, pero me doy con la sorpresa que serán muchísimo menos ya que no logro rastrear ni siquiera un intento de patente Bolaño en los libros que he estado leyendo, aunque sí hay una novela que recoge el espíritu bolañesco amparado en la anécdota de mesa, de chat; lo cual está bien, en parte, puesto que lo ideal hubiese sido recoger los códigos de barras de los mismos libros de Bolaño y no regodearse con conceptos básicos jalados de Wikipedia, como todo lector, medianamente atento, podrá darse cuenta ni bien la lea.

Más allá de los reparos que puedan tenerse de Los detectives salvajes y 2666, reconozco que se tratan de novelas muy entretenidas. Empero, es clave decir que para poder apreciarlas en su totalidad, es menester conocer ciertos códigos literarios que en ellas se mueven. Sé que puede parecer muy tonto, pero no lo es ya que a través del conocimiento de estos códigos afincados en la tradición es que puede tantearse o valorar la verdadera poética de Bolaño. Por ello, cada vez que prestaba Los detectives salvajes (sería casi perfecta si es que tuviera solamente unas trescientas páginas), el lector de ocasión solo llegaba hasta la página cien, y claro, lo curioso del caso era que estos lectores de ocasión eran personas que ostentaban ciertos galeones literarios o académicos, en algunos casos ofrecían una valoración de Bolaño por su tendencia política, pero casi todos se acercaban a él porque estaba (está) de moda.


Donde mejor se puede apreciar a Bolaño –como no pocos se han dado cuenta- es a través de su narrativa breve, ya sea en cuentos o novelas (Estrella distante, de lejos, la mejor). Se habla tanto pero tanto de Bolaño, que si él estuviera vivo no pararía de denostar de quienes pregonan su nombre sin haberlo leído bien, o mejor dicho, sin haberlo leído. A Bolaño le jodía la pose y la ignorancia. Y me lo imagino perplejo ahora que no pocos críticos y escritores -los de que de verdad lo han leído- lo vienen estudiando, porque se sabe que él no buscaba eso, ni mucho menos la inmortalidad. Total, ese parece ser su destino.

Contradicciones de la vida, cosas de los verdaderos grandes.

jueves, abril 19, 2007

Releyendo - Celebración de la novela

En las ocasiones en las que me ha tocado conversar con Miguel Gutiérrez, ya sea personalmente o por vía telefónica, siempre he salido bastante motivado. Contra lo que mucha gente puede pensar, Gutiérrez es una persona muy afable y generosa. Además, sigue con mucha atención lo que escriben los narradores jóvenes, y por lo que me habló la última vez, pues puedo decir que tiene una idea bastante clara del actual momento de la narrativa peruana última.

No he leído todos los libros de Gutiérrez, pero sí una buena parte de ellos, entre los que se cuentan La violencia del tiempo, La destrucción del reino, Babel, el paraíso, etc. Pero al libro que siempre vuelvo por motivos estrictamente literarios es a la extrañísima Celebración de la novela. Aunque, pensándolo bien, no creo que solo sea por razones literarias, también por un motivo personal. Literario porque lo que me gusta más es leer novelas, y personal porque como escritor solo me veo inscrito en ella.

CN está dividida en dos partes. En la primera, Gutiérrez da cuenta, con mucha agilidad pero sin caer en el lugar común, de la evolución de la novela. Es ineludible que Gutiérrez aplique algunas taxonomías teóricas, pero conciente Gutiérrez de que su intención sea que lo lea mucha gente y no solo unos cuantos gatos decodificadores, hace uso de sus recuerdos y experiencias en torno a la lectura de ciertas novelas claves, y a partir de allí, se pierde con control en la tradición de la novela, cuestionando su carácter testimonial, resaltándola; marcando preferencias y disgustos; o sea, toda una contradicción, pero es a través de ella que Gutiérrez atrapa a todo potencial lector, puesto que el permanente cuestionamiento es una de las puertas del eterno pensar, de la reflexión. Hay pasajes en los que Gutiérrez parece perderse, su pasión lo lleva por muchas ramas, en una página podemos ver títulos como Gargantúa y Pantagruel, Retrato de un artista adolescente, o nombres como Kurt Vonnegut, Pérez-Reverte, Sarduy, deparándonos un giro inesperado que nos sitúan con la tradición literaria peruana, con Alegría a la cabeza, dribleando para hablarnos de Elmore, Herrera y Riesco. Puede sonar absurdo, pero no lo es, Gutiérrez escribió esta primera parte con la intención del ensayista corroído por un atrayente espíritu novelesco, ya sea en contenido y forma.

La segunda parte de CN es quizá uno de los testimonios más apasionantes que he podido leer sobre la gestación de un escritor. Aquí tenemos a un Gutiérrez biográfico, nos cuenta su deslumbramiento por la novela en una tarde de árido sol en la biblioteca municipal de su Piura natal. Uno de los pasajes que me gustan es el que se refiere a su lectura tardía de las novelas de aventuras. Gutiérrez recuerda que se acercó a esta clase de novelas al inculcarle a su hijo la costumbre de leer, para ello, le compró toda la colección de las novelas de Verne, Salgari, Dumas, etc., y ante el obnubilamiento de su hijo, Gutiérrez se sumergió en estas novelas, y no deja de reconocer que estas terminaron sumando en su visión de escritor de ficciones, y de paso, dejando en su sitio a quienes le adjudican el rubro de subliteratura a esta clase de libros.

Gutiérrez no duda en reconocer la influencia de narradores como Proust, Faulkner, Balzac, Mann, Dostoievski, Zola, Joyce, etc., en lo que para muchos es una verdadera obra cumbre, La violencia del tiempo. Y tan igual como La novela de una novela de Thomas Mann en relación a Doktor Faustus, Gutiérrez nos ofrece el fresco del backstage de LVT. Lo que le pasó mientras la escribía es digna de una gran ficcionalización, no solo tuvo que luchar contra las dudas que trae todo el proceso de escritura de una novela, amigos suyos murieron, sus inclinaciones políticas estaban marcadas, estaba en auge la discusión de su polémico ensayo La generación del 50: un mundo dividido, sus seres queridos habían optado por una militancia política. Eran los años ochenta, el país parecía caerse, pero Gutiérrez creyó en lo que hacía, y en soledad y silencio escribió dicha novela monumental.

Es interesante el concepto que Gutiérrez tiene de la Memoria del escritor. La manera cómo se explaya en ella es digna de tomar en cuenta. Como se sabe, todo lo que ocurre en la vida de un aspirante a escritor y escritor puede ser transformado en literatura, aquí entran a tallar los recuerdos, las imágenes, anécdotas aparentemente inanes, etc., pero para canalizar toda estas motivaciones es necesario conocer la tradición en la que uno está suscrito, la cual lleva a forjar un canon personal de escritores que no necesariamente tienen que estar asentados a la tradición a la que se pertenece. Gutiérrez no ve el necesario conocimiento de la tradición como una obligación, lo ve como un respeto medular en todo aquel que se haga llamar escritor.

CN tiene mucho más. Lo que sí me gustaría decir es que Miguel Gutiérrez está en todo su derecho de tener la opción ideológica que le de la gana. Y por más cuestionada que esta sea, no debe mezclarse a la hora de valor a su obra literaria. Tampoco es un escritor marginal como algunos amigos suyos pregonan, flaco favor que le hacen, por lo demás. Pero lo que sí tengo en claro es que Gutiérrez es uno de los narradores más importantes que tiene nuestro país.

miércoles, abril 18, 2007

RECORTES DE LA MEMORIA O EL LIBRO DE LA SOMBRA

Mañana jueves, en el Jazz Zone, a las 7 y 30 p.m., se presentará el libro experimental de poesía Recortes de la memoria o El libro de la sombra. Las palabras de rigor estarán a cargo de Jorge Eslava, Christian Bendayán y Max Saturnino Palacios Cortez.

Las personas que ya tienen el libro me dicen que se trata de un bellísimo ejemplar, cosa que no me sorprende puesto que la calidad del mismo recae en José Antonio Galloso y el chileno Franz Fischer o mejor conocido como Pescador. A propósito, hace unas semanas tuve el gusto de realizarles una entrevista, si gustan, la pueden leer aquí.

Galloso es también un conocido blogger, quien admistra un blog que veo mucha frecuencia, en el cual publica sus excelentes fotografías, lo pueden ver aquí, y espero que les guste tanto como a mí.

He quedado –vía mail- con José Antonio en tomarnos unos tragos con Fischer, pues aprovecharé en ir a la presentación.

Y como será jueves en la noche, imagino que no pocas discos estarán abiertas, sino es así, pues el editor nos llevará a la discoteca donde tanto se le recuerda. En fin, los dejo hasta mañana con un video. Cortesía de La Caverna.



Alberto Manguel - Fragmento

"Al respecto, en Editors on Editing: An Inside View of What Editors Really Do (Los editores hablan de la edición: la tarea de los editores vista desde dentro, compilado por Gerald Gross), el editor, librero y autor William Trag dice:

Un editor de libros competente y trabajador tiene que leer. Tiene que haber leído desde la primera infancia. Tiene que leer sin parar. La lujuria que despierta la letra impresa es biológica; es una necesidad visceral e intelectual; la pulsión debe estar en los genes.

En resumen, un editor tiene que ser un lector.
Nada más cierto. Los editores deben hacerse cargo de su función o dedicarse a otra cosa. Pero, ¿hay quien pueda leer independientemente de sus inclinaciones? Porque está claro que, para justificar la intrusión en un texto virgen, el editor no puede ser José Risitas, que se deleita con los finales felices, ni Lola Lacrimosa, que prefiere los finales tristes. El editor debe ser una especie de idea platónica de lector; debe encarnar la Lectura misma; debe ser un lector."

(Tomado de En el bosque del espejo. Alianza Literaria, 2001)

martes, abril 17, 2007

Muertos

Ni bien me enteré ayer del asesinato de los estudiantes de la Universidad Virginia Tech en Blacksburg, Virginia, me puse a pensar en una de mis mejores amigas que estudia en ese estado, sumado al hecho que ella es hermana de uno de mis mejores amigos. Ante ello, seguí con atención esta triste noticia que no solo conmociona a la población norteamericana.

Es evidente que existe un eco de violencia que proviene del mismo pueblo norteamericano –no de todos, claro está- que anda preocupado en salvar al mundo de amenazas entendibles (en algunos casos con mucho prejuicio) gracias a esa asquerosa política preventiva del actual gobierno del nefasto Bush y a una evidente ausencia de autocrítica en dicha sociedad. Hay muchas cosas que el pueblo norteamericano tiene que sanar, esta clase de desgracias no son hechos aislados.

Entre los estudiantes que fallecieron estuvo el peruano Daniel Pérez Cueva, quien llevaba viviendo en USA siete años, por ello, la noticia nos afecta de manera especial también. Sin embargo, Pérez Cueva no fue el único joven peruano que falleció. Hace unos días, en Huánuco, una barcaza se volteó al chocar con un tronco que flotaba en medio del río, murieron treinta personas, la mayoría de estas fueron jóvenes que iban a rendir su examen de admisión en La Escuela de Policías de Tingo María. Estos jóvenes y las demás personas fallecidas alquilaron la barcaza debido al bloqueo de carreteras llevado a cabo por los cocaleros en el oriente peruano. Los jóvenes subieron a ella ante el temor de perder su examen de ingreso.

Lo ocurrido en USA es una desgracia, tan igual como la de aquellos jóvenes ahogados.

No caigamos en la indiferencia.

lunes, abril 16, 2007

Entrevista: Carlos Yushimito

¡Viva el APRA!

Ayer leí un artículo publicado el día de ayer en Perú 21, el cual pertenece a connotado analista político Fernando Rospigliosi. Lo bueno de este señor es que por más acaloradas que puedan ser sus opiniones, siempre dice las cosas por su nombre, sin el temor a quedar bien o mal con nadie, dejando de lado esa horrible costumbre de hablar a media voz.

Lo que acaece con el APRA y estas secuelas de corrupción, que para ser sinceros, ya se venían venir debido al clarísimo contubernio entre el partido de la estrellita y las huestes fujimoristas, cuyo maridaje político se hizo claro e irrefutable desde el primer día que el ponja sinverguenza tomó la presidencia allá en 1990.

Esta huachafa alianza que cada día da más muestras de descaro es visible gracias a la forma tan insultante como esta se deja supurar, en patente testimonio que estamos ante una mafia o a una imitación barata de la misma puesto que se canaliza gracias a errores políticos -así lo llaman ahora- realmente insultantes ante cualquier inteligencia. Tenemos un Premier que haciéndose el huevón echa la culpa sobre la no-firma del TLC al anterior presidente, se manda unos aires de estadista e inmaculado político cuando no recuerda su asquerosa gestión como alcalde de Lima en pleno auge del decadente primer gobierno aprista. Sumemos también al respaldo recibido de su compadre, el presidente GP, quien explica que el roche ocurrido con Pandolfi como algo menor que cierta prensa antagónica quiere inflar. Ni hablar del nivel cada día más protagónico de Giampietri, quien para mandar es un capazo, quien para burlarse de sus críticos es bien vivazo, pero a la hora de la hora, cuando se trata de responder ante una jueza por la matanza de los penales, no duda en poner las más idiotas excusas para justificar su ausencia, es que se orina de miedo el patita. Además, ¿a qué gobierno pertenece el grupo paramilitar Rodrigo Franco?

Sin embargo, como dije hace algunos días, no puedo dejar de expresa mi pena por Garrido Lecca puesto que siempre lo había visto como una reserva moral dentro de un partido político caracterizado por la inconsecuencia, la demagogia, el doble filo, y cuya historia no está exenta de estar escrita en sangre. Pero sus justificaciones que le escuché el viernes en la noche en el programa de Cecilia Valenzuela me parecieron no menos que estúpidas, encima, ensayando una carita de pena con su mofletudo rostro, negando lo evidente, prometiendo de por sí una explicación en los próximos días, cosa rara, de hecho, puesto que cuando uno tiene la conciencia tranquila y existe una acusación tan inmoral como la que se le endilga, pues estas deben ser mostradas en el acto.

Si alguna clase de decencia le queda a este Ministro de Vivienda es la renuncia, y de paso, que se aleje por muy buen tiempo –sino para siempre- de la política porque se le endilga lo mismo que él criticaba en la dictadura fujimontesinista: la compra de editoriales en diarios.

Por lo demás, vale darle una leída a este buen artículo de Fernando Rospigliosi, Varios SIN chicha.

sábado, abril 14, 2007

La Caverna

His Name is Alive

CAN´T GO WRONG WITHOUT YOU

Jeff Lynne

THE INNER LIGHT

Pura finta

Quizá tengo una mala de costumbre de asociar todo lo que leo con algún recuerdo de mi vida. Y para variar esto me pasó hace unas horas mientras estaba leyendo la sección DT de El Comercio. Estaba interesado en saber un poco más del escándalo que refleja la baja catadura moral de Manuel Burga con respecto a la amnistía del Sport Ancash y su presidente José Mallqui –así es, otro sinverguenza, aquel que fuera inhabilitado hace unos años por el caso de soborno acaecido en Talara- pero no encontré nada con relación a ese caso. Y fue lo mejor puesto que al final de DT me topé con un texto de Juan Villoro, La pasión fingida. (1)

Sería un lugar común recalcar que Villoro es uno de los mejores cronistas hoy en día. Aunque mis preferencias apunten por lo que escribe Juan Pablo Meneses si hablamos de crónicas. Villoro en su artículo relaciona el histrionismo de los jugadores de fútbol con otros deportes como el béisbol y el fútbol americano, y parte con el conocido caso del arquero chileno Roberto “El condor” Rojas, quien en las eliminatorias para el mundial de Italia 90, en el partido decisivo de la clasificación con Brasil –que dicho sea de paso fue un desastre en ese mundial gracias a la bestialidad del técnico Lazaroni por tener en la banca a Romario y Bebeto-, este no tuvo mejor idea que cortarse la frente con una navaja escondida en uno de sus guantes.

Todo aquel que ha jugado fútbol o fulbito sabe bien que la finta o la exageración es una manera de causar impresión, ya sea para el contrario, la hinchada, los amigos, la enamorada, la trampa, etc. Como bien apunta Villoro, la simulación es una costumbre en Latinoamérica. Una pésima costumbre, dicho sea de paso. Hasta el día de hoy me acuerdo de los dolores esforzados de Paulo “El churre” Hinostroza, dando vueltas en el grass como si le hubieran espetado un balazo desde una barra contraria (cuántos partidos habrá perdido o empatado Alianza Lima por esas payasadas), pero todo se le perdona al Churre gracias a ese golazo que le hizo a Celso Guerrero en el clásico jugado el 20 de abril de 1995, arco sur, con todo el paroxismo del Comando Sur que gritaba el cuarto gol de aquella goleada de 6 – 3.

Villoro da cuenta también del partido entre Argentina e Inglaterra jugado en el mundial de Francia 98, del revoltijo de Simeone a causa de una patadita de Beckham, cosa que demostró, en palabras de Villoro, que hasta los verdaderos gladiadores del fútbol se disfrazan de comediantes.

La primera vez que jugué fútbol de verdad, fútbol en serio, de campeonato, o sea, con arco y cancha reglamentaria, lo hice ante un equipito de la Tito Drago que tenía un delantero quimboso -un futuro juerguero y protagonista de ampays- que ante un choque delantero – arquero decidió ensayar un foul que terminó generando un penal –y eso que yo me quedé con la pelota, se la saqué de los pies, literalmente-, o sea, tuve que debutar con un penal injusto. La cosa es que me cuadré, este quimboso -que en su foul imaginario juraba que le había roto los gemelos- tuvo el descaro de cuadrarse ante la pelota, encima me mandó un besito volado. Bueno, tomó su vuelo la bestia esa, y como en esa época me guiaba más por la postura de quien pateaba, ya tenía decidido tirarme al lado derecho con todo el impulso de mis piernas, ya que el arrojo tenía que ser a media altura, no a rastras. El quimboso pateó. Me fui al lado pensado, la pelota a gran altura iba hacia el lado izquierdo, pero fue tanta la fuerza del disparo que terminó yéndose al mar del Callao o al aeropuerto.

Y no fueron pocos los que empezaron a putamarear al quimboso, y yo, sin haber hecho nada grandioso, recibí los abrazos de todos. Totalmente exagerados, hasta un compañero de equipo quiso llorar a la fuerza para condimentar la euforia. Es que estábamos en la fiebre Goycochea. Total, penal errado o atajado, siempre es mérito del arquero.

(1) No puedo linkear el artículo de Villoro. Hay problemas en el nuevo formato on line de El Comercio. La pasión fingida forma parte del libro Dios es redondo.

viernes, abril 13, 2007

Patente de corso

Desde hace tiempo he querido dejar un enlace –que a lo mejor muchos ya lo conozcan- a una web que leo prácticamente cada semana. Pues se trata del sitio virtual de quien es de lejos uno de mis escritores predilectos, ¿quién más?, pues Arturo Pérez-Reverte. A lo mejor, una de las razones por las que siempre me han gustado sus novelas se deba a que deja muy bien parado lo que se conoce como Asunto en la novela, o sea, la historia, la trama, etc.; cosa que últimamente está siendo muy denostada por algunos círculos viciosos que a toda costa quieren imponer al Estilo como signo de calidad –lo cual es válido, pero lo que fastidia es ese espíritu de imposición- en todo texto escrito.

Aunque viéndolo bien, en la narrativa de Pérez-Reverte existe una buena fusión entre Asunto y Estilo. A lo mejor, a los elásticos de la palabra les fastidie un poquito los niveles de venta que este gran escritor tiene, y lo digo porque cada vez que he escuchado reparos a la obra de Pérez-Reverte, estos han descansado en las estupideces más rastreras del prejuicio que en algunos casos salpican de las plumas más reconocidas en lengua castellana. Ejemplo: Francisco Umbral.

Y si tuviera que recomendar algunos libros de este maestro, pues no dudaría con El club Dumas (obvio), La carta esférica, El capitán Alatriste, La Reina del Sur, La piel del tambor y Cabo Trafalgar, cada una de estas son soberanos ladrillos exentos de aburrimiento, no sientes para nada la pesadez.

Pero Pérez-Reverte no solo me gusta por sus novelas, sus artículos no tienen pierde, son lacerantes, hirientes (para algunos), sencillos, y lo principal, sumamente honestos (Escorpio tenía que ser). En su sitio web se encuentra la sección Patente de corso, en la cual están los artículos que se publican en XLSemanal. Lo linkearé cuando tenga tiempo y supere los estragos del Baileys de ayer, los cuales me han convertido en un momentáneo daltónico.

No pensaba escribir este post, y la razón de ser del mismo se debe al culpable que diariamente no deja de mandar a una de mis cuentas escogidísimas notas del quehacer cultural, ya sea de Perú como del extranjero, o sea, me refiero al buen amigo David Abanto, por ello –creo que es la segunda vez que lo digo-, si desean recibir los mails de David, pueden mandarle uno a dabanto@norma.com.pe y así él los agrega a su ya larga lista de contactos.

Justo uno de sus mails da cuenta de un artículo de Pérez-Reverte que no había leído, titulado Emperadores desnudos, publicado en La Nación de Argentina.

1922 - 2007

A lo mejor estemos distraídos en cuestiones inanes –puede ser-, pero mientras ingresaba al suplemento Crónica del diario El mundo -ya lúcido luego de la presentación de un libro el día de ayer- como que me entero de una noticia que sí me ha causado onda pena, una pena que es doble puesto que desde hace unas semanas me había decidido que de todas maneras empezaría con la lectura de los tres únicos tres libros de Kurt Vonnegut que tengo.

Uno de ellos -a lo mejor el más conocido en estos últimos años-, El desayuno de los campeones, lo llevé en mi viaje a la ciudad de Trujillo, pero muy tonto yo, ni siquiera lo saqué de mi mochila; algo pude avanzar en el retorno a Lima, pero las reseñas y traducciones me obligaron a posponer la lectura de esta novela, que lo único que he hecho con ella, aparte de llegar a la página 82, es conocer su versión cinematográfica protagonizada por Nick Nolte y Bruce Willis, y dirigida por Alan Rudolph, versión, que dicho sea de paso, no me gustó para nada.

Me animo en hacer esta especie de necrológica personal por Vonnegut puesto que sin haberlo leído aún, tengo que manifestar que cada uno de estos tres libros que poseo llegaron en distintos e intensos momentos sentimentales, a lo mejor sea por ellos que aplazaba sus lecturas. Lo que sí puedo decir es que por alguna extraña razón Vonnegut siempre me cayó muy bien. Lo único que he leído de él son algunos artículos en The New Yorker , los cuales no eran para nada literarios, sus obsesiones -al parecer- eran las de corte político.

Vonnegut falleció el día miércoles 11, algunos diarios dan cuenta de ello recién hoy, y será a través de ellos en los que podrán enterarse de otras novelas suyas.

Por mi parte, les dejo con este video de Vonnegut a razón del libro Cat´s Cradle.



jueves, abril 12, 2007

Embarrados

Ni siquiera llegamos al primer año del gobierno aprista y ya vemos cómo ha empezado a supurar el estiércol moral de la gente que lo conforma. Una de las cosas que siempre me ha llegado es la demagogia en contubernio con la estupidez. Y es triste saber que aún haya gente que crea en una persona como Alan García Pérez, pero eso sí, hay que reconocerle esa capacidad de despiste, cualidad muy desarrollada en los sirvenguenzas.

La semana pasada fue el bombardeo de una zona cocalera, con la diferencia que esta vez no hubo indefensos presos entre los árboles y la maleza; y en los últimos días la bestialidad del Premier Jorge del Castillo a razón del nombramiento público de Pandolfi, que como es sabido, es un sujeto que estuvo metido en los mismos tuétanos de la lacra fujimontesinista, y que además se encontraba inhabilitado para ejercer cualquier cargo público, y de yapa, con varios juicios por delante. ¿Qué pasó?, ¿también se le chispoteó a Del Castillo, quien –en su momento- votó a favor de su inhabilitación?

En una sociedad acostumbrada a hablar a media voz, y donde la hipocresía parece ser la única arma para destacarse –cosa que no es una prerrogativa de ciertos personajes de nuestra literatura, que a duras penas pasan del libro leído por año, ojo, no exagero, estos especimenes existen-, supongo que es un deber cívico criticar abiertamente estas cosas ya que tenemos la experiencia de haber reaccionado tarde ante una dictadura que tuvo al hueveo mediático como una de sus principales armas. ¿O ya no nos acordamos de aquel bluff de los cómicos ambulantes, etc.?

Y hablando de despistes, pues me apena que una persona tan inteligente y talentosa como Hernán Garrido Lecca esté metido en lo que es para mí una clara muestra de manipulación, tan cara en gobiernos despóticos y embrutecedores, como lo es la compra de editoriales en diarios de medio sol, siendo el diario La razón el que sigue el mejor ejemplo de la bestialidad heredada de los diarios chicha de la dictadura, los cuales se encargaban de mansillar las honras a todo aquel que criticara al régimen del ahora dizque perseguido político afincado en Chile. Me bastó haber entrado a la web de este diario –cosa que no hacía en muchísimo tiempo- para darme cuenta que no ha cambiado un ápice, teniendo siempre a sus columnistas de turno como clarísimos ejemplos de obsequiosidad, tan carentes de juicio como para no darse cuenta que por más jodida que pueda estar la situación económica de uno, siempre hay principios básicos que tienen que estar rubricados en un medio de información. Puede sonar un tanto iluso, pero es así como siempre he visto el trabajo periodístico en todos sus aspectos. Tampoco sugiero que la prensa peruana sea una maravilla –nunca falta un babosito que no sepa leer-.

Para coronarla, Mauricio Mulder, el Pittbull de la política peruana, ha amenazado con la posibilidad de cerrar el congreso si es que mañana jueves llega a censurarse a Del Castillo por el caso Pandolfi (aunque Martín Tanaka ha escrito en Perú 21 de que no hay tomarlo tan en serio, ojalá sea así). En relación a Mulder me pregunto: ¿alguien, con tantos años en la política puede atreverse a decir una taradez como esa?, pues yo creo que sí, y con mayor razón cuando se pertenece a un partido tan cerrado y obtuso como el APRA puesto que el APRA –mismo Panamericana Televisión- no es un partido político, es un sentimiento.

Ahora, nuestro “honesto” vicepresidente Giampietri, uno de los responsables directos de la matanza de El Frontón, quien mismo Chespirito declara ahora que no dijo lo que dijo, cuando para toda persona pensante es obvio que tras esa matanza estuvo la Estrellita Trío GMG (García-Mantilla-Giampietri).

Hace un tiempo comenté sobre un episodio de la cuarta temporada de la serie 24 –para los interesados, y saliéndome un toque del tema, la quinta temporada transmitida en FOX es la mejor, y según veo, creo que insuperable- en la que se derriba el Air Force One y se tiene que nombrar como presidente de USA al vicepresidente, quien era un inmoral, bruto, canalla y traidor. Eso es lo que pasa cuando se tiene que elegir entre el cáncer y el sida.

Felizmente, vicié mi voto.

miércoles, abril 11, 2007

La Caverna

The Stones Roses

WATERFALL

Lenny Kravitz

IT AIN´T OVER TILL ITS OVER

martes, abril 10, 2007

El beso del asesino - Mail de Aguirre

Aprovechando la ausencia de mi casa por un par de días, tuve la oportunidad de ver una película de Stanley Kubrick que a lo mucho había escuchado de volada. Se trata de El beso del asesino (1955), y según la contratapa del DVD, Kubrick la dirigió a los veintisiete años, y una vez estrenada, las grandes productoras empezaron a fijarse en él.

El beso del asesino es considerada por el mismo Kubrick como su debut oficial ya que como buen autocrítico jamás estuvo del todo satisfecho con su primera película Fear and Desire. Sumado el detalle que gran parte de este trabajo lo hizo con un presupuesto muy bajo –su familia lo apoyó económicamente-. Además, fue la última película que dirigió con guión original. Todos estos datos sacados de la imprecisa biblioteca virtual llamada Wikipedia.

Ahora, el argumento: Davy Gordon (Jaime Smith) es un boxeador fracasado que ve esfumarse su última oportunidad de destacarse en el mundo del cuadrilátero al perder una pelea que él creía ganada (en parte, Gordon me hizo recordar a Butch (Bruce Willis) en Pulp Fiction). Y ya sumido en una comprensible depre, Gordon piensa qué hacer con su vida y no tarda en llegar a la conclusión de que lo mejor y lo más sano es el retiro. Pero este boxeador también es un fisgón ya que tiene la manía de espiar a su vecina, cuya ventana de departamento está frente a la suya, separados por un insignificante tragaluz, y en no pocas ocasiones la ve desvestirse.

Y pasa que Gordon, en plena reflexión depresiva, se topa con una sugerente escena en la que esta mujer –responsable directa de sus ansiedades lúbricas- no es más ni menos que agredida por un desalmado sujeto. Gordon grita desde su ventanita y sale corriendo para defender a la mujer que en carnes siempre usa un conjunto íntimo de color negro. Esta frágil mujer (Irene Kane) -innominada en toda la película- se gana la vida como bailarina, cuyo único pecado es no darle bola a ese cobarde acosador llamado Vincent Rapallo (Frank Silvera), quien en no pocos pasajes del film lucubra todas las formas inimaginables por despertar en ella un sentimiento, pero fracasa en esta empresa, pero no por feo, sino por ser como persona la hechura misma de la maldad, a lo mejor debido a una infancia sin amor, a una adolescencia onanista y a una esforzada juventud premunida de estafas contra personas de buena fe. No sé, pero si este Rapallo fuera un ex reseñista (¿alguien dijo Gaspar de la nuit?), seguramente ofrecería trueques de reseñas positivas a jóvenes escritoras y poetas a razón de una salidita. En fin.

Gordon llega donde esta bailarina quien yace en la cama, adolorida, y no duda en atenderla. Y como suele ocurrir en la tradición del cine negro, nace en estos personajes, unidos por el infortunio y la fisgonería, una dependencia emocional que los lleva a darse una última oportunidad que les ofrezca un sentido patente a sus vida. Gordon es muy duditativo, no sabe si es amor lo que siente por esta bailarina, o es simplemente una manera de llenar su vacío existencial. Y ambos deciden irse de la ciudad en un viaje de vacaciones que no es más que un pretexto para dejar New York. Pero antes que emprendan el viaje, la bailarina quiere que su acosador Rapallo le pague un dinero que le debe. Y va a reclamárselo.

Rapallo, como todo sinverguenza, se resiste en pagarle el dinero que le debe, y para variar, le suplica amor, cariño, afecto, cosa que es rechazada por la bailarina, y en el colmo de la desfachatez intenta besarla a la fuerza, y como ella tiene buen gusto y pudor, pues se niega. Y Rapallo, con ayuda de unos empleados la secuestra.

En vista que la bailarina no se reúne con Gordon, este va a rescatarla. Y la encuentra amarrada a una silla en el cuarto de un derruido edificio, bajo la atenta mirada de Rapallo y su gente. Gordon se les enfrenta, pero llega a ser dominado. Pero aún así, el amor de Gordon por esta bailarina es tan fuerte que se deshace de ellos y va tras los pasos de Rapallo, quien como todo cobarde, huye.

Y bueno, no cuento el desenlace, pero sí manifiesto que la pelea entre Gordon y Rapallo es no menos que memorables. En dicha pelea puede percibirse la influencia que esta escena ha tenido en películas disímiles como El toro salvaje y Rocky, por poner un par de ejemplos.
Lo único que puedo decir es que vale la pena ver El beso del asesino. Y como dije, no conocía esta película. Más vale tarde que nunca.


Cambiando de tema. Hace unas horas recibí un mail del conocido narrador Leonardo Aguirre. Era un mail que traía consigo el espíritu de la indignación. Por ello, reproduzco el mail de Aguirre, y como tiene que ser, con su autorización.

Asunto: Tu último post: No te pases, pe, causita.

Creo que se te chispoteó (o tal vez es una broma muy crípitica, no lo sé): casi a la mitad de tu post "Bizarro Kid, Reynoso, Jáuregui (...)" afirmas que yo soy el autor de "Rito de Paso". No, pues. Así no juega Perú. Prefiero mil veces una mentada de madre a que me acuses de un crimen tan horrendo como ése.

Abrazo

Leonardo


Bueno, sí, me equivoqué al decir que la novela Rito de paso pertenece a Leonardo Aguirre. Y ahora que lo pienso bien, entiendo su indignación. Como se sabe, el autor de Rito de paso es Víctor Coral - responsable de muchos anónimos que emputecen la blogósfera (como hace poco lo hizo notar la gente de El hablador y cuya defensa risible del dizque temible blogger fue la de consignar su Laptop ante un notario) en los que, para variar, endilga a otros sus propias bajezas; grafitero de los baños de El Comercio, gracia por la cual fue expectorado de allí; estafador de jóvenes poetas como Salomón Valderrama a quien le pidió un adelanto de edición con el cuento de ser representante de la Editorial Zignos; y muy recordado por hacerse pasar como un integrante de Sendero Luminoso, realizando una llamada bajo el apelativo de Gasparcito Cucardas, en la que amenazó con hacer explotar una bomba en el Centro Cultural de España con el fin de sabotear la clausura del evento Memorias In Santas en el año 2005-.


Sin embargo, no creo que dicho error haya sido adrede. Ocurre que hace unos días Leonardo me comentó que le habían pedido una reseña para la revista Pie de página, y como él acababa de leer Rito de paso, como que andaba pensando hacer una reseña de esa novela para dicha revista. A lo mejor, debido al fragor del feriado largo confundí el nombre del autor de Rito de paso. Aunque posiblemente salga un adelanto de la reseña en La fortaleza de la soledad. Indudablemente, lo tendré que pensar.

Sí pues, se me chispoteó.

domingo, abril 08, 2007

La Caverna

viernes, abril 06, 2007

Piscina - Romy

Hay un par películas en las que actúa Alain Delon que trato de ver cada vez que puedo. Una de ellas está basada en una buena novela de Patricia Highsmith: A pleno sol. Esta novela es parte de la saga del embustero y mitómano Tom Ripley; tengamos también en cuenta que hay dos adaptaciones muy distintas de otra novela de esta saga: El amigo americano, de la cual hay dos trabajos tremendamente distintos: uno, de Win Wenders, y el otro, de Paolo Taviani. Sin embargo ambos tienen como intérpretes de Ripley a dos actores a quienes no dejo jamás de profesar admiración: Dennis Hopper (de lejos, la mejor actuación en toda su carrera) y John Malkovich (gracias a él se salva la gratuidad de la dirección de Taviani, además, el Ripley de Malkovich jamás deja de supurar amaneramiento y un envidiable cinismo). Pero volviendo a Pleno sol y su buena adaptación en la dirección de René Clément en 1960; pues bien, esta es una adaptación hecha pensando en Delon como Ripley, quien ofrece una actuación no menos que magistral, y bajo todo punto de vista memorable, pero igual, él no se libra de ciertos tics redundantes. Por lo demás, siempre he tenido una gran inclinación por los personajes que sean antihéroes, la maldad es mucho más seductora -como bien dicen por ahí-, al menos para mí así lo es. No dejo de verla cada vez que puedo.

La otra película que protagoniza Delon es La piscina (Jacques Deray,1968). Hace unos años se proyectó en algunas salas una segunda versión de esta película. En esta segunda versión, bajo la dirección de Francois Ozon, tuvimos a las mamacitas Charlotte Rampling (ya tía, pero igual de buena) y a Ludivine Sagnier (puro cuerpo nomás). Sinceramente, no me gustó esta nueva versión, pero el hecho de que no me guste no quiere decir que sea mala, esta se deja ver y disfrutar. Empero, es el trabajo primigenio de La piscina el que me gusta más, no tanto porque esté mejor cohesionado y que no exhiba ese apuro en el desenlace como sí se nota en la versión de Ozon.

Me gusta más por dos factores: las actuaciones de Delon y Romy Schneider, y porque se ve reflejado -en parte- el mundo de un escritor bloqueado (cosa muy distinta a la segunda versión en la que la escritora Sarah Morton -interpretada por Rampling-, prácticamente, canibaliza todo). El asesinato como desenlace solo es un pretexto por el cual se reflejan las tensiones originadas por los celos, el sexo, la envidia, la venganza y la mentira; siendo este como tal la única vía de redención de Marianne (Romy Schneider) y Jean Paul (Delon), quienes forman una hormonalísima pareja que no tarda en verse afectada debido a la llegada de un ex amante de Marianne, el cual atribula a Jean Paul, pero quien a la vez termina vengándose por donde más le duele al ex de Marianne.

Creo que Romy Schneider se merece unas cuantas palabras, como para no caer en la mezquindad. Es que no solo se trata de una buena actriz, sino que es la belleza rubia hecha mujer –y eso que no soy muy adepto (en cine) por las rubias-. En no pocos pasajes ella se roba el rol protagónico de Delon. Además, mientras hacía este post, mi ignorancia se hizo patente al saber que Romy falleció en 1982.

Lamenté mucho no haber tenido a la mano algún disco para grabar la película ya que de lechero la vi en Europa Europa hace unas horas. Pero fácil, la imagen, la figura, el carácter de esta mujer se me quedará en la mente por no poquísimos días. Esta primera versión de La piscina es más que recomendable. Así que coge tu revista de cable y separa día y hora para que la veas, y si no tienes cable, pues el pirateo -por emplear una palabra que no sea chocante- es el ingenio por excelencia en perulandia, siempre y cuando un acto de nobleza como el ver una buena película lo justifique.

jueves, abril 05, 2007

Montero y Vallejo

Yo siempre he sido de la idea de que la “diplomacia”, las "relaciones públicas", el quedar bien con todos, el ser amigo cuando estás sobrio –pero ni bien te emborrachas empiezas a putear a la persona que llamas amigo o colega, dejando por sentado que la hipocresía se patentiza por medio de las trampas del alcohol (ya sea en todas sus variantes)- y demás patería parecida, pues son taras que nos pudren y que nos obnubilan de la forma más idiota. En otras palabras, como que el no quedar mal con nadie vendría a ser el sendero por el cual puedas hacerte un camino en esta aldea que llamamos ambiente literario limeño.

Siempre me ha fastidiado cuando se habla a media voz lo que tiene que decirse claramente. Cuando paraba en Poetilandia esta clase manifestaciones obsequiosas brotaban por doquier. Por ejemplo: el poeta X no puede decir abiertamente que la poesía del poeta J es mala porque sino el poeta P –compadre del poeta J- te niega una reseña favorable en su revista, pero si este poeta X expresa -en un arranque de valentía- que la poesía del poeta J es hasta las huevas, entonces tiene que atenerse a las consecuencias de la galaxia poética conformada por los poetas V,G, M, W, C... que empezará a mirarlo de reojo, con recelo, manifestando su distancia por donde más le duele al poeta X: negándole las chelas y retirándole la consigna de que él es uno de los más grandes poetas contemporáneos.

Esto aún no se nota en la gente que hace narrativa (tampoco digo que sean unos angelitos), pero Poetilandia es la que se lleva todas las palmas. Gracias a ese fenómeno es que me explico el por qué hay poetas con una obra sumamente valiosa relegada de la manera más insultante. Lamentablemente, esto no es una especulación, es una realidad.

Por eso me es gratificante poder hablar de mi pata el escritor español Montero Glez. Montero dice las cosas por su nombre, no se hace paltas de nada, él jamás ha tenido que bastardear su opinión para así lograr el lugar que ocupa hoy en día en las letras españolas. Aún recuerdo la primera vez que lo vi en TV española entrevistado por el filósofo de la bragueta y erudito llamado Fernando Sánchez Dragó, en el programa Negro sobre Blanco. Ni bien lo escuchaba pensaba que este pata es un deslenguado ya que ninguna vaca sagrada se salvaba de sus opiniones (literarias, no personales), ni mucho menos ninguna editorial influyente. Sin embargo, pese a sus declaraciones, los españoles no son tan cerrados como para no dejar de reconocer que él es un extraordinario escritor. Y abiertamente recomiendo sus novelas Sed de Champán –la cual generosamente me la mandó Montero- y Cuando la noche obliga, que terminé de leer ayer. Ambas, un canto al estilo, a la asimilación de la prosa del Siglo de Oro y al esperpento –lo mejor- de Valle Inclán. Además, en no mucho saldrá a través de una importante editorial española una colección de relatos titulada Besos de fogueo –esta colección en un principio Montero la trabajó para su publicación exclusiva en Perú, sacrificando su verano, encerrándose un par de meses para pulir esos cuentos escritos en su juventud, y solo la editorial Zignos sabe la razón por la cual no podremos gozarla entre nosotros- y no es que me panudee, pero tuve el privilegio de leer Besos de fogueo ya que Montero me mandó el archivo, y no es que quiera ser patero con mi pata, pero no hay pierde con Besos de fogueo. En estos relatos se encuentra la base de lo que con el tiempo llegaron a ser esas deliciosas novelas como Sed de champán y Cuando la noche obliga. En ellos exuda la impronta del humor, la ironía, el sexo agradecido y salvaje, canalizado en el estilo que él profanamente tilda en llamar Folklor cósmico.

Montero también es autor de la novela Manteca colorá, pero esta no la he leído. Si gustan pueden leer este artículo de Arturo Pérez-Reverte sobre esta novela. Solo digo que así de fácil Pérez-Reverte no se expresa de un autor y su obra. Además, a fines del 2005, en el segundo número de la revista Pelícano, salió una entrevista que le hice a este soberano irreverente, la cual pueden leer en la edición de febrero de Literaturas.com.

Y hablando de irreverentes y deslenguados, no puedo dejar de mencionar a Fernando Vallejo –autor de La virgen de los sicarios y de la chocante El desbarrancadero, entre otras-, cuya obra no está supeditada al quedar bien con alguien o con todos para que se me valore. Nada de eso, no es de los que lamen culos, sino de aquellos disfrutan que les den por el culo. O como diría el poeta chileno Héctor Hernández Montesinos: es de la condición. O como pregona el autor de Manual para cazar plumíferos: es un heteroflexible.

¿Y a qué viene todo esto? Pues bien, acabo de ver en el concurrido blog de Montero, La trinchera cósmica, un artículo de Fernando Vallejo sobre la presencia de los Reyes de España en El Congreso Mundial de La Lengua. Francamente, el artículo de Vallejo no tiene pierde bajo ningún punto de vista. Léanlo. Si se arrepienten de esa lectura, mañana mismo caduco La fortaleza de la soledad.

Ahora sí, me esperan las pastillas de Diazepán.

Entrevista: Augusto Effio Ordóñez

miércoles, abril 04, 2007

Soundtracks

Hay un sitio virtual que últimamente ando viendo con cierta frecuencia. Se trata de Cinencuentro. Y sinceramente es el mejor espacio de cine que hay en Perú. A excepción de Óscar Pita-Grandi (con quien junto a Luis Eduardo García y el blogger jubilado Leonardo Aguirre, disfrutamos de unas buenas chelas y ceviches en el JR de la ciudad de Trujillo, hace dos meses), no conozco al resto del equipo de esta ya referencial web cinematográfica.

Pero como soy un distraído de la patada –ocurre que he estado buscando a rabiar alguna reseña o artículo sobre la pela Pola X de Leos Carax en sus archivos (y de paso, si alguien sabe dónde puedo conseguir ese DVD en Lima, por favor, me pasan la voz porque sin exagerar la voy buscando desde hace cuatro o seis años, de cuando que la vi en La Filmoteca, en ese entonces ubicada en El Museo de Arte; además, en esa película actúa mi amiga Catherine Deneuve, en la que es para mí una de sus mejores interpretaciones en años), se me había pasado totalmente la sección Soundtrack. Pues bien, hace unas horas hice click en ella y me topé con más de ciento noventa bandas sonoras. Muy buen oído para el encargado de esa sección. Ante ello, hice una pequeña selección de las bandas sonoras que me gustan más (hagan click): Night at the Museum [Earth Wind and Fire - September] ; The Illusionist [Philip Glass - The Orange Tree] ; The Departed [The Rolling Stones - Gimme Shelter] ; The Prestige [Thom Yorke - Analyse] ; Oldboy [Yeong-wook Jo - Farewell, My Lovely] ; Vanilla Sky [Radiohead - Everything in Its Right Place] ; Amores perros [Julieta Venegas - Me van a matar] ; Syriana [Alexandre Desplat - Something Really Cool] ; Exotica [Leonard Cohen - Everybody Knows] ; Requiem for a Dream [Kronos Quartet - Winter Lux Aeterna] ; Crash [Stereophonics - Maybe Tomorrow] ; Eyes Wide Shut [Dominic Harlan - Musica Ricercata II: Mesto, Rigido e Cerimonale] ; 24 Hour Party People [Joy Division - Love Will Tear Us Apart] ; Taxi Driver [Bernand Herrmann - Main Title] ; Reservoir Dogs [Stealers Wheel - Stuck in the Middle With You] ; Blue Velvet [Bobby Vinton - Blue Velvet] y mi favorita High Fidelity [The Beta Band - Dry the Rain] .

lunes, abril 02, 2007

Releyendo - Aguardiente

Se me hace difícil hablar de un libro cuyo autor es una persona a quien admiras y estimas mucho. Como suele ocurrir en estos casos, es claro que se pierde la objetividad. Sin embargo, lo poco que puedo expresar de la persona de Hildebrando Pérez Grande es un tremendo agradecimiento por haberme ayudado a ser un apasionado de la poesía. Esta pasión se afianzó en las ya legendarias sesiones del Taller de Poesía de San Marcos.

Como se sabe, Hildebrando Pérez Grande y Marco Martos son quienes dirigen este taller al que todo que se haga llamar poeta –o quiera saber de poesía- tiene que asistir sí o sí. Recuerdo muy bien que después de cada sesión tenía unas ganas inmensas de leer toda la poesía a la que pudiera tener acceso. Y eso que jamás se me dio por escribir poesía. Muchas de esas sesiones las guardo con gran placer en mi memoria -hace más de seis años-.

Aguardiente es el poemario con el cual Pérez Grande se hizo merecedor del Premio Casa De Las Américas de Cuba en 1978. Y bueno, su relectura me ha permitido ver claramente que más allá de toda intención ideológica con la que se escribe un texto –como es el caso de este libro que supura izquierda por doquier-, lo que terminará sumando e imponiéndose es su riqueza estética, en las diversas lecturas que pueden hacerse de él y el no suscribirlo solo a una mirada. Pueda que suene a lugar común, pero es necesario decirlo, hoy más que nunca, cuando se "revaloran" poemarios o libros por su contenido ideológico –o lo que es peor: la asquerosa patería- y no por su esencia, que es lo realmente debe interesar.

Este poemario está dividido en dos libros: Aguardiente y Cantar de Hildebrando. El primero nos remite al mundo andino. En él es palpable el ansia liberadora de quienes se sienten subyugados, pero que a la vez encuentran cierto tipo de redención en sus raíces vernaculares canalizadas a través del amor, la denuncia, la pujanza y la esperanza. Hay poemas de muy buena factura. Yo me quedo con el poema 3 de Quipus:

Para llegar a Pampas, basta cerrar los ojos
o pulsar una guitarra. Pero no debemos confundirnos:
la lámpara de carburo que nieva en el cielo oscuro
de los socavones no es sino un río de heridas y quebrantos
y protestas. Hombres de manos laboriosas avanzan
Wifala gritando, wifalitay diciendo: el sol
es nuestro padre, ¿el sol es nuestro padre?


En el segundo –que es el que me gusta más- puede verse dos tópicos muy marcados: el amor y la solidaridad. Aquí nos encontramos con verdaderas cimas. No pocos de estos poemas son más que desgarradores. Sumado el detalle que los datos (nombres, fechas) que están inmersos en estos les ofrecen un itinerario de época. Mutatis Mutantis del Nomeolvides es el que he releído incontadas veces a lo largo de estos años.

Un árbol derribado no es un árbol: es un río
que crece entre los hombres. Un río que crece
entre los hombres no es un río: es un sueño
que en los días de verano se desborda sobre tu tierra
seca. Y un sueño que en los días de verano
se desborda sobre tu tierra seca no es un sueño:
es la hoguera en la que por un tiempo
ha de temblar tu delicioso cuerpo. Pero la hoguera

en la que por un tiempo ha de temblar
tu delicioso cuerpo no es, como supones, una fuente:
es tan sólo un árbol, un río, un sueño que te dice
inútilmente que sí, que es mentira, que no lo volverá a hacer.


Encontré Aguardiente hace años por un golpe de suerte. Y no lo he vuelto a ver en venta. No creo exagerar si digo que es imperiosa una reedición de este hermoso libro, que tranquilamente puede ubicarse en el rubro de aquellos libros que nos reconcilian con la vida misma.

Nota: Los Releyendos no son reseñas. Son, ante todo, mis impresiones de agradecido lector.

Próximo Releyendo: Patíbulo para un caballo, de Cronwell Jara.

domingo, abril 01, 2007

Garganta Profunda y Cartita de Memet

Llegué del Oso a eso de las dos de la madrugada. Como era de esperarse, no tenía ni una pizca de sueño. Encontré en el msn a algunos amigos pero me puse en No Disponible. Y me quedé leyendo una novela que recomiendo a rabiar: El club Dante, de Matthew Pearl.

A eso de las seis de la mañana, justo en lo mejor de esta novela, suena el teléfono. Los que me conocen saben muy bien que no me gusta que me llamen en la madrugada. Por ello, desconecté el teléfono ni bien este iba por la tercera timbrada. Seguí en la trama de Pearl, pero en eso, empezó a sonar mi celular. ¿Qué pasa?, ¿me habré ido sin pagar las chelas?, fue lo que pensé. El identificador me ofrecía un número que no conozco, y las personas que tienen mi número de cel saben muy bien que está prohibido dar mi número. Así de simple.

Cancelé la llamada, busqué en mis archivos el Funeral de Arcade Fire. Empecé a escucharlo, pero el cel volvió a sonar. Caballero nomás, a contestar.

- ¿Quién eres?
- Hola, Gabriel, ¿ por qué tanta vehemencia al contestar?
- ¿Quién eres?
- Un ensayista profano y tautológico. Y tengo algo para ti.
- Ah, sí, ¿qué cosa?
- Algo que te puede interesar.
- Eso depende.
- Te lo entregaré hoy, pero tú no puedes verme. Nadie puede verme. Nunca me has visto.
- ¿Cómo te llamas?
- Llámame Garganta profunda.
- No te pases.
- Escúchame. Dentro de quince minutos sal de tu casa. Deja una cajetilla Pall Mall vacía en tu jardín, así sabré que has salido. Y usa un polo verde, así mi secretario podrá ubicarte sin dificultad.
- ¿No estás solo entonces?
- Eso no importa.
- Saldré no porque me lo pides, sino porque ya se me acabaron los cigarros.
- No importa, lo importante es que salgas.


Por si las dudas, me puse un polo verde. Dejé la cajetilla Pall Mall en mi jardín y me fui a comprar mis dos cajetillas de rigor. Me quedé viendo los titulares de algunos diarios en el kiosko: Uribe se mandó su juerga en Japón; Peligrosa forma de buscar protagonismo de Ollanta Humala; Pavos fueron goleados por tacneños; Gaspar de la Nuit jura vengarse de la humanidad porque le negaron su Visa a México; Karp acusa a García de inventar historias; Calentamiento global: peligro para todos; etc.

Estuve unos diez minutos y nadie se acercaba. Y cosas de la vida, había más de diez personas con polo verde. En fin, pensé. Regresé a mi casa. Saludé al vigilante de la cuadra. Ahora, ni bien estaba abriendo la puerta escucho un sonido de un objeto muy cerca de mí. Era un sobre manila. Cayó del cielo. Tenía un sello con la palabra IT. Quise servirme café pero terminé desayunando una Cusqueña helada en lata que saqué de la refri -últimamente estoy bebiendo más de la cuenta, y eso que no me gusta beber-.

El sobre contenía una carta de José María Memet. Hice memoria, y parte de la misma fue motivo de una nota hace unos días en el diario La República, e hicieron muy bien en editar la cartita esa debido al zafarrancho de inexactitudes que esta exhibe. Pero como es una carta pública, considero que es pertinente que esta se conozca en su totalidad, aún así venga de personajes tan inefables como Memet.


Ahora, este es un momento especial porque es la primera vez que pegaré un texto ajeno. La idea de este poco leído blog siempre ha sido la de hablar de temas que me interesen, pero no puedo negar que por unos instantes La fortaleza de la soledad (nombre tomado de una novelaza de Jonathan Lethem) recogerá el espíritu informativo de Zona de Noticias.

La carta va en cursiva. Hay errores tipográficos. Y al final le haré a Memet una pregunta, no tanto para que me responda, sino para que la responda su conciencia.

Estimado director
Diario La República
C/O para los poetas peruanos
Presente


Quero referirme a los infundios planteados por la poeta Rocío Silva Santisteban en una crónica-entrevista aparecida en el diario que dirige y que falsea absolutamente la realidad de los hechos. Me refiero a la polémica suscitada por la realización del Encuentro Internacional de Poetas y cuyo país invitado fue Perú, con más de 32 de sus excelentes poetas.

La poeta Rocío Silva efectivamente fue invitada a ChilePoesía, pero lamentablemente confunde realidad con ficción, y sus anhelos de ser reconocida con realidades mediáticas.

Ella nunca fue invitada a leer sobre el Huáscar, a ella se le invitó a leer a ChilePoesía. Fue pensada para estar en la lectura sobre el muelle de anclaje del barco en el puerto de Talcahuano, jamás en la cubierta. Puesto que nuestro diseño -tal como se realizó- contemplaba que sólo el poeta Rodolfo Hinostroza y el poeta Raúl Zurita, cruzaran esa frontera mental que es la memoria de la guerra en una balsa y que hablaran sobre la popa del Huáscar y recitarán desde allí. El resto de los poetas: Miguel Ángel Zapata, Alexis Figueroa, Doris Moromisato y quien le escribe, lo harían desde el muelle.

La poeta Silva según mail que nos envió y que le adjunto expresó motivos diferentes: "...A riesgo que me quites el saludo, el afecto y cierta estimación, debo confesarte que NO PUEDO IR a Chile esta vez tampoco. Por múltiples motivos que me impiden salir de Lima tanto tiempo, e incluso si fuera por poco tiempo. Espero que Doris (Moromisato) personalmente te lo explique mejor. Con ella te envío una carta y un recuerdo...".

La curatoría de un festival no se hace con los participantes, se realiza con antelación. Nosotros queríamos que la poeta Silva estuviera junto a Doris Moromisato, porque el Huáscar y su entorno está impregnado de nacionalismo y machismo patriarcal. Pensé erróneamente que la poeta Silva estaría a la altura de un encuentro que intenta unir y no separar, que quiere pensar otra relación entre nuestros países, pero me equivoqué y lo reconozco, es mi error y lo asumo. No da el ancho mental ni poético ni político. En cuanto al caricaturista de marras, que ha intentado hacer mofa del encuentro y de la poesía: tiene tanta densidad cultural como un paquete de "palomitas" (pop corn): lamentable, sólo le falta lamer el piso, con las botas ya lo ha hecho.

El Huáscar fue una máquina de guerra, que yo sepa las máquinas no tienen sentimientos. Perteneció a la marina Inglesa, a la Peruana y a la Chilena. Si de mí dependiera la devolvería hoy, pero es el estado quien toma las decisiones, no un poeta. Y así debe ser. Para que eso ocurra, se necesita que nuestros países se encuentren, que haya distensión, que nuestros políticos estén a la altura de nuestros pueblos y que nuestros intelectuales no sean cobardes: les debemos otro Chile y otro Perú a nuestros hijos y nietos. En síntesis, lo que hicimos fue que ese lugar "tan simbólicamente denso, ese botín de guerra" sea un inicio, un cruzar la frontera desde el futuro, desde la amistad. Ser capaces de ser propositivos, es la idea. Sólo los estúpidos no lo entienden. Me parece un desatino que una persona joven y "poeta" viva aún
en el siglo XIX.

Con respecto al comentario sobre mi persona y sobre la lectura en la Escuela Militar el año pasado, es parte de otra polémica. El "poeta Parrita aludidido", es sólo un plagiario, digamos la cosas como son. Nuestra idea es intentar sanar cada lugar donde la represión ejerció su poder. La poesía es el alma de Chile y sé que también de Perú, que maravilla si comienzan a entenderlo.

José María Memet
Poeta
Director General

ChilePoesía

Preguntita: José María, ¿qué pasó con los viáticos?